La remontada
al gobierno por Pedro Sánchez, ha sido sorpresiva y mucho más para la vieja
guardia y el grueso del grupo parlamentario socialista, que estando públicamente
ya en brazos de Ciudadanos, se ven obligados a votar la moción de censura ante
la resistencia de Mariano Rajoy de dimitir y la dirección del PP de convocar nuevas
elecciones como pretendía la oligarquía neoliberal del IBEX 35, para así entregar
el gobierno a la confluencia de neoliberales conservadores y progresistas, el
Ciudadanos de Albert Rivera. Pero la coincidencia de intereses del aparato
corrupto del PP por mantener sus dádivas y el aforamiento institucional con la
estrategia de Pedro Sánchez, de presentarla en solitario y sin acuerdos por la
izquierda para no dar motivos para unir al grueso de la derecha y neoliberales,
ha permitido la victoria de la moción de censura y el final de la etapa del
gobierno corrupto del PP.
El triunfo
de la moción de censura ante la condena judicial del Partido Popular y de Mariano
Rajoy , ha cerrado una etapa política de gobiernos de corrupción, austeridad y
represión política, dando de entrada la posibilidad al gobierno de Pedro
Sánchez, de mostrar las líneas para la definición de su gobierno como
progresista en los dos años que quedan de legislatura, si logra hacer entre
otras cosas (no muchas) con la regeneración política, una apuesta por la
garantía de la independencia judicial y su democratización interna en postulados,
funcionamiento, jerarquías y modernización de la justicia y su administración
en medios necesarios y en la profesionalización de funcionarios, jueces y
fiscales.
Otro triunfo
de la moción de censura es la desarticulación de la propuesta política de la
oligarquía neoliberal entorno a Albert Rivera y Ciudadanos, largamente
trabajada desde que la bancada de la burguesía neoliberal catalana, optara por
el independentismo bajo el eufemismo del derecho a decidir, aunque su muerte
como sujeto virtual mediático, lo decidirán los medios de comunicación para el
control ideológico y político de masas de la oligarquía financiera que fueron
los que lo crearon, pero esta decisión la tomarán una vez aclarados del camino al
que opta el gobierno de Pedro Sánchez. Tiene la fortaleza de haber
desarticulado la propuesta alternativa de gobierno neoliberal, pero la
debilidad de un gobierno sin grupo parlamentario propio, ya que tras la
sentencia contra Rajoy y el PP, el grueso del grupo habían hecho suya la
propuesta de Felipe González, Guerra, Rubalcaba y otros dirigentes del PSOE, de
dimisión del gobierno y convocatoria de nuevas elecciones, para garantizar el
triunfo de Ciudadanos, como base de la continuidad de las políticas de
austeridad, recortes y represión.
Detrás de la
moción de censura, se presupone una planificación de los posibles caminos a
optar, que el tipo de moción sin acuerdos por la izquierda que bloqueasen
apoyos por la derecha y la formación de un gobierno, que más allá de la
cuestión de género, esconde el contentar a todos y especialmente, al poder
económico de la oligarquía ligado a la troika europea, que será en última
instancia quién permita que gobierne un partido de izquierdas o no, algo nos
dice. La opción entre el camino griego, gobernado por una izquierda reformista
radical, a la que obligan de forma autoritaria la oligarquía euroalemana a
ejecutar todas las políticas austericidas, mediante el chantaje de provocarles
un desastre económico, monetario y financiero y el camino portugués, donde se
permite el desarrollo de políticas económicas y sociales, para que la izquierda
radical del PCP y el Bloque no se conformen en alternativa y mientras no ponga
en cuestión lo esencial de las políticas neoliberales, ha optado por el camino
portugués, contando de mano para las opciones de gobierno progresista con
Unidas Podemos.
Nos parece
apresurado, aunque no pueda afirmarse lo contrario, decir que Pedro Sánchez ha
optado por formar un gobierno en la misma línea política neoliberal que Rajoy,
aunque sea desde la perspectiva del neoliberalismo progresista de Zapatero,
porque sitúa un hacer inexistente en el trazo grueso de su comportamiento, en
todo el proceso de crisis política desde el rompimiento del bipartidismo en las
europeas de mayo del 2014 y su lanzamiento a la secretaría general del PSOE,
sucediendo a Rubalcaba. En lo fundamental, está falto de complicidad con el
poder y la corrupción, ya que no ha sido explicitada en datos y comportamientos
concretos, más allá de las decisiones tomadas desde su minoría en la dirección
socialista y grupo parlamentario. Al contrario, le hemos visto en una
conflictividad continuada con el aparato histórico neoliberal del PSOE,
envuelto desde hace años, en las políticas de austeridad y corrupción
representadas por la Presidenta de Andalucía Susana Díaz, implicada pasiva como
mínimo, en toda la corrupción del gobierno andaluz. Al no haber gobernado hasta
ahora, obliga a posicionarse desde el conocimiento de sus hechos y no desde las
suposiciones por ser dirigente del PSOE.
Desde esta
perspectiva de opinar desde los hechos y no desde las suposiciones, debemos
proyectar las valoraciones, entendiendo principalmente que todas sus acciones
van a estar como hasta ahora, pendientes de la debilidad parlamentaria de su
gobierno, donde cualquier error provocaría su desautorización y su minoría
parlamentaria, quedándose exclusivamente con el apoyo de Unidos Podemos y las
confluencias, implicando incluso, ser recusado por su grupo en el parlamento y
senado, los cuales en su inmensa mayoría participaron de la batalla contra su
elección como secretario general del PSOE, llevándole posiblemente a optar por
la dimisión y convocatoria de elecciones, que seguiría siendo la opción de la
derecha neoliberal conservadora y progresista y de la troika europea.
Pedro
Sánchez, posiblemente tenga un margen suficiente de gobierno mediante decretos
para aguantar hasta las generales del 2020, sin necesidad de profundizar en las
políticas de austeridad (pero obligado a mantenerlas en esta fase) y mucho que
hacer en la línea de avanzar en políticas sociales, sanitarias, educativas e
incluso impositivas, incluyendo el desarrollo de normativas estatales que
homogenicen las existentes eliminando privilegios autonómicos o favoreciendo la
flexibilidad en los déficit fiscales de las instituciones públicas, incluso
intervenir en cuestiones económicas a partir de la recuperación de una banca
pública con capacidad de intervención en el mercado con BANKIA, el banco malo del
SAREB o el Instituto Nacional de Crédito. Esto es lo que espera el pueblo del
nuevo gobierno socialista y la única salida existente que tiene un gobierno que
quiera ser alternativo a la austeridad neoliberal, porque la crisis económica
global del sistema capitalista sigue profundizándose y la correlación de
fuerzas que deja la baja organización obrera y popular, no deja muchas opciones
ni posibilidades de intervención, al mismo tiempo que es la única visión
interpretable que se puede tener hasta ahora, visto el historial de su enfrentamientos
con los neoliberales del aparato socialista.
Unidos
Podemos y las confluencias tienen un amplio margen de intervención política
(conscientes de que Pedro Sánchez va a pretender como en Portugal rentabilizar
electoralmente su gobierno) y no solo en el apoyo y tensión progresista de las
propuestas que surjan del gobierno que favorezcan al pueblo, siempre que
signifiquen ladrillos en la dirección de no bajar más peldaños en la austeridad
y si es posible, en casos que no conllevan graves costos económicos, prosperar
como en Portugal. También en lo fundamental, que es la confluencia con los
movimientos sociales y especialmente, con el movimiento obrero que lucha en los
centros de producción y barriadas obreras, poniendo la lucha de clases en el
primer plano y superando las políticas identitarias de género y nacionalidad,
con propuestas globales que igualen en derechos y deberes al conjunto de la
clase obrera y de la ciudadanía española.
Evidentemente,
nuestra visión confronta con el dogmatismo de sectores minoritarios de la
izquierda radical, muy predispuesta a exigir al gobierno de Pedro Sánchez una
panoplia de objetivos, muy afuera de la capacidad y del programa de un gobierno
reformista, que como mucho pretende democratizar el sistema capitalista con un
mejor reparto de la riqueza, pero que sin embargo con ello confronta con el
gran capital, enemigo principal del pueblo y mucho más lejos, de las
aspiraciones de las masas que en su desorganización, despolitización y
desideologización, su máxima aspiración política es que no les quiten el mínimo
estado de bienestar que aún le queda de lo logrado tras la transición.
Olvida esta
izquierda infantil dogmática, un principio táctico que forma parte de la teoría
revolucionaria, de que el avance de la transformación política y económica o
viene de la organización y movilización de las masas obreras, en los barrios
donde viven y los centros donde trabajan o nunca veremos el inicio de construcción
de una sociedad igualitaria, recordando al tiempo, que el programa para la
revolución de Lenin, partía de consignas tan sencillas como las tan populares
en España de pan, trabajo y libertad. La revolución no nace de construcciones
complejas sino de síntesis sencillas de masas, ni de la suma de grupos de
amigos y afines, nace de un lugar que la izquierda dogmática desconoce en su
mayoría, porque no realizan trabajo de masas en las organizaciones de masas y
menos mezclarse con una clase obrera hegemonizada ideológica y culturalmente,
por el capital y el neoliberalismo.
Por lo
tanto, menos críticas destructivas a los únicos que bien o mal, han
desequilibrado el tablero político dirigido por la oligarquía imperialista,
enemigo principal de la clase obrera y los pueblo, al que hay que unir en su
pluralidad y sobre todo mucha más humildad, cuando nosotros los comunistas y el
movimiento obrero y revolucionario que lucha, no hemos sido capaces de
construir nada alternativo y de masas, desde que el revisionismo eurocomunista
nos derrotó en el movimiento obrero y popular en los años setenta, con su
propuesta de pacto social de estado de bienestar europeo. Cincuenta años que van,
como para seguir peleándose ahora con el reformismo hijo del revisionismo, que
en la ruptura del pacto social de estado de bienestar del 2011 con Zapatero, se
reconstruyeron ante nuestra inutilidad como alternativa de masas en populismo
de izquierdas, que para su pesar y para bien de la clase obrera, confronta con
la estrategia de acumulación del capital por culpa de la crisis económica
global.
círculo comunista Junio de 2018