Institucionalmente, desde las elecciones europeas del 2013, fruto
del éxito de Podemos y el buen resultado de IU, el neoliberalismo bipartidista
no levantaba cabeza. Pero tal como la mayoría de las fuerzas populares reformistas
y revolucionarias enfrentan la batalla democrática del referéndum, solo vemos, que con este 1-O catalán, el
neoliberalismo plagado de disensos por la corrupción galopante incapaces de
encubrir, han retomado la iniciativa política. Estamos a escasos días de la votación
y las fuerzas democráticas siguen divididas y enfrentadas y las oligárquicas mientras
tanto, en pleno auge de encubrimiento de corrupciones y ejecución de sus políticas
austericidas y recortes de libertades (1).
Las fuerzas democráticas sin criterio de unidad, ni liderazgo
político que asuma las experiencias históricas, dan una pelea defensiva entregando
la dirección política de la batalla al nacionalismo burgués, que en medio de
una confrontación ideológica y política del pueblo contra el neoliberalismo genocida
y fascista, la obvian y centran en alianza con el independentismo, la consigna
de destrucción del régimen del 78. Consigna que alumbra los límites ideológicos
del reformismo en la batalla actual, situando a un enemigo que solo existe ya en
los juzgados, la historia y la literatura política. La experiencia de la
historia de la lucha de movimiento obrero y popular nos dice, que no debemos despreciar
la contradicción principal ni al neoliberalismo como enemigo principal, en la
batalla.
Por la actual situación
política, vemos que el movimiento democrático y revolucionario español lleva
años sin dirección política, de hecho, desde el inicio del proceso de
transición a mediados de los años setenta, cuando la dirección ideológica y
política que dirige la lucha contra la dictadura, la entrega a cambio de un
pacto social con la oligarquía, que resurge del proceso de acumulación fascista
por sobrexplotación obrera y campesina. Pacto que consolida unas élites o
casta en el primer parlamento democrático, con la aprobación de la Ley de Amnistía
para las personas represaliadas y el perdón para los genocidas, apoyada por el
PCE, PSOE y la derecha heredera del franquismo. Así nació el régimen del 78, pero en la actualidad
quien gobierna es la versión dirigida por la oligarquía con el formato
internacional del neoliberalismo, desde un bipartidismo compartido
políticamente por la derecha conservadora y fascistas del PP y el nacionalismo
de derechas catalán y vasco, más los neoliberales del PSOE, junto a eurocomunistas
proveniente del PCE-IU y el nacionalismo de izquierdas.
El régimen del 78 gobernó políticamente en España, hasta la explosión
de la subprime en EE.UU en el 2008 y se finiquita su cambio, con la
convocatoria anticipada de elecciones generales para el 20 de noviembre del
2011, por José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno por el PSOE,
que dimite ante el rechazo generalizado del pueblo a los recortes económicos, sociales
y políticos que realiza, para salvar de la bancarrota a la banca privada y las
empresas. Esta política austericida y represora iniciada por el gobierno del
PSOE, aliado del PP y la derecha nacionalista, los conforman como representantes
del neoliberalismo español, homologándolos al resto de Europa, significando
políticamente dos cosas: Una, la ruptura por el neoliberalismo oligárquico de
los pactos de la transición del estado mínimo de bienestar, desapareciendo así
para el pueblo los referentes políticos del PSOE y PCE-IU, resurgiendo otros
que han confluido en Unidos Podemos y dos, la desaparición por
desenmascaramiento judicial y por la
movilización social, del régimen asociado de corrupción y privilegio
generalizado institucional, político y empresarial. Desde ese momento ya no
gobierna el régimen del 78 conformado por la burguesía española, vasca o
catalana, directamente nos gobierna el neoliberalismo genocida, también
corrupto, con todas sus implicaciones internacionales dependientes del
imperialismo estadounidense y alemán, principales enemigos de la humanidad.
Otro dato histórico a tener en cuenta, porque obligó a cambios en
la táctica política de la oligarquía española, se dio un mes antes de las
elecciones generales de noviembre del 2011. Sucedió un hecho que fue un alivio
para las fuerzas democráticas y que forma parte, tanto de la desaparición del
régimen del 78, como del actual giro táctico dado por el nacionalismo burgués
catalán. Fue el abandono por ETA de la lucha armada, que simbolizó al movimiento obrero de resistencia en Euskadi,
en sustitución del revisionismo dogmático por su opción de vía pacífica en la
conquista del socialismo, dentro de la política de reconciliación de clases
ejecutada por el PCE desde los años setenta.
Pero debemos tener muy en cuenta, que el abandono de la lucha
armada, no se hace desde la autocrítica del error como táctica, se da por la
derrota política y militar ante el estado neoliberal, fruto de la inserción ideológica
de la mayoría de la dirección política etarra, en el campo de una
socialdemocracia nacionalista radicalizado, mediante la utilización
inteligente por parte del gobierno, de
tácticas mediáticas de construcciones mentales falsas de la realidad política
en las masas y una represión generalizada centrada en la juventud vasca, de
forma que les daba votos en el resto del estado español, mediante la creación
de la espiral de represión y acción terrorista.
El nacionalismo dividió a la clase obrera y al pueblo, desde su
hegemonía en la izquierda revolucionaria vasca del pospacto de la transición
democrática, con su objetivo independentista; pero ahora mismo, la mayoría de sus dirigentes políticos y cuadros,
abrazan el nacionalismo burgués, dejando el problema de los presos sin
resolver, lejos de la cárcel de su residencia y familiares, sin derecho de aplicación
de los beneficios de la Ley Penitenciaria. Pero positivamente, desde el
abandono de las armas, todas las iniciativas del gobierno neoliberal de enervar
las bases del nacionalismo etarra, mediante un aumento de la represión, cárcel
y multas a la juventud, fracasan.
Por eso, cuando la justicia aprieta al gobierno catalán y a la
familia Pujol, junto a la parálisis y deterioro generalizado de la situación
política española por la crisis y la corrupción de los dirigentes del PP y del
PSOE, ante un Unidos Podemos que se mantiene y un PSOE que gira a la izquierda,
basculando al sector histórico del régimen del 78 y con el conflicto vasco
anulado cuando tantos votos les dio, obligó a la creación táctica de un
nuevo enemigo interno que mediáticamente bien instrumentalizado, se gane a las
masas con el ensalzamiento del nacionalismo español, de forma que posibilite
los objetivos que el terrorismo etarra provocaba de justificación de la
represión y de recortes de libertades, para la ocultación de las políticas
austericidas, de la corrupción generalizada y del apoyo económico y militar a
la intervención imperialista internacional. Dándose así el inicio por la
oligarquía neoliberal, de la construcción del nuevo problema político en España,
el del independentismo burgués catalán.
El proceso del estatuto catalán, es un proceso complejo lleno de
cambios de posicionamientos políticos, pero siempre basados en la entente entre
neoliberales, es decir; la antigua CiU, PP y PSOE, al que se suma ahora Cs.
Pero al gobierno catalán de Pujol, que le perseguía ya desde que se hizo
público en el 2005 el caso del 3%, se le sumaron en el 2012 toda la corrupción
en torno a la fortuna de la familia de Jordi Pujol Ferrusola, entre otros
muchos casos de corrupción en Cataluña y el estado español, con la implicación
de todas las familias del neoliberalismo; conservadores, progresistas o
nacionalistas. Entente con el PP, que durante la farsa de la actual
confrontación, se ha mantenido por parte del grupo parlamentario del PSOE, junto
con los de la derecha nacionalista catalana y vasca, tanto para el
nombramiento como presidente a Rajoy, como por el apoyo a todas las políticas
austericidas neoliberales del gobierno. Las iniciativas políticas y económicas
son las que debemos tomar nota, todo demócrata o revolucionario para una
táctica al servicio del pueblo.
La fortaleza del gobierno neoliberal del PP como representante
institucional de los neoliberales conservadores, progresistas y nacionalistas, para
parar los pies a los demócratas y revolucionarios de Unidos Podemos y las
confluencias, está, en la persistencia de una mayoría neoliberal en el grupo
parlamentario del PSOE del congreso, que son usados para debilitar y
chantajear a Pedro Sánchez y que nunca romperán su apoyo al gobierno neoliberal
del PP, porque están implicados hasta el tuétano en las políticas neoliberales
austericidas, genocidas y en la corrupción generalizada, lo que imposibilitó un
acuerdo en Cataluña y en Madrid entre el PSOE de Sánchez, Unidos Podemos, las
confluencias y fuerzas nacionalistas progresistas, para consolidar legalmente un
referéndum en el derecho a decidir y en especial, por la debilidad de la
dirección política y orgánica del campo popular, donde el reformismo como
parte dominante, se encuentra en un proceso de división política, en busca de
la iniciativa institucional ante un pequeño giro negativo en la correlación de
fuerzas y los revolucionarios, como el pronunciamiento individual de cada
destacamento indica, sin reconocerse y menos coordinarse.
círculos comunistas por la confluencia popular septiembre del 2017