Decir que las maneras de hacer política están cambiando después de cuarenta
años, es una obviedad, aunque solo sea, porque vivimos el momento de la
introducción del debate bajo base telemática y por la situación que nos deja a
algunas generaciones en traspié, pero la esencia de la contradicción se
mantiene porque viene dada por la lucha de clases, dicho de otra manera, por el
enfrentamiento entre clases sociales diferenciadas por la propiedad de los
medios de producción, por el lugar que ocupan en las relaciones de producción y
por los beneficios que se obtienen en la venta de su fuerza de trabajo, las
cuales no solo se dan en las fábricas, también en las cafeterías, bancos o
ministerios.
También nos encontramos hoy día con contrastes como la política económica del neoliberalismo, que
se basa en datos telemáticos concentrados en un mundo virtual, donde el dinero
que es material no tiene existencia real, mientras que el pensamiento, que
nunca ha tenido forma material más allá de la palabra escrita, se materializa
en nuevas formas de expresión a través de los procesos telemáticos ordenados en
un mundo virtual, donde ya desde hace tiempo y para mucho más tiempo, los
medios de comunicación, en todos sus formatos están incluidos.
Dentro de este proceso en continuo movimiento, cuyos cambios lo determinan
en cada momento el desarrollo tecnológico, la correlación de fuerzas y la
capacidad organizativa de los movimientos que practican la política de forma
telemática y que van adquiriendo una realidad de masas, desde su virtualidad
proyectada en los medios de comunicación. Debemos en este contexto comprender
desde este hacer, dos de los aspectos en la forma de manifestarse las
contradicciones de clase. Por una parte el de las expresiones, como la experiencia
nacida de la división y posterior derrota histórica del movimiento obrero
revolucionario en los años sesenta del siglo pasado y por otra, la de los
medios de expresión con mayor proyección en la juventud.
Con la disolución de la Unión Soviética en el ochenta y nueve, simbolizado
en la caída del muro de Berlín, cayó el imaginario dominante del dogmatismo
revisionista en el ámbito del movimiento revolucionario marxista internacional,
significando políticamente, el derrumbe de la política pragmática y mecanicista
del influyente marxismo socialdemócrata occidental con su estado de bienestar,
que agrupaba a socialistas, eurocomunistas y al comunismo dogmático, proceso
que se inicio en el XX Congreso del PCUS en 1960. Pero de ahí desde el debate
crítico, florecieron las nuevas tendencias revolucionarias, que recuperaban el
marxismo sin adoctrinamientos bajo un concepto populista nacional y de pueblo y
sin referencias materiales, fundamentalmente, por el acumulo de errores en la
construcción del socialismo en los países que lo desarrollaban y por el acoso
del imperialismo triunfante de la segunda guerra mundial, liderado por EE.UU.,
motivo que explica el por qué no todos los imperialismos son iguales al
dominante y decadente occidental.
Las expresiones de nuevo cuño desde su primera fase de aparición política,
situada en América Latina como vanguardia actual de los procesos revolucionarios
populistas nacionales con proyección socialista, no nacen con la pretensión de
ocultar la contradicción de forma interclasista, simplemente endulzarla para
hacerla más comprensible para las masas, diferenciándose así, de las formas
usadas por el marxismo doctrinario, dogmático y autoritario, que desarrollan
los partidos socialistas, eurocomunistas y el comunismo dogmático con su leninismo
metafísico, en las instituciones y organizaciones de masas. Partidos y
sindicatos institucionalizados que desde los años sesenta suplantan a las masas
en la toma de decisiones políticas, practicando la reconciliación de clases, el
pacto social y la integración en el sistema capitalista, cayendo en la
corrupción y los privilegios.
Si valoramos algunas de estas expresiones, como “los de arriba y los de
abajo” que entroncan en occidente y América latina con las diferencias de
clases, del lugar que ocupas en las relaciones de producción, de mando y
riqueza que logras o también el concepto de “empoderamiento” de las personas,
como la fase de desarrollo de la conciencia de la “gente” de pueblo, de clase. Lo
mismo que la desaparición de las “izquierdas y derechas” ¿qué diferencias
pueden ver las clases sociales de abajo, cuarenta años delegando en los
políticos profesionales y profundamente despolitizadas, entre gobiernos del PP
y del PSOE, entre sindicatos mayoritarios y la patronal o como en EE.UU. las
existentes entre republicanos y demócratas? Vemos que ni decretando recortes
sociales, ni declarando guerras imperialistas se diferencian, tampoco en la
excepción del carácter subalterno de ambos partidos con respecto al
imperialismo euroalemán y todos al yanqui.
En este nuevo formato de la expresividad de la lucha de clases, nos
encontramos con otro fenómeno de la expresión política actual, que trata, a
partir del desarrollo orgánico que ha adquirido el movimiento, tanto para la
defensa de sus posiciones como para la crítica, el dilucidar las diferencias
con el único mecanismo que tienen para el debate, que llega al conjunto de las
masas, ya que orgánicamente, en la estructura política y social de los
distintos grupos y personas que constituyen el movimiento, no tienen contacto
real, no tienen relación orgánica. Por eso la utilización masiva de los medios
de comunicación telemáticos, son el instrumento principal de comunicación de
los líderes con las masas, incluidos los medios de comunicación de propiedad oligárquica
y sus trampas, todos son válidos para situar una realidad en un mundo virtual,
que se proyecta en cada momento para la atención de las masas. Es decir, la
opción actual de utilizar los medios telemáticos de comunicación para dar la
batalla congresual, no es una opción voluntaria, es la única que tienen para
llegar a las masas populares e implicarlas.
En el mundo de Podemos y las confluencias, vemos como sus principales
tendencias, discuten y manifiestan sus diferencias de manera más o menos
sincera y directa, pero confirma esta tesis, el que las tres mayoritarias, se
pusieran inmediatamente de acuerdo, en convocar el Vistalegre II con apenas un
plazo de dos meses para el debate, sin documentos y sin tiempo para que las estructuras
de base, inconexas, débiles y desestructuradas pudieran debatir; “pablistas” y “errejonistas”
fueron conscientes, que para la resolución de esta batalla interna de
correlación de fuerzas en el movimiento por su inorganicidad, solo les queda el
espacio telemático para darla socialmente, proyectando una realidad virtual de
consignas y objetivos, que llega al conjunto de las masas y el tercero en
juego, los antiimperialistas, por que vieron, que esta propuesta era una
oportunidad para ellos al ser una tendencia más estructurada orgánicamente y de
esta forma poder obtener más apoyos políticos.
Situados en este contexto solo nos cabe decir, que a día de hoy, la
estrategia política que destrozó el bipartidismo que durante cuarenta años
gobernó a sus anchas España, que fundamentalmente está sustentada en su
organicidad, por la conexión a través de medios telemáticos y de comunicación
privados y públicos. ¿Virtud? que es la que hay y funciona. Por ello todos los
planteamientos de democratización y organicidad tienen que surgir, de la
apuesta por la conexión orgánica, de lo que hoy es solo telemática y virtual. Y
en este contexto, es desde donde debemos situar las diferencias políticas,
programáticas y tácticas, que por economía de esfuerzo, centramos en las dos
principales corrientes ideológicas, errejonistas y pablistas, situando en este
último, el ámbito de influencias de los provenientes de IU en la confluencia
con Garzón.
Guste o no nos guste, o no lo comprendamos, el debate político de
Vistalegre II se está dando fundamentalmente en internet y medios de
comunicación de masas por parte de los dirigentes y por cientos de colectivos y
de individualidades a través de las conexiones en red y en asambleas de
círculos locales, aderezado con algún acto local contando con la presencia de
los principales dirigentes de Podemos y las confluencias. Pero al final, con un
sistema formato de campaña electoral, la decisión se tomará con unas votaciones
telemáticas, donde se prevé que participen decenas de miles de personas, en la
elección del secretario general y documentos políticos y organizativos. Pero
recordemos, porque tiene su importancia política para el tratamiento del
fenómeno Podemos y las confluencias, que la opción telemática no es una opción
voluntaria, es la única posible que su organicidad les permite.
En estos momentos, la dirección política del movimiento se centra en las
dos tendencias principales y en las posibles alianzas con otras menores, para
despejar la estrategia de Podemos y las confluencias. El concepto izquierda y
derecha, aquí se recupera con plena validez, porque no hablamos de masas
despolitizadas, estamos hablando de la gente, que guste o no guste al
infantilismo radical antipartido y al dogmatismo sectario de izquierdas que tanto lo despotrica, que
políticamente en las instituciones y en las plazas, son los que rompieron el
bipartidismo e hicieron entrar al sistema capitalista de la oligarquía española
en la mayor crisis de su historia, en el momento de la crisis global económica
del sistema capitalista y en el inicio de los estertores del neoliberalismo internacional
dominante y cuando la crisis estalla políticamente con toda su fuerza en la
España del 2011, con los recortes del Presidente del Gobierno neoliberal del
socialista Rodríguez Zapatero.
Aclarar una cuestión de principios, que surgió en el debate sobre el
sistema de votación y enfrentó a las dos principales tendencias porque marcan
línea. Unos dirigentes que forman un equipo y plantean una línea táctica y
programática, estarán siempre ligados a esa táctica y a ese programa mediante
la crítica y la rectificación, desde un posicionamiento coherente de izquierdas
y dándole a esta definición por ello un carácter revolucionario. Lo contrario,
elegir una dirección independientemente de la táctica y el programa, implica
una opción, posiblemente hoy día también de izquierdas, pero más ligada a
políticos profesionales con nulo carácter revolucionario y de nulo
empoderamiento de las masas populares.
Como toda cuestión, cada cosa está llena de matices y contradicciones, por
eso, lo fundamental es centrarse en la contradicción principal y dejar de
enredarse, con cualquiera de los planos de la contradicción. El debate en
Podemos y las confluencias está centrado entre pablistas y errejonistas, desde
el momento que en la primera convocatoria electoral no se dio el “sorpasso” al
PSOE, quedando Pedro Sánchez ligeramente adelantado en votos. Los errejonistas,
no sin bastante predicamento social, insistían en impedir un gobierno del PP
fuere como fuere como primera cuestión. En estos momentos, la posición de
Errejón en el debate político, se centra tácticamente en prepararse para las
futuras elecciones a gobernar con el PSOE, evidentemente con el de la gestora
si es necesario, mientras Iglesias sitúa, el encuentro con los movimientos
sociales y las organizaciones sindicales, para fortalecer la oposición en el
parlamento a las políticas de austeridad del gobierno PP-PSOE, con la
movilización que quieren impulsar conjuntamente contra las políticas
austericidas. Situando con claridad política, la necesidad de ampliar la
confluencia en Unidos Podemos con IU y haciendo llamamientos a los sectores
excluidos del PSOE de la gestora, a encontrarse en la apuesta por la unidad
popular en Unidos Podemos. Por eso el apoyo a Pedro Sánchez es importante,
independientemente de que con su presencia, pudiera discutirse el liderazgo de
Pablo Iglesias.
Es evidente que el posicionamiento de Pablo Iglesias, se refleja más de
izquierdas y coincidente con los sectores más politizados y revolucionarios del
movimiento de Podemos y las confluencias. Pero todo análisis político tiene que
contextualizarse en el ámbito socioeconómico actual, para en él situar los
distintos posicionamientos políticos y su realismo. No existe ningún economista
con cierto rigor, que sitúe una salida a corto o medio plazo de la crisis
global por sobreproducción del sistema capitalista y la vuelta al beneficio del
capital productivo, por lo tanto las políticas de austeridad y recortes de lo
público, mientras no cambiemos de sistema económico, se mantendrán gobierne
quien gobierne. Pero esta realidad también nos dice, que cualquier alianza proveniente
de sectores populares, que confluyan con el PP-PSOE y sus políticas de
austeridad, tiene asegurada la derrota electoral futura, por ello los
errejonistas y los socialistas de Pedro Sánchez saben, que solo tienen
supervivencia política, ligados a los sectores revolucionarios pablistas y en
el combate en el parlamento contra las políticas de austeridad.
Para terminar, tres son los principales peligros que vemos a los que se
enfrentan Podemos, las confluencias y el proyecto de Unidos Podemos. Uno es el
resolver el problema organizativo y democrático, de conexionar las realidades
virtuales en relaciones orgánicas de los distintos colectivos e individualidades
en las localidades y provincias, no siempre nos va a funcionar internet y preparar
el movimiento para las dos principales batallas políticas, que debemos darlas
desde una perspectiva revolucionaria en la calle y los parlamentos.
El segundo es la descentralización y democratización del estado, bien
centrándose en las particularidades geográficas y culturales, que es la apuesta
política fracasada hasta ahora o la visión del estado, desde las clases
sociales de los de arriba y de los de abajo, que es la que ha llevado hasta
ahora a la ruptura del bipartidismo y a la hegemonía social a Podemos y las
confluencias. Entendiendo que descentralización es democratización y
autogobierno y que la descentralización desde un posicionamiento de clases
sociales, puede y debe tener una base geográfica y cultural, pero no necesariamente
ser política e ideológicamente lo determinante.
Y tres, llegar al gobierno sin la capacidad de desarrollar una política
contra la austeridad, o sea como los
griegos, para ello la única salida que visualizamos, es preparar a
Unidos Podemos como un partido política de masas, entroncado con las
organizaciones sindicales, vecinales y movimientos sociales, que confronte
desde el hacer del gobierno y desde la movilización de las masas, con las
políticas de austeridad euroalemanas. Dentro o fuera del euro, el tiempo lo
dirá, desde la correlación de fuerzas políticas en España y Europa. Terminar
con la pregunta con que empezamos ¿qué se dilucida? la continuidad o no de la
ruptura estratégica del bipartidismo neoliberal y su alternativa neofascista.
Alonso Gallardo militante comunista por la confluencia
popular