miércoles, 20 de noviembre de 2024

Sin remedio


El Lince   Noviembre 13/2024

Bueno, pues ya está aquí. Los locos y descerebrados que nos gobiernan (porque nos dejamos), aceleran el paso antes de la llegada oficial de Trump a la presidencia de EEUU. Lo penúltimo, que no lo último, es el cambio de las políticas de gasto destinadas a «reducir la desigualdad económica» hacia la «defensa y seguridad». Trump ha amenazado en varias ocasiones con la retirada de la OTAN si los europeos no aumentaban sus gastos de defensa en la OTAN. 



Eso es lo que dice una de las biblias del capitalismo mundial, y lo celebra diciendo -y no le falta razón- que gran parte de los fondos destinados para eso en 2021 no se han utilizado. Y da este gráfico que, si es cierto, es para fusilar de inmediato a quienes nos gobiernan (y a nosotros, los borregos, por borregos).



He buscado este gráfico en el zombi llamado UE, en la fuente de Comisión Europea que publica el tabloide FT, y no lo he visto pero supongo que es cierto lo que dice. Y pone los pelos de punta que desde 2021 solo se haya utilizado un 5% de esos fondos «para reducir la desigualdad económica» y que haya países, como en el que vivo, el Estado español (más conocido como España), que no ha utilizado ni un céntimo para ello. Y los que han hecho algo ha sido tan poco que no es para tirar cohetes.

Son en total 392.000 millones de euros los presupuestados hasta 2027 para esa «reducción de la desigualdad económica», pero como no se usan, ahora el zombi europeo ha decidido que una tercera parte de esos fondos, es decir, 130.000 millones de euros, se van a utilizar en «gastos de defensa y seguridad».

Según el tabloide, ese dinero no se utilizará directamente en equipos militares, pero sí se permite que se utilicen en los llamados productos de doble uso como los drones. Dado lo que está ocurriendo en el país 404, antes conocido como Ucrania, el uso de drones se vuelve fundamental en la nueva etapa de la guerra. Y eso es lo que desde ya está financiando el zombi europeo a costa nuestra.

Junto con esta decisión, y aprovechando que Hungría dejará la presidencia de la UE en enero, se va a dar «más flexibilidad a las normas para asignar los fondos de cohesión [lo de reducir la pobreza] para apoyar las industrias de defensa de la UE y los proyectos de movilidad militar como refuerzo de carreteras y puentes para permitir el paso seguro de tanques». Esto es lo que llevan un tiempo reclamando los países bálticos y Polonia, sobre todo.

Para hacer más sangre, el tabloide FT añade que los funcionarios del zombi europeo conocido como UE que están trabajando en este cambio añaden que «se ha descartado el dinero de otras prioridades, como la estructura verde y la digital» para el cambio a la de defensa «porque eso requeriría la aprobación unánime de la Comisión Europea» y (no os tiréis por la escalera tras leerlo) al mismo tiempo «se envía un poderoso mensaje de que no nos olvidamos de la transición verde o de la cohesión». No, está claro: aún quedan 260.000 millones de euros sin utilizar. Pero tranquilidad, también serán redirigidos hacia lo que importa.

P.D.- Han transcurrido ya los seis meses (se cumplen formalmente el 22 de este mes) desde que la fiscalía de la Corte Penal Internacional decidió acusar a Netanhayu y otros sionistas, junto a los dirigentes de Hamás, de crímenes de guerra. Este era el plazo máximo que se daban las tres juezas que tienen la decisión para hacer efectiva la orden de arresto o rechazarla. No se ha hecho nada, ni se hará.

Os recuerdo que todo el proceso contra Putin (investigación y condena) se realizó en seis meses. Ahora ya se llevan 13 meses de genocidio en Gaza y un mes y medio de matanzas en Líbano y la CPI sigue en silencio.

Otra muestra más del «orden internacional basado en reglas» que constantemente ladra Occidente. Su orden y sus reglas.

P.D 2.- Y esto es de ayer. Sin comentarios y sin remedio. Esto es Occidente. Y sus valores. Pinchad en el gráfico para verlo mejor.

Fuente: El Lince

Occidente entierra un genocidio convirtiendo en víctimas a los matones de fútbol israelí



Fuentes: Voces del Mundo [Foto : Seguidores del Maccabi durante el partido de la UEFA Europa League
entre el Ajax y el Maccabi Tel Aviv, en Ámsterdam, el 7 de noviembre de 2024 (Robin van Lonkhuijsen/AFP)]

Nunca ha habido un momento más difícil para hacer análisis político y mediático que ahora. La clase dirigente occidental se aleja cada día más de la realidad. Sus prioridades son tan invertidas, tan obscenas, que la respuesta más apropiada es el ridículo.

El último ejemplo fue la reacción a finales de la semana pasada a los violentos enfrentamientos en Ámsterdam antes y después de un partido entre el Maccabi de Tel Aviv y el equipo local Ajax.

La ridícula versión de los políticos occidentales, ayudados por los principales medios de comunicación, fue que los israelíes visitantes fueron «perseguidos» en lo que supuestamente equivalía a un «pogromo» por bandas callejeras holandesas, compuestas principalmente por jóvenes de ascendencia árabe y musulmana.

Según esta versión oficial, la violencia en las calles de Ámsterdam era una prueba más de la creciente ola de antisemitismo que recorría Europa importada de Oriente Próximo. Además, los atentados se presentaron como si tuvieran inquietantes ecos del pasado nazi de Europa.

El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que los aficionados israelíes se enfrentaron a ataques «despreciables que «recuerdan oscuros momentos de la historia en los que los judíos fueron perseguidos».

Israel, por supuesto, ayudó a avivar esta idea prometiendo «vuelos de emergencia» para «rescatar» a sus aficionados al fútbol, tratando de evocar recuerdos de sus traslados aéreos en la década de 1980 de judíos etíopes para escapar de la hambruna y los informes de persecución, o posiblemente del traslado aéreo en 1975 del personal de la embajada  estadounidense en Saigón.

Comparaciones nazis

Los políticos holandeses, con sus propias agendas racistas, así como el rey del país, se apresuraron a unirse a Israel para alimentar la histeria. Geert Wilders, el líder racista de extrema derecha del partido más grande del parlamento holandés, dijo que la «escoria multicultural» había llevado a cabo una «caza de judíos».

La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, dio el visto bueno oficial de su país a la descripción de los sucesos de Ámsterdam como un posible «segundo Holocausto», calificando las escenas de «horribles y profundamente vergonzosas».

Y añadió: «El estallido de semejante violencia contra los judíos traspasa todas las fronteras. No existe justificación alguna para este tipo de violencia. Los judíos deben estar seguros en Europa».

Se trata de la misma Alemania en la que vídeos diarios muestran a manifestantes árabes y musulmanes -de hecho, a cualquiera que enarbole una bandera palestina-siendo brutalmente agredidos por agentes de policía alemanes por protestar contra el genocidio de Israel en Gaza.

A Baerbock le parece bien traspasar ese tipo de límites, ya sea erradicando el derecho a la protesta o fomentando un clima político que autorice la violencia islamófoba, no por parte de hooligans de fútbol aleatorios, sino de funcionarios del Estado alemán.

Mientras tanto, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprovechó la oportunidad que le brindaba Baerbock para comparar la violencia en Ámsterdam con los pogromos nazis contra los judíos en 1938, conocidos como la Kristallnacht.

Y, por supuesto, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, siguió el ejemplo de Washington, declarándose «horrorizado». Escribió en X: «Condeno totalmente estos aborrecibles actos de violencia y me solidarizo con el pueblo israelí y judío de todo el mundo».

Celebrar el genocidio

No es apoyo a la violencia, y mucho menos al antisemitismo, señalar que esta representación de los hechos estaba totalmente divorciada de la realidad.

Los vídeos difundidos en las redes sociales mostraban a los hinchas israelíes visitantes  provocando deliberadamente enfrentamientos nada más llegar a Ámsterdam.

En los días previos al partido, arrancaron y quemaron banderas palestinas en el centro de la ciudad. Persiguieron a taxistas y transeúntes holandeses sospechosos de ser árabes o musulmanes. Corearon amenazas de muerte genocidas contra los árabes.

En el propio partido, perturbaron estridentemente un minuto de silencio en el estadio por las víctimas de las inundaciones de España gritando: «No hay más escuelas en Gaza porque matamos a todos los niños».

Al parecer, España es vilipendiada por los aficionados israelíes porque, en consonancia con el derecho internacional pero en contra de los deseos de Israel, ha reconocido a Palestina como Estado.

El vídeo de los hinchas israelíes llegando a casa en el aeropuerto de Tel Aviv los mostraba impertérritos. Coreaban las mismas canciones genocidas: «Que gane el IDF [ejército de la ocupación] y que se jodan los árabes. Ole ole, ole ole. ¿Por qué no hay colegio en Gaza? Allí no quedan niños».

Al igual que Wilders, los hinchas israelíes habían aprovechado su estancia en Ámsterdam para descargar su fanatismo contra la «escoria multicultural».

Incluso después del partido, cuando sintieron la reacción de los indignados residentes locales, estaba claro que los hinchas israelíes iniciaban los enfrentamientos violentos tanto como se veían envueltos en ellos.

Un vídeo grabado por un joven hincha holandés del Ajax que seguía a los gamberros del Maccabi de Tel Aviv mientras arrasaban Ámsterdam tras el partido se hizo viral en las redes sociales. En él se ve a una gran banda de israelíes merodeando por Ámsterdam armados con porras, lanzando piedras y enfrentándose agresivamente a la policía local.

Sorprendentemente, la policía holandesa aparece ausente o manteniéndose a distancia durante gran parte del tiempo mientras los israelíes buscan problemas. Cabe destacar que no se ha detenido a ningún hincha israelí.

Bilis islamófoba

La cobertura de estos acontecimientos por parte de los medios de comunicación occidentales fue tan extrañamente deferente con estos matones incitadores al genocidio como la gestión de su violencia por parte de la policía holandesa.

Si los hinchas británicos se hubieran comportado así en Ámsterdam, la policía habría procedido inmediatamente a detenciones masivas.

Del mismo modo, si los hooligans británicos se hubieran encontrado en el extremo receptor de la violencia en tales circunstancias, los medios de comunicación británicos habrían mostrado poca simpatía.

Los enfrentamientos se habrían interpretado, con razón, como un feo tribalismo, algo habitual en los partidos de fútbol.

La diferencia en este caso fue que los enfrentamientos desatados por las provocaciones de los aficionados israelíes tenían un contexto mucho más amplio que la simple antipatía entre equipos rivales. Se vieron alimentados por las tensiones en torno a los horribles sucesos que estaban teniendo lugar en la escena internacional.

No hay nada chocante ni especialmente siniestro en que los aficionados holandeses, especialmente los de ascendencia árabe o musulmana, respondieran con su propia violencia a los jóvenes israelíes -algunos de ellos presumiblemente recién llegados del servicio militar en Gaza- que intentaban exportar a Ámsterdam su propia incitación genocida antiárabe y antimusulmana.

Tanto más cuanto que los hinchas israelíes amplificaban la bilis intolerante e islamófoba de destacados políticos holandeses.

Debería haber sido aún menos sorprendente dado el contexto más amplio: que los seguidores del Maccabi de Tel Aviv estuvieran celebrando en una ciudad ajena el genocidio del ejército israelí en Gaza, entre ciudadanos holandeses que no ven la vida árabe como algo sin valor ni a los musulmanes como «animales humanos».

Foto: La policía holandesa se enfrenta a un manifestante pro-Palestina en la plaza Dam, Ámsterdam, 10 de noviembre de 2024 (Robin van Lonkhuijsen/AFP).

Lamentablemente, así es exactamente como la clase dirigente occidental ha visto a los palestinos en los últimos 13 meses, mientras Israel los masacraba en el cada vez más pequeño campo de concentración que es Gaza.

Paradójicamente, le tocó a un político israelí, Ofer Cassif, que pertenece al pequeño partido Hadash, el único partido conjunto judío-árabe en el parlamento israelí, aportar algo de perspectiva.

Escribió en X: «Los hinchas [israelíes] se lanzan a la violencia, propinan palizas, arrancan banderas palestinas en las calles como si fueran una fuerza de ocupación y gritan consignas nazis a favor del exterminio de una nación [la palestina], y luego lloriquean cuando la situación degenera en un caos total y la violencia vuelve a ellos como un bumerán».

Víctimas de pogromos

Como siempre, los medios de comunicación del establishment regurgitaron obedientemente la presentación oficial de los acontecimientos de Ámsterdam. La mejor manera de describir su información es como un troleo a escala industrial.

Titulares como este del New York Times daban por sentado que los aficionados israelíes eran víctimas del antisemitismo y necesitaban ser salvados: «Ataques antisemitas provocan vuelos de emergencia para hinchas israelíes».

Otros medios informaron de forma acrítica de desquiciadas declaraciones de funcionarios holandeses: «Fallamos a la comunidad judía durante los ataques de los hinchas de fútbol como lo hicimos bajo los nazis, dice el rey holandés».

O, como en este titular de Reuters, los medios utilizaron comillas para justificar la venta de desinformación: «Ámsterdam prohíbe las protestas después de que ‘escuadrones antisemitas’ ataquen a hinchas de fútbol israelíes».

La BBC, que pregona su dedicación a la información veraz con su servicio Verify, no se molestó en verificar las imágenes de Ámsterdam que utilizó para ilustrar supuestamente los ataques a hinchas israelíes.

De hecho, como señaló el fotógrafo holandés que tomó una imagen utilizada por la BBC, ésta mostraba exactamente lo contrario: Jóvenes israelíes golpeando a un residente local holandés.

La CNN, The Guardian, The New York Times y otros importantes medios de comunicación repitieron el uso incorrecto de estas imágenes, que constituyen desinformación, para reforzar la narrativa de noticias falsas impuesta por la clase política occidental.

Desde entonces, la fotógrafa ha exigido disculpas y rectificaciones a los medios de comunicación que utilizaron sus imágenes de forma incorrecta y sin autorización. Hasta el sábado, sólo había recibido una: la del programa de noticias alemán Tagesschau.

Manantial de matonismo

El grado de intencionalidad de los medios de comunicación establecidos para engañar a la audiencia y promover una narrativa oficial distorsionada quedó ilustrado por la cobertura de Sky News.

En un principio, antes de que los políticos tuvieran la oportunidad de enmarcar los acontecimientos más convenientemente para su agenda, la periodista de Sky en Ámsterdam informó de que la violencia la habían iniciado los aficionados del Maccabi Tel Aviv, un club ya famoso por el agresivo racismo antiárabe de sus seguidores.

Sin embargo, su reportaje fue retirado poco después, cuando Israel, Wilders, Baerbock, Biden y Lammy reformularon la narrativa en términos de antisemitismo y pogromos. Una nota de los editores del canal afirmaba que el vídeo «no cumplía los estándares de equilibrio e imparcialidad de Sky News».

Se publicó un nuevo vídeo, muy reeditado, en el que se restaba importancia a la violencia de los hinchas israelíes y se ponía en primer plano a los políticos holandeses que afirmaban que los hinchas del Maccabi de Tel Aviv eran víctimas de ataques antisemitas no provocados.  Incluso se dio espacio a un aficionado del Maccabi para sugerir que los enfrentamientos recordaban el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023.

De hecho, había un paralelismo con el 7 de octubre, pero no en el sentido sugerido por el aficionado israelí o los políticos occidentales.

La cobertura mediática del ataque de Hamás de hace 13 meses ha borrado sistemáticamente todo el contexto precedente: décadas de ocupación militar ilegal y violenta de Gaza por parte de Israel; un asedio israelí de 17 años que negó a la población palestina allí lo esencial para vivir; y muchos meses de francotiradores israelíes ejecutando y mutilando a palestinos que intentaban protestar contra su encarcelamiento.

La violencia de Ámsterdam fue igualmente descontextualizada.

La aceptación acrítica por parte de los medios de comunicación de esta nueva narrativa abiertamente politizada allanó el camino para que el alcalde de Ámsterdam impusiera una represión de las protestas al estilo de la ley marcial.

Como era de esperar, la policía de la ciudad utilizó la prohibición como pretexto para  detener en masa a manifestantes contra el genocidio en Ámsterdam el domingo, cuando los residentes salieron a denunciar las provocaciones y la incitación genocida de los aficionados israelíes durante los días anteriores.

Convenientemente para los políticos occidentales y sus cómplices en los medios del establishment, se han proporcionado a sí mismos otra oportunidad para presentar las protestas en Occidente contra el genocidio de Israel como intrínsecamente peligrosas para la seguridad de los judíos.

El antisemitismo europeo sólo puede extinguirse, según su lógica, acabando con el derecho a protestar contra la matanza de niños palestinos por parte de Israel.

Aquí se está perpetrando un doble engaño: Que los judíos fueron atacados en Ámsterdam por ser judíos y no por ser matones de fútbol israelíes que intentaban provocar la confrontación.

Y que la única respuesta adecuada es dar más cabida no sólo a la matonería de los aficionados al fútbol israelíes, sino a la fuente de esa matonería: Las acciones genocidas de Israel en Gaza.

Israelíes, no judíos

Los políticos occidentales y los medios de comunicación establecidos, mientras tanto, han dejado demasiado claro que comparten los sentimientos racistas de Israel y sus emisarios futbolísticos orgullosamente racistas y matones.

Contrariamente a lo que los políticos occidentales y los medios de comunicación quieren hacernos creer, «ofenderse» no es algo reservado sólo a los israelíes y a los judíos sionistas. Otros grupos también tienen sensibilidades, aunque los políticos y los medios de comunicación occidentales denigren sistemáticamente esas sensibilidades.

Perdido una vez más en el frenesí político y mediático está el hecho de que la gente puede sentirse enfadada con Israel y sus ciudadanos, especialmente cuando glorifican la matanza masiva de niños palestinos, sin odiar a los judíos.

Israel, después de todo, ha estado llevando a cabo un genocidio retransmitido en directo durante 13 meses, respaldado por casi toda su población. Cualquiera que se oponga al genocidio -lamentablemente, parece que no somos suficientes- es muy probable que no se sienta muy bien con Israel en estos momentos. Esa es una posición moral. Confundirla con el antisemitismo es puro sofisma.

El sofisma es peligroso, por si fuera poco. Crea la misma realidad que pretende detener. Sugiere que existe alguna relación entre ser judío y apoyar el genocidio. Eso sí que es antisemitismo.

Al hacerse eco de las malintencionadas confusiones de Israel entre israelidad y judaísmo, los políticos occidentales y los medios de comunicación establecidos han contribuido a intensificar los tribalismos que sólo pueden conducir a una polarización perjudicial, a la violencia y a la represión.

Algunos europeos alaban a Israel y están dispuestos a consentir su genocidio porque creen erróneamente que es la mejor manera de proteger a los judíos. Otros europeos, aunque pocos, acaban culpando a los judíos de las acciones genocidas de Israel.

Ambos bandos viven en una realidad totalmente falsa y antidemocrática, creada para ellos por los engaños de los políticos occidentales y los medios de comunicación del establishment.

Los que rechazan cualquiera de las dos posturas -una mayoría cuerda y asediada- sufren una luz de gas constante y se ven metidos en el mismo saco que los auténticos antisemitas.

La reportera de la BBC en Ámsterdam reprodujo precisamente este tipo de narrativa confusa el viernes por la noche, argumentando que los aficionados israelíes habían sido atacados por su «nacionalidad», al tiempo que se hacía eco de sus colegas al argumentar que esto equivalía a antisemitismo.

Pero «judío» no es, obviamente, una nacionalidad (independientemente de lo que afirme Israel), y vitorear en voz alta la ideología sionista israelí del supremacismo judío sobre las poblaciones árabes de Oriente Medio es un acto político y, en este momento, es complicidad en un monstruoso genocidio. No es victimismo ni «inocencia».

Enterrar la historia

Hay dos razones, relacionadas entre sí, por las que los medios de comunicación han estado tan dispuestos a provocar otro furor antisemita de la nada.

Los medios de comunicación han convertido esta historia de vandalismo futbolístico en un gran escándalo internacional, con portadas preocupadas por el bienestar de los violentos hinchas israelíes, al mismo tiempo que ignoran el último capítulo del horrible genocidio israelí de 13 meses en Gaza.

Israel está llevando a cabo actualmente el llamado «Plan de los Generales»: bombardear y matar de hambre a hombres, mujeres y niños palestinos en el norte de Gaza para expulsar a los 400.000 de ellos que han estado viviendo entre sus ruinas.

Israel ha dicho que nunca va a permitir que esta población regrese a sus hogares. En otras palabras, está anunciando formalmente que estos palestinos están siendo objeto de una limpieza étnica.

Cualquier palestino que se niegue a trasladarse al campo de concentración que Israel ha convertido en el sur de Gaza -que además es bombardeado constantemente- se enfrenta a ser ejecutado como «terrorista».

Uno podría imaginar que estos horrores y más horrores serían una noticia importante. Pero no es así. Hoy en día, siempre hay alguna otra historia, por poco importante que sea, que tiene prioridad.

El viernes por la noche la BBC no dedicó ni un segundo al genocidio en Gaza porque la corporación, como el resto de los medios de comunicación, estaba demasiado ocupada centrándose en el sufrimiento en Ámsterdam de los hinchas de fútbol israelíes. Esos hinchas, recuérdese, habían amenazado con asesinar a árabes y musulmanes en Europa, para reproducir lo que ha estado ocurriendo en Gaza.

Las prioridades de los medios de comunicación están más allá de lo obsceno.

Avivar el odio

Lo que la cobertura pretende no es sólo enterrar el genocidio de Gaza y convertir a Israel y a los israelíes en las víctimas incluso cuando cometen un genocidio.

También pretende avivar el odio islamófobo contra árabes y musulmanes por estar presentes en Europa y por insistir en que no nos olvidemos de Gaza. Se trata de importar a Occidente los mismos supuestos y discursos racistas que condujeron al genocidio perpetrado por Israel.

Las instituciones occidentales han querido este resultado. Lo están propiciando con su retórica y sus acciones.

¿Qué justificación puede haber para prohibir la participación de equipos y deportistas rusos en competiciones internacionales en el momento en que Moscú invadió Ucrania, cuando equipos israelíes como el Maccabi de Tel Aviv siguen siendo bien recibidos en Europa después de 13 meses de genocidio?

¿Cómo es posible que los hinchas de los equipos israelíes no sólo se vean abrazados por los dirigentes occidentales, sino que sean tratados como víctimas cuando exhiben su fanatismo antiárabe y antimusulmán -y su glorificación del genocidio- en las ciudades europeas?

La selección israelí se enfrentará a Francia en un partido de la Liga de Naciones de la UEFA el 14 de noviembre en París. Los enfrentamientos son demasiado previsibles. Podrían evitarse fácilmente imponiendo una prohibición -similar a la rusa- de la participación israelí en competiciones internacionales.

Lo que la cobertura demuestra tan claramente es que el objetivo de los principales políticos occidentales, con la ayuda de los medios de comunicación establecidos, es volver a presentar a las poblaciones árabes y musulmanas de Europa como una amenaza, como bárbaras, como antisemitas, como imposibles de integrar en una supuesta «civilización» occidental.

En otras palabras, el objetivo transparente es convertir a las comunidades árabes y musulmanas de Europa en los judíos europeos de la década de 1930: vilipendiados, desconfiados y vistos como una amenaza.

Al apoyar cada monstruoso crimen israelí, al complacer a los hooligans del fútbol de Israel que incitan al genocidio, los políticos occidentales y los medios de comunicación saben que están destinados a inflamar las tensiones, especialmente con las poblaciones nacionales de ascendencia árabe y musulmana. Eso es lo que desean hacer.

El objetivo es promover la demonización de las minorías árabes y musulmanas de Europa.

Vidas sin valor

Sabemos adónde condujo el fanatismo europeo hacia los judíos. A las cámaras de gas.

Y cada vez más podemos ver precisamente adónde los políticos occidentales y los medios de comunicación establecidos quieren llevar a su público al promover sin cesar el fanatismo al estilo israelí contra árabes y musulmanes.

Las instituciones occidentales ya han racionalizado su complicidad activa en el asesinato genocida de palestinos en Gaza y la destrucción del sur del Líbano mediante el suministro de armas y la inmunidad diplomática.

Ya han presentado el bloqueo israelí de la ayuda y la hambruna masiva de los 2,3 millones de habitantes de Gaza como «legítima defensa» y como una «guerra legítima» para eliminar a Hamás.

Ya han insistido en que las vidas de los palestinos son tan inútiles, tan insignificantes, que pueden ser masacrados por decenas de miles -o, más probablemente, cientos de miles- en venganza por la muerte de poco más de 1.000 israelíes el 7 de octubre de 2023.

Ya han invertido la realidad para presentar al genocida Israel como la víctima inocente y a las decenas de miles de niños palestinos asesinados y mutilados en su matanza como la parte culpable.

Nada de esto ha sucedido por accidente. En Occidente se está cultivando cínicamente un estado de ánimo, tal como se hizo en partes de Europa en la década de 1930, que sugiere que algunos grupos son infrahumanos, que algunas minorías deben ser expulsadas o detenidas y desaparecidas.

Ese es el contexto adecuado para entender lo que realmente sucedió en Amsterdam la semana pasada, cuando la policía trató a los violentos vándalos israelíes con guantes de seda y los políticos y los medios de comunicación convirtieron a los villanos en víctimas.

Si nuestros políticos y medios de comunicación están realmente preocupados por el pasado nazi no muy lejano de Europa, sería mucho mejor que dejaran de alimentar un nuevo antisemitismo demasiado real: la incitación contra las minorías árabes y musulmanas.

Los días más oscuros de la historia de Europa han regresado. Pero no porque un grupo de hooligans israelíes del fútbol acabaran recibiendo tanta violencia como intentaron repartir.

Ha vuelto porque Occidente está más que dispuesto a abrazar la intolerancia antiárabe y antimusulmana de Israel. Día a día nos acercamos más y más a nuevos pogromos.

No contra judíos o israelíes, que gozan del apoyo y la protección de políticos, medios de comunicación y policías occidentales. Más bien, quienes corren mayor peligro son los “nuevos judíos”, las poblaciones de Oriente Medio a las que esos mismos políticos, medios de comunicación y policías vilipendian, insultan, incitan y atacan constantemente.

El racismo occidental nunca ha desaparecido. La clase dirigente de Europa acaba de encontrar un nuevo objetivo y un nuevo chivo expiatorio.

Las nubes oscuras de Ámsterdam se están acumulando en toda Europa. El autoritarismo y el fascismo vuelven a estar en ascenso. Son aquellos que intentan mantenernos atados a la realidad los primeros en ser atacados.

Jonathan Cook es autor de tres libros sobre el conflicto palestino-israelí y ha ganado el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Vivió en Nazaret durante veinte años, de donde regresó en 2021 al Reino Unido. Sitio web y blog: www.jonathan-cook.net.

Texto original: Middle East Eyetraducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2024/11/11/occidente-entierra-un-genocidio-convirtiendo-en-victimas-a-los-matones-del-futbol-israeli/

Apostatar en España en el siglo XXI



Fuentes: Rebelión

“No os engañe nadie de ninguna manera, porque [Jesucristo] no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses, II: 3).

El 26 de Septiembre de este año, un grupo de unas 20 personas se dieron cita en el Obispado de Córdoba para presentar las correspondientes solicitudes de Apostasía. Aunque el procedimiento requerido se ha simplificado bastante, había que aportar la siguiente documentación: certificado de bautismo, copia compulsada del DNI y solicitud escrita, donde se expresa la decisión “haciendo constar que conoce las consecuencias”. Dicha documentación se presentó personalmente en entrevista con el secretario, que fue bastante rápida. En realidad no hay mucho que hablar ante una clara solicitud de una persona adulta.

Desde mediados de Octubre se han venido recibiendo las respuestas de la Vicaría General. El escrito recibido por la mayoría indica que “en respuesta a su escrito de renuncia por acto formal a la Iglesia Católica” se acepta porque “consta su conocimiento y aceptación de las consecuencias canónicas”; se informa de que se ha comunicado a la Parroquia correspondiente para “la inscripción de dicho acto en su partida de bautismo”. Por supuesto lamentan “profundamente” la decisión, pero mantienen su “comprensión misericordiosa y la voluntad de servicio” y que la Iglesia Católica siempre tendrá las puertas abiertas “si desea modificar su actual resolución”. Sin embargo, varias personas recibieron otra carta que contenía un modelo de solicitud y un escrito del vicario en el que les indicaba que debían hacer constar el conocimiento de las consecuencias canónicas de su acto; y por tanto, “si se confirma en su decisión”, debían remitir relleno el formulario en carta certificada; el párrafo final también muestra la comprensión y la voluntad de servicio etc.

Como ciudadano de un Estado democrático y “aconfesional” , ante estos procedimientos, considero necesario hacer algunas reflexiones y consideraciones:

1.- No entiendo cómo se mantiene este procedimiento tan excepcional para darse de baja de una asociación particular. En cualquier otra de todo tipo basta con la comunicación sin más, cuando no se causa baja directamente por no mantener los compromisos adquiridos. Es menos comprensible en el caso de la Iglesia Católica, donde las personas fueron  “apuntadas” con varios días o semanas de vida, evidentemente sin su consentimiento. Dado los compromisos a que obliga una religión, debería estar prohibido y sancionado inscribir en ella a un menor sin su consentimiento. Los tutores y la propia Iglesia atentan a los derechos del menor a su libertad de conciencia.

2.- Las normas de procedimiento administrativo dejan claro, cosa lógica, que la persona que solicite un trámite en una institución no está obligada a solicitar una documentación que ya consta en poder de la entidad a la que se dirige. Por tanto habría que eliminar el requisito del certificado de bautismo. Igualmente en ningún otro caso se pide una compulsa del DNI para acreditar la identidad, que es evidente con la simple presentación del DNI. El procedimiento debería consistir simplemente en identificarse y firmar una solicitud de baja.

3.- El hecho de anotar en el libro de bautismo la apostasía contradice la legislación sobre protección de datos; se debería proceder a borrar todos los datos. Ante denuncias de este incumplimiento, la Audiencia Nacional les dio la razón, pero el Tribunal Supremo sentenció a favor de la Iglesia en 2008, y los recursos de la Agencia de Protección de Datos fueron desestimados por el propio Tribunal Supremo y el Constitucional. ¿Habrá que recurrir al Tribunal Europeo para demandar que en España la IC cumpla las leyes que rigen para el resto de españoles y europeos?

4.- Parece evidente que la Iglesia Católica, con la complicidad de jueces y la pasividad del gobierno, intenta mantener un censo irreal de personas católicas en este país. Se trata de mantener por todos los medios la idea del nacionalcatolicismo de que España es un Estado Católico y todas las personas que la habitan también. Esa es la excusa para exigir privilegios sin limite de los gobiernos respectivos, que denigran la aconfesionalidad a la que les obliga la Constitución.

5.- A estas alturas del siglo XXI, 46 años después de entrar en Democracia, ya es hora de respetar la libertad de conciencia de toda la ciudadanía y adaptar los comportamientos de las instituciones del Estado y sus relaciones con las iglesias a los mandatos constitucionales y a la realidad de secularización de la sociedad.

6.- Quizás sería necesario que todas aquellas personas que se encuentran en el 40% que según el CIS “no tienen ninguna creencia religiosa”, aunque las mantienen inscritas en la Iglesia Católica, soliciten “oficialmente” ser borradas de la misma.

7.- Los padres, madres y tutores deberían respetar los derechos del menor y no inscribirlos sin su consentimiento en una institución que impone una serie de principios y dogmas que contradicen la razón y los DDHH, que puede marcar su desarrollo personal y que plantea dificultades para abandonarla.

Si cada persona ejerce su libertad de conciencia y vela en todo momento por no participar en actividades que puedan contradecirla, denunciando la invasión de los espacios públicos y los privilegios de algunas creencias particulares; si exigimos la neutralidad de las instituciones frente a las religiones estaremos más cerca del Estado laico, igualitario, sin discriminación ni privilegios y una sociedad tolerante, respetuosa, racional, libre y democrática.

José Antonio Naz Valverde. Presidente de Andalucía Laica.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Vivienda y Presupuestos: Podemos se equivoca doblemente



Fuentes: Ganas de escribir

Las condiciones relativas a política de vivienda que la dirección de Podemos sometió a referéndum de sus bases para apoyar los Presupuestos Generales de Estado y que han sido aprobadas masivamente me parecen una gran equivocación.

Lo que acaba de aprobar Podemos implica anunciar de antemano que se votará en contra de los Presupuestos que deberán debatirse próximamente en el Parlamento. La razón es sencilla: se trata de condiciones de imposible cumplimiento.

Puede ser que yo esté equivocado, pero a mí me parece de todo punto imposible que un gobierno cualquiera pueda reducir un 40 por ciento, por ley y en el marco de una legislatura el precio de los alquileres en toda España. Ni creo que fuese factible legalmente, al menos sin un cambio normativo que debería ir mucho más allá de donde puede o debe ir una ley de Presupuestos, ni tampoco económicamente.

Lo primero (la posibilidad legal de lograrlo) lo dejo a un lado porque no tengo conocimientos para pronunciarme al respecto con un mínimo de rigor. Y lo mismo debo decir de la otra condición aprobada por Podemos (prohibir la compra de vivienda que no sea destinada a residencia). Algo que, aunque fuese universalmente deseable, no creo que sea viable jurídicamente con nuestro actual ordenamiento legal. Y conste que no quiero decir que cambiarlo sea algo imposible en cualquier caso, sino que sí lo es en el marco de una Ley de Presupuestos, o incluso a mediano plazo, dada la correlación de fuerzas políticas y sociales que hay en España.

Desde el punto de vista económico, creo que quienes hayan urdido semejante condición desconocen, al menos, dos hechos fundamentales.

Aunque sea deseable (como yo defiendo) que la vivienda sea un bien público cuya provisión no dependa del mercado, lo cierto es que eso no es así, salvo en una proporción tan reducida en España que resulta prácticamente insignificante. Por tanto, para modificar los precios en semejante proporción, e incluso en una menor, haría falta -si se me permite la expresión- «reventar» el mercado. Es decir, producir una intervención tan drástica que paralizaría el intercambio de viviendas. Daría lugar a la aparición inmediata de un mercado aún más negro que el actual de la vivienda de alquiler. Y quizá un conflicto social aún más grave. La oferta a esos nuevos precios reglamentariamente establecidos se desplomaría. Y, lo que quizá sería más probable, a la larga ni tan siquiera se lograría (salvo, como digo, que se hiciera desaparecer el mercado tal como hoy día funciona) que los precios de mercado bajaran, por una segunda y sencilla razón. Actualmente, la mayor parte de ellos vienen referenciados por algoritmos vinculados a grandes portales inmobiliarios o a los movimientos de poderosos fondos de inversión, con una capacidad prácticamente invencible para derrotar a cualquier injerencia regulatoria, si tan sólo se siguen las «leyes» del mercado.

Pedir al actual gobierno de coalición que, en el marco de una ley presupuestaria, logre bajar los precios del alquiler un 40 por ciento es simplemente una quimera, una condición de imposible cumplimiento. Y exigirla equivale a señalar que, de antemano y por otras razones, no se quiere votar a su favor.

La primera equivocación de Podemos consiste, por tanto, en la formulación de su política de vivienda. Al menos, en el corto plazo del debate presupuestario. Su aportación como grupo radical (en el mejor sentido del término) hubiera sido mucho más positiva si hubiera establecido condiciones realistas, que se pudieran cumplir, en un horizonte de desmercantilización del derecho a la vivienda. He hablado de ellas en otros artículos y no voy a tratarlas de nuevo aquí.

La segunda equivocación que, a mi juicio, comete Podemos es aún más grave. Lo que ha hecho este partido es anunciar una negativa a aprobar los Presupuestos que podría dar la puntilla a un gobierno democrático y progresista (por muchas limitaciones y contradicciones que tenga, como las tiene) cuando se está poniendo en marcha un golpe de Estado de los de nueva ola. Es decir, no de los que se llevan a cabo con tanques en las calles, sino a través de los medios, la judicatura, la mentira y la manipulación de todo tipo de instituciones. Lo dijo hace unos días con extraordinaria claridad el portavoz del Partido Popular en el Congreso, Miguel Tellado: «Nuestra obligación es acabar con este Gobierno lo antes posible, y lo vamos a hacer con todos los medios a nuestro alcance».

La derecha no lo disimula, no lo niega, no lo dice con retórica, sino claramente: lo que pretende y está organizando es acabar con el gobierno de Pedro Sánchez por cualquier medio que tenga a su alcance. No con los democráticos o constitucionales, sino con cualquiera que sea efectivo para ese fin, como es fácil comprobar.

Ayudar a tumbar a este gobierno cuando está en marcha un golpe de Estado es una barbaridad que puede cometer Podemos.

No es la única fuerza política de izquierdas, eso sí, que está cometiendo barbaridades, ni la que más traiciona a sus postulados u ofertas electorales, ni la que más frustración y dolor produce por el comportamiento de sus dirigentes, ni la única que se ha convertido en un grupo en donde el debate interno y la democracia brillan por su ausencia. Pero nada de eso podría justificar el error gravísimo al que todo indica que se encamina Podemos si no rectifica.

Fuente: https://juantorreslopez.com/vivienda-y-presupuestos-podemos-se-equivoca-doblemente/

martes, 19 de noviembre de 2024

Huracanes: Del sálvese quien pueda en EEUU a una evacuación planificada y ordenada de la población en Cuba


                                                       
Miguel Medina Fernández-Aceytuno, abogado.

11 de noviembre del 2024

   Atasco de gente huyendo del huracán Milton. EFEEPA Cristóbal Herrera-Ulashkevich.

Con ocasión del Katrina, el jefe del comando especial en Nueva Orleans,  Russel Honoré, manifestó «que todos tenemos mucho que aprender de Cuba. A pesar de ser un país pobre, con retos económicos de todo tipo, hacen un excelente trabajo en la prevención y en el enfrentamiento de los daños por huracanes.»

En las costas de Estados Unidos, el reciente huracán Helene ha dejado más de 200 muertos y cientos de desaparecidos. El último ciclón Milton que por fortuna se debilitó al impactar en este país ha provocado 23 muertes constatadas por el momento. Con anterioridad, el mortífero Katrina se saldó con más de 1.800 fallecidos en el año 2005. En 2022 el Ian ocasionó el deceso de 156 personas. Otros como el Sandy (2012) y el Harvey (2017) ocasionaron cada uno de ellos más de un centenar de víctimas mortales. En lo que va de siglo, los huracanes en EEUU nos dan un saldo de más de 2.000 personas que perdieron la vida.

En Cuba, con un PIB que en 2020 la colocaba en el lugar 69 del listado de países que encabeza EEUU, durante este siglo en el que han impactado más de 20 huracanes, nueve de ellos de gran intensidad, el censo de muertos es de solo 54.

¿Cuáles son las causas de esta drástica diferencia en las cifras de víctimas mortales por los huracanes entre estos dos países con PIB tan distante?

En EEUU la organización previa para una evacuación ordenada de la población, con garantías de supervivencia, es prácticamente inexistente. Impera el dicho: “sálvese quien pueda” y, en ocasiones, ni siquiera esto ha sido posible, como ocurrió recientemente, por ejemplo, en la fábrica de plásticos Impact Plastics, localizada en la zona industrial de Riverview en Erwin, en la que perdieron la vida dos trabajadores y cuatro desaparecieron. Los titulares de este centro de producción, relatan algunos de sus trabajadores, les conminaron a continuar con las tareas laborales bajo amenaza de despido cuando el ciclón se acercaba peligrosamente a la zona. La evacuación finalmente fue tan desordenada y a destiempo que ocasionó estas pérdidas de vidas humanas que pudieron haberse evitado.

Los surtidores de gasolina de una estación de Clearwater Beach, Florida, ya estaban vacíos el lunes.

Con ocasión del Katrina el jefe del comando especial en Nueva Orleans,  Russel Honoré, manifestó «que todos tenemos mucho que aprender de Cuba. A pesar de ser un país pobre, con retos económicos de todo tipo, hacen un excelente trabajo en la prevención y en el enfrentamiento de los daños por huracanes. Se podrá decir que eso sucede porque es un país comunista controlado. Pero al mismo tiempo debe reconocerse que la gente invierte una extraordinaria cantidad de tiempo preparando la prevención de daños a las propiedades y los seres humanos.»  

Cuba cuenta con un sistema de Defensa Civil que abarca desde la más alta dirección del estado hasta el municipio o barrio de menor tamaño y en el que participan de manera activa la población civil que agrupa a no menos del 90% de los integrantes de esta organización. Son ciudadanos que fuera del periodo estricto del paso de los huracanes ejercen sus trabajos y profesiones habituales, pero que están perfectamente preparados para realizar las tareas de evacuación de las poblaciones a lugares seguros y adaptados, previamente seleccionados, para resguardar con eficiencia a los afectados.

El Servicio Meteorológico de Cuba se encuentra en permanente estado de alerta en cuanto atisba indicios mínimos de una tormenta tropical en el Océano Atlántico que pueda impactar en la isla. En cuanto se comprueba que un ciclón batirá en el país, el sistema de Defensa Civil se activa. Se encuentra preparado para evacuar a cientos de miles de personas a lugares seguros en muy pocos días. Ha habido huracanes, por ejemplo, en los que se evacuaron de forma segura y ordenada a más de un millón de personas en una semana.

El último huracán designado con el nombre de Rafael fue abortado sin consecuencias mortales mediante la evacuación de más de 50.000 personas en solo dos días previos a la llegada del ciclón. En Pinar del Rio la evacuación a lugares seguros afectó a 21.000 personas.

El valor de la vida: la Dana y los huracanes en Cuba.












Defensa Civil dispone de todos los recursos del Estado: camiones y autobuses de transporte público, escuelas, fábricas, bibliotecas, cines y todo tipo de edificios públicos seguros e incluso hasta el mismísimo Capitolio de La Habana. De forma previa, son habilitados todos estos lugares con colchones, agua, comida y servicios médicos.

Entre los espacios seguros para soportar las batidas de los huracanes, también se cuenta con todas aquellas viviendas de particulares, previamente seleccionadas, que por sus especiales características arquitectónicas pueden afrontar las embestidas de los huracanes. Los vecinos abren sus puertas de manera voluntaria (y solidaria) para acoger a quienes las necesitan.

La Defensa Civil se extiende también al adiestramiento del personal civil que lo integra de manera periódica, al inicio de cada una de las temporadas de los huracanes. Es el llamado Ejército Meteoro.

Por el contrario, los daños que causan los temporales en Cuba son cuantiosísimos, aún superiores a los que provocan en Estados Unidos: destrucción de viviendas, carreteras, postes de electricidad, conducciones de agua, establecimientos fabriles, cosechas, etc.

En Estados Unidos la improvisación es la regla general: sálvese el que pueda. Su administración no se preocupa de organizar de forma previa y de manera adecuada la evacuación de las poblaciones afectadas por los ciclones, ni tampoco de esos 40 millones de pobres desparramados por las aceras de las grandes ciudades.

Sin embargo, el imperialismo muestra especial destreza para imponer sanciones económicas draconianas a Cuba que dañan gravemente su economía y que dificultan sobremanera la recuperación material frente a los cuantiosos perjuicios que los ciclones provocan, y todo ello pese a las numerosas resoluciones de Naciones Unidas que las condenan. No cuidan a sus propias poblaciones y se preocupan de dañar aún más a quienes se desvelan por protegerlas.

A raíz de la catástrofe humanitaria de Valencia, las palabras del estadounidense Russel Honoré [1] aconsejando estudiar y tomar en consideración el sistema de prevención de riesgos establecido en Cuba desde hace decenas de años, bien podría ser igualmente atendido por la autoridades de nuestro país que, a la vista de los inmensos daños humanos y materiales sufridos en la costa levantina, deberían abandonar definitivamente el “sálvese quien pueda” que impera en el país más rico del planeta y en su lugar establecer un sistema de defensa civil de prevención de riesgos que evitara la muerte de tantísimas personas.