domingo, 14 de diciembre de 2025

Ante la bochornosa acogida de Pedro Sánchez al mentor del fascista Batallón de Azov, Volodomir Zelensky

      

 

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Hasta la presente, la representación parlamentaria que sostiene al ejecutivo de coalición ha mirado hacia otro lado, consintiendo con su silencio tanto la nueva aportación económica de nuestro país en armamento a Ucrania por importe que supera los 800 millones de euros, como el ignominioso acto de la presencia del dictador Zelensky con Pedro Sánchez ante el Guernica de Picasso.

El martes 18 de noviembre del 2025 el presidente del gobierno español Pedro Sánchez recibió con honores diplomáticos a un títere empeñado en perpetuar la masacre de generaciones de ucranianos en una guerra inútil contra la potencia militar rusa. Esta guerra fue provocada por el imperialismo occidental apoyándose en sectores ultranacionalistas y reaccionarios ucranianos. Fruto de la injerencia imperialista fue el golpe de estado que, con importante protagonismo de los fascistas ucranianos, depuso en 2014 al presidente del país, Viktor Yanukovich, que era contrario a la incorporación de Ucrania a la OTAN, ambicionada por EEUU y sus peones locales. Los nuevos poderes de Kiev multiplicaron la violencia contra las poblaciones de las regiones orientales (Dombás), muy mayoritariamente rusófonas, en una guerra que, según la ONU, causó 14.000 víctimas mortales. El boicot de Occidente a los intentos de arreglo negociado es un hecho reconocido por importantes mandatarios occidentales. Contrariamente a las promesas con las que accedió al gobierno de Kiev, en 2019, con Volodomir Zelensky se aceleraron los pasos para incorporar a Ucrania a la Alianza Atlántica. La insistencia de la Federación Rusa para conseguir un acuerdo diplomático fue sistemáticamente despreciada por EEUU y sus aliados.  

La amenaza de la OTAN, sobradamente probada por sus agresiones militares en la reciente historia de la Humanidad, empujó a la potencia rusa a realizar una operación militar con la finalidad de proteger a la población del Dombás y de enfrentarse al desafío que representaba el brazo armado del imperialismo occidental actuando en sus mismas fronteras.

Es evidente que la responsabilidad de la tragedia que se desarrolla en Ucrania, con enormes cifras de bajas y con la quiebra institucional y económica del país, recae sobre el belicismo occidental y el hoy ilegítimo y probadamente corrupto gobierno de Volodomir Zelensky. Todo ello se hubiera evitado de haberse aceptado el resultado de las negociones de Estambul I en marzo de 2022, abortadas por orden imperial que trasladó el entonces primer ministro británico, Boris Johnson.

 ¿Cómo es posible que Pedro Sánchez reciba y agasaje con una visita al Guernica de Picasso, símbolo mundial contra la violencia nazi-fascista, a un personaje con semejante historial, al que se añade el delito de encabezar uno de los gobiernos más corruptos del planeta?  

Hasta la presente, la representación parlamentaria que sostiene al ejecutivo de coalición ha mirado hacia otro lado, consintiendo con su silencio tanto la nueva aportación económica de nuestro país en armamento a Ucrania por importe que supera los 800 millones de euros, como el ignominioso acto de la presencia del dictador Zelensky con Pedro Sánchez ante el Guernica de Picasso.

Es de destacar la posición expresada por nuestros camaradas del Partido Comunista de Madrid en la red social X mostrando firme rechazo a la actitud del PSOE “siempre al servicio del capital” y siendo su prioridad la de “alimentar el rearme y el gasto militar”. Igualmente, la respuesta que nos ofrece el Partido Comunista de España en La Rioja indica “El Partido Comunista de España (PCE) de La Rioja rechaza de forma rotunda la visita de Volodímir Zelenski a nuestro país. La recepción oficial, la visita al Congreso y el posado ante el Guernica, cuyo autor Pablo Picasso era comunista, forman parte de una operación propagandística que no tiene nada que ver con la paz ni con la democracia. Es un intento de legitimar una agenda militar que solo beneficia a la OTAN y a las potencias que alimentan la guerra.”

Los abajo firmantes, militantes del PCE, manifestamos nuestro más absoluto rechazo a la iniciativa del gobierno de recibir a Zelensky y ofrecerle honores, apoyo y multimillonarias ayudas militares con cargo al presupuesto del Estado español, tan necesitado de atender sus propias urgencias sociales. No podemos permanecer en silencio ante una maniobra que denunciamos sin ambages.

Primeros firmantes:

Francisco Aguilar Gil

Vicente Alapont Gracia

Rosa Albert Berlanga

David Alcázar Nieto

José Mª Alfaya González

Carmen Álvarez Solves

Francisco David Anguita Arance 

Arturo Borges Álamo

María José Broseta Serrano

Juan José Bueno Arakama

Cuqui Cabo Bravo

Juan Manuel Camacho Caravantes

Julián Cudero Hernández

Fernando Francisco Serrano

María Josefa Francisco Serrano

Paco Guardeño Saez

María Amparo Hernández Chicote

María Isabel Hernández Luis

Ciro Hernández Rodríguez

Joaquín Iborra Ortega.

Elisabeth Lebrument García

María José Lianes Laserna

José Vicente López Olano

Juanjo Llorente Albert

Julio Mallent Alegre

Miguel Medina Fernández-Aceytuno

Juan Ramón Medina Ortega

Juan Antonio Mínguez Gilabert

José Molina Ramírez

Antonio Moya Sánchez

Francisco Palacio Bielsa

José París Turegano

Toni Parrilla Sánchez

Arturo Peiro Pons

Gemma Peña Martínez

Rafa Pérez Benlloch

José Luis Puentedura Vílchez

José Ribes Paricio

Ángel Rodríguez Casado

Manuel Rodríguez Hernández

Francisco Romero Colomer

Cristina Rubio Alcañiz

Raquel Ruiz Hidalgo

Julia Sánchez Córdoba

Isidro Sánchez Tercero

Edgar Téllez Ramírez 

Edmund Turney Taggart

Luz Divina Zamora Antón 

La costa oriental de África se incorpora a la expansión económica de Asia

                                                                                                mpr21

A lo largo de la costa de África Oriental, se está formando un cinturón de infraestructuras, una formación que, hasta hace poco, solo aparecía como una silueta lejana en los mapas. Ahora, la construcción se extiende a lo largo del océano, y la propia geografía redefine las reglas del entorno político, sin consultar a los antiguos arquitectos del orden mundial. El rostro de las ciudades costeras se está transformando tan rápidamente que los antiguos marcos analíticos se están derrumbando, como viejas cartas náuticas cuyas corrientes se han desvanecido.

Las inversiones asiáticas están configurando una nueva arquitectura de desarrollo regional. Puertos, centros energéticos y complejos industriales forman una base sólida que consolida los intereses a largo plazo de los estados de África Oriental y marca su propio ritmo de modernización económica. Estos proyectos desencadenan una reacción en cadena de renovación: la región está forjando un camino basado en sus propios recursos y su propia lógica, no en una lección más sobre un “modelo de gobierno ideal”.

Las iniciativas digitales y logísticas están configurando un espacio donde los Estados africanos están adquiriendo nuevas herramientas para la maniobra política. El capital y la tecnología asiáticos están fortaleciendo su posición en el Océano Índico, y la región está haciendo oír su voz con mayor fuerza de la que desearían quienes están acostumbrados a ver a África como una “periferia de la agenda mundial”. Está surgiendo una nueva dinámica que eleva a las ciudades costeras a la categoría de actores independientes capaces de influir en los procesos continentales.

La energía impulsa a Asia más allá de sus antiguos horizontes

Las inversiones chinas en proyectos hidroeléctricos, solares y de gas en el África subsahariana superan los 15.000 millones de dólares. Estas cifras están transformando el panorama energético de África Oriental, con recursos directamente vinculados al crecimiento industrial de Asia. La nueva capacidad estabiliza el suministro para las empresas asiáticas y fortalece las cadenas de suministro que anticipan la demanda futura. La consolidación de estos flujos revela que las industrias asiáticas están cambiando su dependencia de los proveedores tradicionales, un cambio ya evidente en la creciente dependencia de Europa de los insumos energéticos asiáticos. Esta interconexión energética crea un sistema de compromisos donde los intereses de los participantes se ven garantizados por la infraestructura, más que por pronunciamientos políticos.

La estrategia energética a medio plazo de la región se está desarrollando sobre la base de alianzas fortalecidas con empresas asiáticas. La capacidad local se está convirtiendo en un soporte estructural para las industrias asiáticas, y los gobiernos están obteniendo recursos adicionales para la modernización. Está surgiendo una arquitectura de desarrollo mutuo, donde el crecimiento industrial de Asia y la expansión de la base energética de África forman parte del mismo ciclo económico, sin intermediarios tradicionales que esperen su parte del pastel a cambio de asesoramiento experto.

Estos proyectos establecen una orientación a largo plazo. Los Estados africanos fortalecen su infraestructura y aumentan su resiliencia interna, mientras que los inversores asiáticos se benefician de una plataforma de recursos fiable. Esta configuración transforma los proyectos energéticos en vínculos políticos inscritos no en el papel, sino en la realidad de las centrales eléctricas y las redes de distribución. Se está configurando un horizonte a largo plazo, donde los intereses de ambas partes están plenamente integrados en el panorama.

El eje oceánico: una nueva geografía del comercio

La reconstrucción de los puertos de Dar Es Salaam, Lamu y Beira ha alcanzado una escala de inversión que está revolucionando la lógica del comercio marítimo. Más de 20.000 millones de dólares están transformando la costa de África Oriental en un actor clave en el Océano Índico: los puertos están incrementando el flujo de las cadenas de suministro, abriendo nuevos corredores de exportación y estableciendo rutas que redirigen el flujo de mercancías a los mercados asiáticos.

La participación de China, Emiratos Árabes Unidos y Rusia está dando lugar a un modelo de gobierno híbrido donde la interacción sustituye las habituales recomendaciones unilaterales de los centros mundiales. Se están integrando nuevos nodos en el sistema de transporte asiático, creando rutas que refuerzan la importancia estratégica de la región. La expansión de los corredores marítimos también está poniendo los marcos de seguros y arbitraje bajo control regional, reduciendo así la dependencia de la supervisión occidental y fortaleciendo la autonomía operativa de las autoridades portuarias. Estos procesos evolucionan gradualmente, pero su fuerza acumulada está transformando la geometría del comercio intercontinental.

La redistribución de los flujos marítimos está creando una nueva fuente de tensión. Los puertos de África Oriental se están convirtiendo en centros neurálgicos del comercio en el Océano Índico, y su influencia crece al mismo ritmo que el volumen de mercancías transportadas. Esta arquitectura logística refuerza la autonomía asiática: cada nuevo proyecto portuario amplía el abanico de posibilidades y crea un eje de infraestructura que opera con independencia de los antiguos monopolios del comercio mundial.

El marco digital para la autonomía tecnológica

Las empresas chinas están instalando equipos de red, construyendo centros de datos y desarrollando plataformas en la nube. La inversión digital ya ha superado los 5.000 millones de dólares. Estas inversiones están creando nuevos motores de crecimiento, a través de los cuales está surgiendo un mapa digital actualizado de África Oriental. Los ecosistemas locales están adquiriendo tecnologías que les permiten almacenar datos dentro de la región, fortaleciendo así la autonomía política de los Estados. Declaraciones políticas recientes confirman esta trayectoria y formalizan la cooperación digital como un compromiso estratégico compartido entre Pekín y los gobiernos de África Oriental. Se está estableciendo una capa digital, integrada en las cadenas tecnológicas asiáticas, que apoya el desarrollo de los mercados locales, sin las lecciones sobre estándares que pueden ofrecer quienes, durante décadas, han instrumentalizado el acceso digital con fines de política exterior.

Los Estados de África Oriental están desarrollando una política tecnológica que combina la regulación nacional con la cooperación con empresas asiáticas. Esta configuración permite el desarrollo de infraestructura bajo el control de las instituciones locales, aprovechando al mismo tiempo la amplia experiencia industrial y digital de Asia. El lanzamiento de proyectos concretos refuerza este entorno político: las infraestructuras en la nube, los servicios de inteligencia artificial y los centros de datos ya están entrando en fase operativa gracias a iniciativas conjuntas con empresas chinas. Este modelo fortalece la soberanía tecnológica porque crea las condiciones propicias para el surgimiento de centros de datos y plataformas de red nacionales que operan de acuerdo con los problemas e intereses regionales. Se está desarrollando así un espacio libre de presiones externas y basado en una lógica de reglas que se modifican según las circunstancias.

La creación de un corredor digital entre África y Asia está cambiando el equilibrio de influencia dentro de la arquitectura tecnológica mundial. Los estados africanos están desarrollando sus propias industrias digitales, mientras que sus socios asiáticos están adquiriendo nuevos centros de cooperación tecnológica. Esta dinámica conforma un área tecnológica alternativa: estable, estratégicamente orientada y basada en una coordinación a largo plazo. Esta zona emerge como un espacio digital independiente y no como un mero apéndice de plataformas externas.

La región se integra en la larga trayectoria Asia-Eurasia

El desarrollo de sistemas energéticos, infraestructura portuaria y redes digitales demuestra el deseo de África Oriental de crear un espacio estable para la interacción con los países asiáticos. Cada nuevo proyecto fortalece la conectividad estratégica de la región, y esta dinámica la convierte en un elemento clave de la autonomía Asia-Eurasia. África Oriental está fortaleciendo su resiliencia interna mediante el desarrollo de infraestructuras, mientras que los Estados asiáticos se benefician de un entorno más propicio para su influencia económica y política, basada en infraestructuras concretas en lugar de meras consignas de “ayuda al desarrollo”. Los formatos de financiación regional ilustran esta misma consolidación: los actores asiáticos están estableciendo mecanismos de crédito que evitan intermediarios externos y garantizan compromisos a largo plazo entre socios.

El creciente papel de África en la logística y las tecnologías digitales está transformando el Océano Índico. Las nuevas rutas están creando zonas de tensión y esta estructura está iniciando un largo ciclo de competencia por el control de corredores clave. Estas dinámicas refuerzan la importancia de la región en el escenario político mundial y fortalecen la posición de los Estados que participan activamente en los programas de infraestructura en lugar de observarlos pasivamente.

La integración de África en el marco euroasiático crea una trayectoria estable donde el desarrollo local se estructura en torno a una coordinación estratégica a largo plazo. Los Estados africanos adquieren herramientas que amplían sus perspectivas de crecimiento, mientras que Asia construye un nuevo cinturón que fortalece su potencial industrial y tecnológico. Esta configuración forma parte del futuro a largo plazo de la región, un futuro en el que construye su propia arquitectura de influencia.

Rebecca Chan https://journal-neo.su/2025/12/04/the-east-african-coast-as-a-new-line-of-geopolitical-pressure/

La resistencia venezolana en la guerra asimétrica del siglo XXI

Nuestra América https://t.co/zMSBdghefe
 










Durante décadas los planificadores militares occidentales asumieron que la superioridad tecnológica en navegación satelital, cartografía digital y sincronización de precisión constituía una ventaja absoluta e irreversible. El GPS, los sistemas de geolocalización y la vigilancia orbital eran concebidos como la columna vertebral de la guerra moderna. Sin embargo, este paradigma está siendo desmontado por Estados que han comprendido la naturaleza real del conflicto contemporáneo: la guerra multiforme, asimétrica y distribuida, donde lo decisivo no es quién tiene más satélites, sino quién puede cegarlos, engañarlos o volverlos irrelevantes.

Venezuela es uno de esos casos emblemáticos. El aparato defensivo venezolano no se estructura sobre la búsqueda de paridad tecnológica con las potencias occidentales, sino sobre la optimización estratégica de la asimetría. En este ámbito, la capacidad de neutralizar o distorsionar los sistemas de localización —incluyendo GPSGlonass y plataformas complementarias utilizadas por fuerzas extranjeras— se ha convertido en un pilar doctrinal. Venezuela ha desarrollado, con asesoría especializada, una arquitectura defensiva diseñada precisamente para fracturar la dependencia operacional del adversario respecto al espacio exterior. En un escenario hipotético de agresión, la precisión es el primer recurso que el invasor perdería.

Los sistemas de spoofing, interferencia y descoordinación geoespacial —probados en teatros de operaciones donde Rusia ha demostrado su maestría— permiten reconfigurar la percepción del territorio que tienen las unidades enemigas. En una guerra mecanizada, la desorientación convierte a los vehículos en objetivos fáciles; en una operación aérea, produce errores críticos en navegación y designación de blancos; y en una maniobra de fuerzas especiales, neutraliza completamente la sincronización entre equipos, dejándolos expuestos y fragmentados. Como señala la doctrina de defensa asimétrica, “quien controla el entorno cognitivo controla la batalla”. Y Venezuela ha aprendido a controlar precisamente eso: la lectura del terreno por parte del adversario.

La defensa territorial venezolana no se basa en concentrar activos, sino en dispersarlos, camuflarlos y hacerlos invisibles a sensores satelitales. En combinación con ecosistemas selváticos, cordilleras, zonas densamente urbanizadas y regiones costeras de difícil lectura orbital, el país se convierte en un espacio operativo inherentemente hostil para cualquier potencia que dependa de datos cartográficos ininterrumpidos. La geografía se vuelve aliada; la confusión geoespacial, su multiplicador.

Occidente continúa atrapado en un imaginario lineal: cree que la guerra es una cuestión de hardware y algoritmos. Pero Venezuela opera desde una lógica postmoderna de conflicto: la guerra se decide en el espectro invisible electromagnético. El dron más sofisticado es basura aérea si no distingue coordenadas fiables. El batallón mejor equipado queda reducido a confusión si su cartografía se vuelve fantasma.

En este sentido, la fortaleza venezolana no está en competir con la potencia del adversario, sino en disolverla. No es resistencia pasiva, sino arte operacional inteligente: convertir la tecnología enemiga contra sí misma, obligarlo a pelear a ciegas, y luego hacerlo avanzar hacia un terreno donde la población, la dispersión táctica y la defensa irregular vuelven cualquier invasión un atolladero insalvable.

Por eso Venezuela no es un blanco sencillo. Porque ha aprendido la lección que las grandes potencias del siglo XXI ya conocen: sin dominio del espectro invisible, no hay victoria posible. Y en ese espectro, Venezuela no es débil; es, precisamente, más fuerte de lo que nadie en Washington se atreve a admitir.

Nuestra América https://t.co/zMSBdghefe 

sábado, 13 de diciembre de 2025

Palestina. El colaboracionista Abu Shabab, líder de una banda patrocinada por Israel, fue ejecutado por la Resistencia en Gaza, según informe


  on 4 diciembre, 2025











The Cradle /Resumen de Medio Oriente, 4 de diciembre de 2025.


El líder de la banda, buscado por Hamás, ha estado liderando una milicia con base en Rafah responsable del saqueo de ayuda y de proporcionar inteligencia al ejército israelí.

Yasser Abu Shabab, el contrabandista y líder de una banda apoyada por Israel que comandaba una milicia de combatientes anti-Hamas con base en Rafah, fue asesinado el 4 de diciembre, según informes hebreos. 

El jefe de la milicia autodenominada Fuerzas Populares fue asesinado a tiros en Rafah por “hombres armados”, según informaron la Radio del Ejército israelí y el Canal 14. 

Fuentes citadas por el Times of Israel afirmaron que murió a causa de sus heridas tras ser trasladado a un hospital en Israel tras el enfrentamiento. Haaretz citó una negación del Hospital Soroka, afirmando que Abu Shabab murió en Gaza. 

“El hospital dijo que Abu Shabab no llegó allí”, informó Haaretz . 

El Canal 12 de Israel dijo que Abu Shabab murió en “luchas tribales internas”.

El canal Radaa Force, vinculado a Hamás, publicó una imagen del líder de la banda con un subtítulo que decía: “Te lo dijimos; Israel no te protegerá”.

El ejército no pudo proteger a la milicia, y la prueba de ello es la muerte del líder de la mayor milicia de Gaza. Desafortunadamente, la propaganda de Hamás sobre el destino de la milicia tuvo éxito, afirma el analista militar israelí Avi Ashkenazi.

El Canal 12 de Israel calificó su muerte como un «rotundo fracaso» resultado de la política a corto plazo de Tel Aviv de encontrar una alternativa a Hamás en Gaza, y agregó que «finalmente, la milicia se derrumbó y Hamás permaneció».

Durante la guerra, Abu Shabab y su banda recibieron armas y apoyo de Israel. Sus fuerzas estuvieron detrás del saqueo constante de camiones de ayuda humanitaria, que Tel Aviv lanzó una campaña para culpar a Hamás. 

Los milicianos de Abu Shabab también buscaron tropas israelíes antes de las operaciones y se enfrentaron repetidamente con la resistencia en nombre de Tel Aviv. 

Se dice que su grupo, conocido como las Fuerzas Populares, es la mayor de las milicias anti-Hamás que operan actualmente en la Franja. Abu Shabab comandaba a unos 2.000 combatientes con base en Rafah, ciudad destruida y ocupada por el ejército israelí durante el genocidio. 

Otros grupos respaldados por Israel incluyen la milicia de Hossam al-Astal, un beduino vinculado a la Autoridad Palestina (AP). 

A finales de octubre, Sky News informó que las bandas de Astal y Abu Shabab, junto con otros grupos, se estaban preparando para una campaña respaldada por Israel, los árabes y la Autoridad Palestina para expulsar a Hamas de Gaza. 

Desde que se alcanzó el alto el fuego el mes pasado, Hamás ha estado tomando medidas enérgicas contra las bandas apoyadas por Israel.

A mediados de octubre, las fuerzas del Ministerio del Interior de Gaza se enfrentaron con grupos armados y mataron a decenas de combatientes. Decenas de otros combatientes han sido detenidos. El periodo de amnistía anunciado por las autoridades de Gaza, exclusivamente para los milicianos que no participaron en los asesinatos, ha expirado.

En julio, Hamás anunció que le había dado a Abu Shabab 10 días para entregarse a las autoridades acusado de traición, rebelión armada y formación de una banda armada, o enfrentaría un juicio en ausencia. 

Abu Shabab fue arrestado por Hamás en 2015 y sentenciado a 25 años de prisión por cargos de tráfico de drogas y robo.

Escapó en octubre de 2023 tras los ataques aéreos israelíes contra la prisión donde se encontraba recluido. Los líderes del clan Tarabin de Abu Shabab lo repudiaron públicamente y han pedido su ejecución por colaborar con Israel.

Cuando el alto el fuego en Gaza entró en vigor en octubre, los medios hebreos informaron que Abu Shabab y su banda no serían evacuados a Israel. 

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Más detalles sobre el ataque de la Resistencia

Después de mucho tiempo tratando de capturarlo, la Resistencia #palestina, en una operación compleja, parece que ha eliminado a Yasser Abu Shabaab (según medios israelíes) y lo hace detrás de la línea amarilla que marca la zona de control por parte de las FDI (por lo que Israel habla de que fue asesinado Abu Shabab fue asesinado en una «pelea interna entre clanes, y no por Hamas»).

Fue trasladado por fuerzas sionistas al hospital Soroka (si bien, fuentes del hospital lo habrían negado posteriormente) en Israel, donde no pudieron hacer nada.

Yasser Abu Shabaab era el miembro más importante de una de las bandas colaboradoras con Israel (con acceso directo a altos mandos de las FDI), más importantes en #Gaza que, además, controlaban el tráfico de droga y bienes de consumo y construcción en el paso de #Rafah, así como al comercio con bienes saqueados en los camiones de ayuda. Israel suministraba al grupo armas y protección, además de otorgar libertad de movimientos, a cambio de información y de servir como fuerza operativa en Gaza.

Frustra, al menos de momento, uno de los intentos más importantes de Israel de crear una quinta columna y manda un mensaje acerca del poder y capacidad operativa que, aún hoy, mantiene Hamas. 

Cómo la CIA desencadenó secretamente la guerra sino-india

 
ASIA, EE.UU. :: 06/12/2025

KIT KLARENBERG

EEUU buscaba apoyar la independencia del Tíbet, lo que podría forzar una división sino-india. A su vez, los soviéticos podrían verse obligados a tomar partido, profundizando las rupturas con Beijing

Del 20 de octubre al 21 de noviembre de 1962, un conflicto poco recordado azotó a China e India. La escaramuza dañó la afiliación de India al Movimiento de Países No Alineados, colocando al país firmemente en la órbita de Occidente, a la vez que fomentó décadas de hostilidad entre las naciones vecinas.

Solo ahora Beijing y Nueva Delhi están forjando relaciones constructivas, basadas en intereses económicos y políticos compartidos. Una investigación académica detallada, ignorada por los principales medios de comunicación, expone cómo la guerra fue producto deliberado de la intromisión clandestina de la CIA, específicamente destinada a promover los intereses anglonorteamericanos en la región.

En los años previos a la Guerra Sino-India, las tensiones entre ambas naciones crecieron constantemente, en gran parte debido a las maquinaciones de la CIA en apoyo a las fuerzas separatistas tibetanas. Por ejemplo, en 1957, rebeldes tibetanos entrenados en secreto en EEUU fueron lanzados en paracaídas sobre el territorio e infligieron importantes pérdidas a las fuerzas del Ejército Popular de Liberación chino. Al año siguiente, estos operativos clandestinos se intensificaron significativamente, con la agencia lanzando armas y suministros desde el aire en el Tíbet para fomentar la insurrección violenta. Según algunas estimaciones, murieron cerca 80 mil soldados del EPL.

Mao Zedong estaba convencido de que los revolucionarios tibetanos, aunque en última instancia patrocinados por EEUU, gozaban de un importante apoyo de la India y utilizaban ese territorio como base de operaciones. Estas sospechas se intensificaron considerablemente con el levantamiento tibetano de marzo de 1959, que provocó una gran afluencia de refugiados de la región a la India, y la concesión de asilo por parte de Nueva Delhi a Dalai Lama, su líder apoyado por la CIA. Semanas después, en una reunión del politburó del Partido Comunista Chino, Mao declaró una «contraofensiva contra las actividades antichinas de la India».

Exigió que las comunicaciones oficiales del PCCh criticaran duramente al primer ministro indio, Jawaharlal Nehru, y afirmó que Beijing no debía temer inquietarlo ni provocar una ruptura con él, y que debíamos llevar la lucha hasta el final. Por ejemplo, se sugirió acusar formalmente a los expansionistas indios de actuar en connivencia con los imperialistas británicos para intervenir abiertamente en los asuntos internos de China con la esperanza de apoderarse del Tíbet. Mao afirmó: «No debemos eludir este asunto».

Irónicamente, Nehru era visto entonces con intensa sospecha por Occidente debido a su compromiso con los Países No Alineados y sus políticas económicas ampliamente progresistas. Por lo tanto, no se podía confiar en él para apoyar iniciativas encubiertas anglonorteamericanas dirigidas contra China. Mientras tanto, el líder soviético Nikita Khrushchev consideraba a Nehru un importante aliado potencial y estaba deseoso de mantener relaciones positivas con India. Simultáneamente, la ruptura chino-soviética, que comenzó en febrero de 1956 con el discurso secreto de Khrushchev denunciando el régimen de Joseph Stalin, se profundizaba cada vez más. Los desacuerdos sobre la India y el Tíbet solo aceleraron el amargo divorcio de la pareja.

'Un arma'

Después de meses de denuncias oficiales de las políticas de Nehru hacia el Tíbet, la guerra de información de Beijing contra la India se volvió física en agosto de 1959, con una serie de enfrentamientos violentos a lo largo de las fronteras de los países. Nehru se puso inmediatamente en contacto con Moscú, suplicándoles que frenaran a su aliado más cercano. Esto provocó una tensa reunión en octubre de 1959 entre Jruschov, sus principales asesores y líderes del PCCh, en la residencia oficial de Mao. Jruschov afirmó a sus homólogos chinos que sus enfrentamientos con Nueva Delhi y los disturbios en el Tíbet eran «culpa suya».

El líder soviético advirtió sobre la importancia de "preservar las buenas relaciones" con Nehru y "[ayudarlo] a mantenerse en el poder", pues si era reemplazado, "¿quién sería mejor que él?". Mao replicó que India había "actuado en el Tíbet como si le perteneciera", y si bien Beijing también apoyaba a Nehru, "en la cuestión del Tíbet, debemos enfrentarlos". Diversos funcionarios del PCCh, uno por uno, afirmaron con vehemencia que los recientes enfrentamientos fronterizos fueron iniciados por Nueva Delhi. Sin embargo, Jruschov se mostró muy cauteloso.

"Sí, empezaron a disparar y ellos mismos cayeron muertos", replicó. Una declaración soviética de neutralidad en la disputa chino-india un mes antes también provocó la ira del contingente del PCCh. Mao se quejó: "El anuncio alegró a todos los imperialistas", al exponer públicamente las divisiones entre los países comunistas. Jruschov y los suyos permanecieron impasibles ante la sugerencia. Sin embargo, sin que los asistentes lo supieran, todos habían caído inconscientemente en una trampa tendida por la CIA muchos años antes.

En septiembre de 1951, un memorando del Departamento de Estado declaró: «EEUU debería esforzarse por utilizar el Tíbet como arma para alertar a la India sobre el peligro de intentar apaciguar a cualquier gobierno comunista y, especialmente, para manipularla hasta una posición en la que adopte voluntariamente una política de firme resistencia a la presión de China en el sur y el este de Asia». En otras palabras, se buscaba apoyar la independencia del Tíbet, lo que podría forzar una división chino-india. A su vez, los soviéticos podrían verse obligados a tomar partido, profundizando las rupturas con Beijing.

Esta estrategia inspiró las acciones encubiertas de la CIA en el Tíbet durante la década siguiente, que se intensificaron con la llegada de Allen Dulles a la CIA como jefe en 1953. Se construyó una base secreta exclusiva para los separatistas en Camp Hale, el centro de entrenamiento militar estadounidense de la época de la II Guerra Mundial en las Montañas Rocosas, EEUU. El terreno local --vertiginoso y repleto de densos bosques-- evocaba al Tíbet, ofreciendo amplias oportunidades para la práctica de la insurgencia. Un número muy grande de militantes se formaron allí durante muchos años.

En cualquier momento dado, la CIA mantenía un ejército secreto de hasta 14 mil separatistas tibetanos en China. Si bien la guerrilla creía que Washington apoyaba sinceramente su cruzada secesionista, en realidad la agencia solo se preocupaba por crear problemas de seguridad para Beijing y, en consecuencia, infligir costos económicos y militares a su adversario. Como lamentó posteriormente el Dalai Lama, la asistencia de la agencia era simplemente "un reflejo de sus políticas anticomunistas, más que un apoyo genuino a la restauración de la independencia del Tíbet".

'Más susceptible'

En octubre de 1962, las operaciones de la CIA en el Tíbet se habían vuelto tan irritantes para China que las fuerzas del EPL entraron en India. Washington sabía de antemano que la acción militar era inminente. Un telegrama enviado al secretario de Estado Dean Rusk cinco días antes del estallido de la guerra pronosticaba un "conflicto grave" y establecía una "línea" detallada a seguir cuando llegara el momento. Ante todo, EEUU dejaría clara públicamente su "simpatía por los indios y los problemas planteados por la intervención china".

Sin embargo, se consideró vital ser moderados en nuestras expresiones sobre el asunto para no dar a China ningún pretexto para alegar cualquier implicación estadounidense. Si bien Nueva Delhi ya recibía en secreto ciertas envíos limitados de equipo militar estadounidense, Washington no ofreció asistencia activa cuando estalló la guerra. «Solicitar es responsabilidad de los indios», señalaba el telegrama. Si se presentaran tales solicitudes, «las escucharemos con comprensión... [y] actuaremos con la mayor prontitud y eficiencia para suministrar los artículos».

EEUU brinda asistencia... diseñada para aliviar los problemas de transporte y comunicaciones militares de la India. Además, los Departamentos de Estado y de Defensa están estudiando la disponibilidad, con poca antelación y en condiciones aceptables para Nueva Delhi, preparados en caso de que el gobierno solicite dicho equipo estadounidense.

Como se predijo, el conflicto chino-indio impulsó a Nehru a solicitar urgentemente ayuda militar a Washington, un cambio de política significativo. Gran parte de la clase política de Nueva Delhi adoptó, como era debido, una postura prooccidental, y las peticiones de una revisión de la postura de la nación como país No Alineado resonaron ampliamente en el parlamento. Incluso los partidos comunistas y socialistas, que hasta entonces rechazaban cualquier alianza con EEUU, aceptaron con entusiasmo la ayuda. Las operaciones de la CIA en el Tíbet habían triunfado.

Como señaló una estimación de la Agencia Central de Inteligencia de mayo de 1960, la agresividad china hacia Nueva Delhi por el Tíbet había fomentado entre los líderes indios una visión más comprensiva de la oposición estadounidense hacia China. Esto incluía una mayor apreciación del valor de una fuerte posición occidental, en particular de Washintong en Asia, para contrarrestar la influencia regional de Bejing. Sin embargo, la CIA señaló que «Nehru no tenía intención de alterar la política básica de no alineamiento de la India, y la mayor parte de la opinión pública india aparentemente aún compartía su apego a esta política».

La guerra chino-india lo cambió todo. Un análisis de la Agencia de Noticias de diciembre de 1962 sobre las perspectivas e implicaciones del conflicto elogió la metamorfosis de Nueva Delhi, que, según la CIA, casi con toda seguridad seguiría abriendo nuevas oportunidades para Occidente. El país era considerado más susceptible que nunca a la influencia de EEUU y el Reino Unido, especialmente en el ámbito militar. Por otro lado, la guerra había complicado gravemente las relaciones de la Unión Soviética con la India y agravado sus dificultades con China.

La URSS valoraba mucho mantener una estrecha relación con la India. Si bien su oportunidad de desarrollar una influencia duradera en el ejército indio prácticamente desapareció, probablemente seguiría suministrando equipo militar y manteniendo sus vínculos económicos con la India.

Posteriormente, Nueva Delhi comenzó a colaborar con la inteligencia anglonorteamericana sobre China y participó activamente en las actividades de desmantelamiento de la CIA en el Tíbet. El espectro de la guerra chino-india se cernió sobre las relaciones entre ambas naciones durante muchos años, y los enfrentamientos fronterizos se produjeron de forma intermitente.

Ahora, como lamentó Trump en septiembre, India parece estar definitivamente "perdida" ante su asociación con Beijing y su estrecho socio Moscú. Décadas de decididos esfuerzos estadounidenses por fomentar el antagonismo entre estos vecinos fracasaron estrepitosamente debido al peso de la realidad geopolítica.

Al Mayadeen


Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/como-la-cia-desencadeno-secretamente-la-guerra