jueves, 7 de agosto de 2025

La financiación singular de Cataluña o como cagarse en la piscina

27 de julio de 2025

Luis Miguel González López 

Economista y gestor de la Administración Civil del Estado

El ser humano es extraordinario decía el eslogan de una conocida marca de refrescos hace más de una década. Desde la rueda a la IA pasando por todas y cada una de las revoluciones industriales hemos sido capaces como sociedad de avances científico-tecnológicos que no podrían siquiera soñarse por las generaciones pasadas. Interconectados en todo momento podemos tener acceso a información, imágenes y contenido multimedia de todas las partes del planeta. Todos estos prodigios son usados por el ser humano del siglo XXI para promocionar retos virales como el de cagarse en la piscina.

Para el que no esté al tanto le explico, el reto viral consiste en irte a una piscina pública o comunitaria y depositar un mojón en el vaso con el objetivo de que la tengan que cerrar, en pleno verano y por supuesto grabar la hazaña y subirla a redes sociales (más de 300 piscinas afectadas en lo que va de verano). Lo dicho, el ser humano es extraordinario.

Más allá del flashback freudiano o de lo alarmantemente significativo de que el reto viral tome como objetivos las piscina públicas o comunitarias pero no las privadas y que daría para otro artículo, he de reconocer que dicho reto me hizo reflexionar sobre la tendencia del ser humano actual de cagarla, pero cagarla bien.

Si dejamos de lado el bochornoso reto viral pero seguimos en el campo de lo truños nos encontramos con uno que puede ser bien grande, del tamaño de una barra de chopet flotando en el medio de esa gran piscina común de la financiación autonómica y que a ver quién es el guapo o guapa que se atreve a meterle mano. Me refiero al acuerdo para la cesión de la recaudación del IRPF a la Generalitat de Cataluña.

Mucho se ha hablado del déficit fiscal de Cataluña con respecto al resto de comunidades, pero poco se habla de su superávit comercial. Buena parte de los ingresos que consigue el tejido empresarial catalán se deben a las ventas que realizan a particulares y empresas que residen en otras comunidades autónomas. Si observamos el caso de Asturias la situación es que Cataluña nos vende más de lo que nos compra, esto es, tiene un saldo comercial positivo. Existe por tanto un flujo continuo de recursos de Asturias hacia Cataluña, lo que de no existir mecanismos correctores podría suponer un desequilibrio estructural para la economía asturiana. Para, entre otras cosas, evitar este tipo de desequilibrios el Estado tiene lo que se conoce como Sistema de Financiación Autonómico.

A través de este sistema se consigue de forma directa la suficiencia financiera de las Comunidades Autónomas y de forma indirecta se corrigen los desequilibrios de los déficits comerciales crónicos que se producen entre regiones. Estas son algunas de las diferentes razones por las que Madrid o Cataluña tienen que aportar al fondo común más de lo que reciben. Pero claro, si la economía catalana (que es la segunda por PIB del Estado) se sale de la forma que sea del sistema, los desequilibrios ocasionados en el resto de regiones podrían ser notables, agudizando más si cabe las diferencias socioeconómicas entre comunidades.

Soy consciente de que el acuerdo objeto de debate no supone que la Generalitat se desligue inmediatamente del fondo común, pero no hay que ser un lince para darse cuenta de que el camino nos lleva a un sistema de concierto o convenio como los que tienen País Vasco o Navarra. Con la particularidad cuantitativa de que la economía catalana tiene un PIB que es casi el triple de la suma de los otros dos.

Por tanto aunque el acuerdo no supone de forma inmediata la salida de Cataluña del sistema, sí que vendría a ser algo así como meterse en la piscina y bajarse disimuladamente el bañador dejando asomar los mofletes traseros. Que después nadie se haga el sorprendido de lo que pueda salir de ahí.