jueves, 27 de febrero de 2025

ITALIA. “¡Es hora de construir el Partido Comunista!”


Febrero del 2025

Creo que no se aprendió bien la lección de la derrota del marxismo leninismo occidental, repleto de mecanicismos y maximalismos revisionistas desde los años sesenta, ya que la construcción de un partido comunistas no es solo un problema de voluntad es de táctica política, programa y alianzas, y en toda la entrevista creo que es donde falla ya que todo son respuestas a las iniciativas del capital, cuando lo que se trata desde la perspectiva gramsciana, es la construcción de una iniciativa política que surja y se desarrolle con el poder obrero y popular allí donde vive, trabaja y estudia, desde la defensa de los intereses concretos de las masas trabajadoras y el ideal socialista, para mañana constituirse como referente político y de construcción de una cultura obrera y popular alternativa de poder y de estado al capital. Aún así, la unidad comunista es la base para el debate y el encuentro con la línea política que analice la realidad y la transforme, por lo tanto todo mi apoyo. Nota de Alonso Gallardo   













Roma, 25 de enero de 2025, Teatro Flavio: asamblea nacional de Prospettiva Unitaria (Perspectiva Unitaria), el “frente único para la construcción del partido comunista en Italia”. Pruebas de unidad entre los comunistas: o más bien, entre algunos de los componentes que se definen como tales en el dentro-fuera de la política tradicional italiana. “¡Es hora de construir el Partido Comunista!”, anunciaba el manifiesto que convocaba al encuentro nacional. Un texto lleno de expectativas y otros tantos signos de exclamación que las enumeran, como el de “¡construir un frente amplio de lucha y liberación de la guerra imperialista!”, que pone como lema “¡No a la guerra!”. ¡No a la OTAN!”.

Para los ponentes que se turnaban en la sala llena de jóvenes y adultos mayores, el punto de partida parecía ser el del “análisis correcto”.

Habrá que definir cuáles serán las referencias conceptuales y cómo entenderlas de manera común, considerando las diferentes corrientes a las que han pertenecido y pertenecen los comunistas que pretenden unirse, en el contexto del choque entre clases que impone opciones y posiciones.

¿Con qué espíritu se considerarán los conflictos si no se hace un balance histórico de los intentos revolucionarios del siglo pasado? ¿Con qué empuje se estará en las luchas si el horizonte sigue siendo el de las compatibilidades establecidas por el legalismo policial que ha reprimido, en Italia, los revolucionarios de los años 70 que querían hacer la revolución a la izquierda del Partido Comunista de Berlinguer, que reconoció a la OTAN en 1973?

¿Es suficiente la presencia de representantes diplomáticos de los países latinoamericanos que enarbolan la bandera del socialismo (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia) para definir la elección del bando en su proprio país?

¿Es suficiente la bandera de Palestina para evaluar de manera leninista la relación entre costos y beneficios, entre conflicto y consenso? ¿Basta todo esto si se tiene miedo a reconocer como propia la historia de los intentos revolucionarios tal como se presentaron en Italia?

Al margen del congreso, lo comentamos con Fosco Giannini, incansable impulsor de este proyecto, que no cierra el debate con quien tiene una militancia revolucionaria, diferente de la suya y, como la que escribe, no la repudia. Ex senador del Partido de la Refundación Comunista (PRC), Fosco no es ajeno a los más diversos intentos de unir las abigarradas almas del comunismo italiano, huérfano tanto por la involución político-ideológica del histórico PCI como por el “fracaso sustancial” (como afirma Giannini) del proyecto de Rifondazione Comunista.

Fundó, con muchos otros compañeros, el Movimiento por el Renacimiento Comunista, del que es coordinador nacional. Fue director durante unos once años de la revista mensual impresa L’Ernesto (inconfundiblemente dedicada al “Che”) y luego del periódico digital Cumpanis, que trasladó fuerzas editoriales e intelectuales hacia FuturaSocietà, el actual periódico del Movimiento de Renacimiento Comunista. Y ahora es el director nacional de esta nueva plataforma agregativa, Prospettiva Unitaria.

¿Cómo se llegó a este encuentro nacional?

Llevamos muchos años trabajando en un proceso unitario de las fuerzas comunistas italianas, y esto contrasta claramente con el estado de grave fragmentación de las fuerzas comunistas, antiimperialistas y revolucionarias de nuestro país. Y con el objetivo de construir un partido comunista más fuerte que se ofrezca como pivote, sinceramente unido, de un frente antiimperialista más amplio: ante todo contra las guerras imperialistas y por la salida de Italia de la OTAN y de la Unión Europea.

Consideramos un éxito habernos reunido aquí, hoy, 25 de enero, en Roma, para discutir muchas realidades comunistas y revolucionarias en torno a la posibilidad de construir un camino unitario y a la necesidad de poner en marcha un partido comunista serio, digno de ese nombre, en este país. ¿Dónde empezó nuestro trabajo conjunto? En primer lugar, quisiera decir que Cumpanis, el periódico que dirigí, ya estaba fuertemente comprometido con este proceso de reagrupación de fuerzas. Y hoy son cuatro formaciones las que se están uniendo, pero en verdad son muchas más porque el Movimiento de Renacimiento Comunista -uno de los cuatro componentes de la propuesta actual- ya había agrupado a otros seis organismos comunistas organizados importantes en este país, más muchos dirigentes obreros e intelectuales. Así que hoy es un día feliz para nosotros. Por supuesto, como han señalado algunos compañeros, por ejemplo Sergio Cararo, director de Contropiano, no será fácil unir y construir una fuerza comunista capaz de hacerse sentir, necesaria por el movimiento obrero en su conjunto. La unidad, por muy significativa que sea, que hemos construido hasta ahora es sólo el primer paso de los muchos que debemos dar. Así que a partir de hoy comienza la tarea más difícil. Pero siempre hemos sabido que construir un partido comunista a la altura de los tiempos y de la lucha de clases actual no sería una cena de gala. Por el trabajo político nacional que hemos realizado, por haber ya difundido y arraigado nuestro proyecto (y nuestro análisis, nuestras ideas) en todo el territorio nacional, tenemos la esperanza de poder lograr nuestro objetivo.

¿Y cómo piensas continuar? ¿Por qué etapas y nombramientos debe pasar la unidad de los comunistas?

Mientras tanto, el documento político en el que se basa esta jornada se discutirá en todos los territorios, desde el Valle de Aosta hasta Sicilia, pasando por Lombardía y Calabria. A esto le seguirá la construcción de referentes organizativos para el desarrollo de iniciativas sociales y políticas. Teniendo en cuenta las degeneraciones electoralistas e institucionalistas que han llevado a la “mutación genética” de gran parte del movimiento comunista italiano, pensamos ante todo en un partido comunista fuertemente arraigado, vinculado a los trabajadores, fuertemente activo y presente en el plano de la lucha social y antiimperialista. Una fuerza comunista que organiza su consenso, no a través de instituciones, sino principalmente a través de vínculos de masas, conexiones sentimentales con el pueblo, las mujeres, los jóvenes y los intelectuales revolucionarios. Lo diré en mi discurso de clausura de esta asamblea: en Italia hay aproximadamente 130 bases estadounidenses/OTAN. El nuestro es por tanto un país ocupado por un ejército extranjero que ha despojado de todo poder al parlamento (cada vez más burgués), al ejército, a los servicios secretos, a las fuerzas policiales. Y sin embargo, delante de estas 130 bases militares del ejército de ocupación no ondean las banderas rojas con la hoz y el martillo. En Italia asistimos a una penetración del poder económico e industrial imperialista, puramente norteamericano, que compra las grandes empresas, las grandes fábricas italianas, para luego despedir a miles de trabajadores y revender esas mismas empresas en el mercado internacional, sobre todo allí donde la mano de obra está mal pagada. Es el caso de la industria Merloni, comprada por la estadounidense Whirlpool y ahora vendida a la turca Beko; y es el caso de la histórica Cartiere Miliani de Fabriano, comprada por fondos estadounidenses, que ahora preparan 1.300 despidos de trabajadores. Pues bien: delante de la ex Whirlpool y de la papelera Miliani ya no ondean las banderas rojas con la hoz y el martillo. La Fiat italiana, con una acción imperialista, creó Stellantis, sacó puestos de trabajo de Italia, sacó un océano de dinero de los gobiernos italianos y hoy inicia una lucha durísima contra los trabajadores. Sin embargo, ante Stellantis no ondean las banderas rojas con la hoz y el martillo. Nosotros en Prospettiva Unitaria queremos llevar la lucha y las banderas rojas frente a las bases de los EE.UU./OTAN y frente a las fábricas. No queremos construir otro partido comunista, sino que queremos construir el partido comunista. Queremos llenar un vacío dramático.

Muchas iniciativas similares, con intenciones igualmente buenas, han quedado en el camino. Como político experimentado, ¿por qué ocurrió esto y por qué debería ser diferente ahora?

Hay muchas razones. Una que me parece fundamental es la cohesión ideológica inicial. Creo firmemente que muchas operaciones políticas de las organizaciones comunistas nacieron no sobre la base de una estructura ideológica de lucha fuerte y homogénea, sino de la unión de fuerzas demasiado diferentes entre sí para poder hacer presencia. Tras el fin del Partido Comunista Italiano, el histórico (fin que debemos investigar, para no repetir las degeneraciones ideológicas que marcaron la larga involución de ese partido), el proyecto de Refundación Comunista había dado tantas esperanzas, pero acabó por demasiado eclecticismo ideológico interno, por un maximalismo profundo y un activismo sin un verdadero movimiento de lucha, y por una sustancial deriva institucionalista cada vez más marcada, iniciada con la presidencia de la Cámara de Bertinotti y las derivas liberales del gobierno Prodi de 2006. Ahí termina una parte muy importante de la esperanza de Refundación Comunista. Creo poder decir, con toda honestidad intelectual, que el fracaso de Refundación Comunista radica precisamente en el sentido semántico del término: es decir, no se ha refundado nada en el plano político y teórico, pero se ha resumido mucho de lo peor: desde el abandono del pensamiento y de la práctica de la revolución, desde la mistificación del pensamiento marxista, leninista y gramsciano, hasta la inevitable deriva institucionalista.

Las demás experiencias comunistas italianas organizadas, tras el fin del PCI y el fracaso del PRC, fueron experiencias de gemación, es decir, de escisión tras escisión. Este proyecto nuestro, el proyecto de Prospettiva Unitaria, que no será fácil, no será una cena de gala, será muy difícil, sin embargo, no surge de una escisión ni de un brote, al contrario surge a través de un amplio proceso unitario; y precisamente esto nos permite, ya que no venimos de una escisión, un proyecto político y teórico autónomo y revolucionario.

Hubo –dijo usted– una deriva institucionalista. Pero ¿no es la suya una visión enteramente interna a los sectores del partido y a las muchas ventanas cerradas a un aire que, afuera, seguía cambiando? Fuera (y también dentro) de esos sectores ha habido movimientos y pequeñas “minorías activas” posteriores al siglo XX. ¿Bastará con liquidarlos con unos cuantos anatemas? Además, y por encima de todo, se produjo la remoción y demonización de un proceso revolucionario que, a la izquierda del PCI, había reivindicado a su manera la “resistencia traicionada” de los viejos partisanos. ¿No cree que partir de ese alto cuestionamiento de las relaciones de poder es esencial para entender por qué, en Europa, no hemos conseguido “pasar” ni con las armas ni con las urnas, y la única oportunidad, la griega con Tsipras en 2015, acabó como sabemos? ¿Cómo se construye un frente anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal? ¿O cree usted que basta con volver a proponer una especie de marxismo-leninismo tibio?

No pienso en modo alguno en una nueva propuesta “consoladora” de un marxismo-leninismo dogmático y verborrágico. Pienso, exactamente por el contrario, en valorizar el gran pensamiento y la práctica de todo el movimiento comunista y revolucionario histórico, desde la Comuna de París hasta Marx, desde Lenin hasta Octubre, desde Fidel hasta Chávez, hasta todas las grandes luchas revolucionarias, desde la guerra de liberación italiana hasta las grandes luchas obreras y campesinas del PCI hasta los años 70. Y pienso también en los importantes movimientos comunistas que lucharon a la izquierda del PCI. La cuestión es que toda nuestra historia (toda ella: desde Marx a Lenin, desde Stalin al “Che”) no se vuelve a poner en juego de forma cristalizada y atemporal sino que se revive y se desarrolla dentro de las nuevas contradicciones imperialistas y capitalistas: la cuestión es que los comunistas, llevando en sus mochilas su inmenso, luminoso, legado histórico y teórico, no se transforman en sacerdotes del pasado, sino en profetas del futuro y decodificadores y transformadores del presente. Nos esperan grandes luchas: desde la lucha contra la guerra imperialista hasta las luchas contra las políticas de libre mercado de la UE; desde las luchas contra el neocolonialismo estadounidense en la industria italiana hasta aquellas contra la privatización masiva de la salud pública; desde las luchas en defensa de la escuela pública y junto a los estudiantes hasta la lucha por el derecho a la vivienda. No hay otra manera. Ciertamente, el movimiento comunista italiano vive una crisis aterradora, pero hay que reiterar dos hechos: primero, la insurrección antiimperialista mundial, que ha hecho rápidamente risible la “ratificación” del “fin de la historia” y ha construido un vasto frente objetivamente antiimperialista hasta los BRICS-PLUS, “legitima” aún más, en el plano de la objetividad histórica, la acción de las fuerzas comunistas y revolucionarias en los países de alto desarrollo capitalista. En segundo lugar, frente a la crisis real del movimiento comunista italiano, los partidos comunistas gobiernan hoy directamente a cerca de una quinta parte de la humanidad y donde no están en el gobierno dirigen las luchas de masas de más de mil millones de seres humanos, las luchas de los trabajadores. Obviamente, en un proceso unitario comunista, como el que estamos llevando adelante en Italia, son importantes la pasión, el sentido del sacrificio, pero también el sentido de la disciplina. Pensemos en una organización comunista que aborde en primer lugar el problema del centralismo democrático. Y también somos conscientes de lo difícil que es hoy en día adquirir la capacidad de leer las contradicciones. Por ejemplo, considero que los dos días de la toma de posesión de Trump, los dos discursos que pronunció en su toma de posesión, el 20 de enero, fueron de extraordinaria importancia. Un Trump rodeado de todo Silicon Valley, de todo el gran capitalismo, del quinto capitalismo. Ésta me parece una representación plástica muy, muy importante, en el sentido de que el quinto capitalismo está tomando el poder directamente en los EE.UU. y tenderá a tomarlo en toda la comunidad mundial. Es como si la acería Krupp no sólo hubiera apoyado financieramente a Hitler, sino que hubiera tomado directamente el poder en Alemania. La misma guerra aduanera global lanzada por Trump no debe de ninguna manera ser desestimada como una forma “trumpista”: el proteccionismo económico es en cambio una constante a lo largo de la historia capitalista, casi siempre se ha presentado en fases de necesidad de acumulación capitalista, llevando a los Estados capitalistas proteccionistas a asumir la postura de bestias salvajes que se retiran a la tensión de sus músculos para preparar la emboscada de la guerra.

Hasta este punto, sin embargo, estamos siempre en el nivel de análisis, el de la necesidad de tener una brújula teórica y también de ver en qué formas organizarse. Pero en el plano de la lucha, de ser reconocidos por la clase como su parte avanzada, ¿cuáles son las campañas que propone esta nueva unidad de los comunistas?

El frente imperialista apunta a la tercera guerra mundial, esta es la primera consideración desde la que hay que partir y que debe difundirse a nivel popular: construir un frente común de masas contra la OTAN y liberarnos del imperialismo norteamericano y tout court. Un sujeto comunista debe organizar y empujar a la acción a los muchos que no aceptan sufrir pero que ya no tienen la fuerza ni la determinación para estar en una movilización permanente que debe organizarse a partir de la construcción de la conciencia. Sé que lo que nos disponemos a emprender es una tarea difícil, pero os puedo decir con certeza que no quisiera en absoluto un partido en pantuflas ni un trampolín para pequeños arribistas. Y no es a través de conferencias que se libra la lucha, esnecesario debatir pero actuar. Pienso en un partido comunista muy agresivo, en el sentido de que sea capaz de romper el muro de la censura, de la complicidad y de las posiciones de ventaje, a través de acciones muy fuertes y significativas. La conexión entre las acciones agresivas y el mantenimiento de la relación con la conciencia popular me parece una cuestión central.

¿Cuál sería una acción agresiva hoy en día?

Por ejemplo, una protesta permanente frente a la embajada de Israel: para el fin de la ocupación y para decir con fuerza, y sin chantaje, que el trato reservado a los palestinos se parece al trato nazi. Debemos persistir, dar ejemplo, aun a riesgo de ir a la cárcel.

Algunas intervenciones destacaron el cierre de espacios políticos para la oposición a nivel europeo. En Italia, esta involución autoritaria viene de lejos y ha encontrado muy pocas barreras en una izquierda con mentalidad policial y justicialista. ¿Cómo se equipan los comunistas para abrir caminos y romper viejos esquemas, considerando que en esta sala hay muchos viejos militantes nutridos de esa visión?

En lugar de dar una respuesta formal, permítanme darles un ejemplo. En Bruselas está la sede de la OTAN, en Bruselas está la Unión Europea. Tenemos que ir y manifestarnos allí, tenemos que actuar también absolutamente sobre las fuerzas comunistas de la Unión Europea, sobre las fuerzas antiimperialistas para que juntas luchen bajo el cuartel general de la OTAN en Bruselas. Si bien el capital transnacional europeo ha logrado su unidad dotándose de un poder institucional “títere”, como la Unión Europea, el movimiento obrero y comunista aún está lejos de su unidad. Necesitamos pues un partido comunista, y me refiero en primer lugar a la UE, capaz de constituirse como un sujeto revolucionario transnacional. Si la globalización capitalista une a los ricos y hace la guerra contra los explotados, nos corresponde a nosotros organizar a los explotados. Ya se está prestando atención a esto, pero es necesario ponerlo como piedra angular. Es necesario unir el movimiento comunista y el movimiento revolucionario antiimperialista a escala supranacional en oposición al capital unido a nivel transnacional. Si os unís, lucháis juntos, partiendo de elementos emblemáticamente fuertes, tenéis que ir a romper las pelotas en la sede de la OTAN en Bruselas. Y necesitamos encontrar una manera de impactar toda la cadena de producción.

El Movimiento por el Renacimiento Comunista participó en Caracas en los encuentros por la construcción de una Internacional antifascista, anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal. Con su periódico “Futura Società”, también se sumó al Llamamiento a la construcción de una red de comunicación alternativa, en el marco del III Congreso Internacional de Comunicación que tuvo lugar, también en Venezuela, en la sede de la Universidad Internacional de la Comunicación, dirigida por la rectora Tania Díaz. Y aquí están las representaciones diplomáticas de los países socialistas latinoamericanos. ¿Cómo encaja esta perspectiva en el proceso de construcción de la unidad de los comunistas?

Como Movimiento por el Renacimiento Comunista estamos muy comprometidos con este trabajo internacionalista, también con nuestro encargado de Asuntos Exteriores, el compañero Gianmarco Pisa, con quien, como sabéis, hemos organizado varias iniciativas. La cuestión del antifascismo es de gran actualidad y debemos resaltar su importancia incluso con aquellos compañeros que creen que ya no existe. El fascismo es una de las máscaras que utiliza el capitalismo, y se presenta en formas diversas y leopardosas, sobre todo cuando gobierna. Meloni pretendió estar contra la OTAN y contra la Unión Europea pero, como el imperialismo es consustancial al fascismo, en cuanto llegan al gobierno cambian de opinión y se convierten en sirvientes de Washington y Bruselas. Pero el fascismo sigue siendo extremadamente peligroso. Lo vemos con la restricción de los espacios democráticos, de los espacios de lucha, y con todas aquellas medidas, como la premiería o el proyecto de ley de seguridad, que aluden al orden fascista en esta fase. Así que creo que la experiencia y las consignas que nos llegan desde Venezuela, donde el fascismo se enmascara y se presenta al mismo tiempo con una burguesía políticamente armada, son muy importantes para aclarar esta cuestión. Creo, además, que la consigna relativa a la lucha contra el patriarcado es decisiva, ya que el patriarcado es una pieza no secundaria del poder del capital y la lucha por la liberación de las mujeres (no en las formas de cierto “feminismo liberal” norteamericano y europeo sino, sobre todo, en las formas revolucionarias de los movimientos de mujeres en América Latina) es una lucha por la liberación de toda la “clase” y de la humanidad. He aquí un punto que me toca de cerca el corazón: ciertos “comunistas” italianos (que luego se juntaron con el nazifascista Alemanno) han llegado a ridiculizar y burlarse de la lucha por los derechos civiles. Bueno: soy consciente de cómo la izquierda “radical” italiana (y no sólo la italiana) ha anulado, sea la lucha de clases que también la centralidad de los derechos sociales; de cómo llenó el vacío político-teórico resultante con una especie de superfetación e idolatría sin clases de los derechos civiles, cuando estos eran los únicos que le quedaban a esta izquierda “radical” para defender. Pero la conclusión a la que llega esa rara especie de comunistas italianos que pretenden burlarse de los derechos civiles es horrenda. Es el camino que nos llevaría a abandonar el ser comunista mismo, ya que ser comunistas significa no sólo borrar las relaciones de producción capitalistas, sino también iniciar procesos de liberación para todas las mujeres y todos los hombres. Los derechos sociales y los derechos civiles se combinan, en cambio, en la lucha anticapitalista y totalmente revolucionaria.

¿Y cuál será el papel del periódico Futura Società en este proyecto?

El papel de Futura Società es el mismo que tiene el Movimiento para el Renacimiento Comunista dentro del proyecto de Prospettiva Unitaria para el partido comunista. Habrá que ver si al final del proyecto común seguirá siendo el periódico de todos o si, juntos, se optará por dotarse de otro periódico. Lo que espero y deseo, anticipando que respetaré lo que será la voluntad común, es que, gracias al grande y prestigioso trabajo político y editorial de la directora de Futura Società, la compañera Adriana Bernardeschi, y de toda la redacción (en la que también estás presente tú, compañera Geraldina), este periódico se convierta en el del partido comunista que estamos construyendo.

 

RESUMEN LATINOAMERICANO