miércoles, 27 de noviembre de 2024

El pensamiento decolonial y la crítica al marxismo-leninismo



No existe un marxismo leninismo, existen muchas visiones del marxismo leninismo que tienen su propia expresividad dependiendo de las experiencias históricas y culturas. Tampoco existe una jerarquía de principios, dependiendo siempre de la temática en el espacio y el tiempo, pero si se puede reflexionar críticamente aquellas posiciones que se acogen a ciertas visiones revisionistas del marxismo, como las degeneraciones mecanicistas y deterministas del marxismo occidental influenciado por las resoluciones revisionistas del XX Congreso del PCUS y posteriores. 

El eurocomunismo reformista de izquierda y el mecanicismo metafísico izquierdista, son degeneraciones dentro del movimiento marxista leninista que en su fracaso ideológico y político, el primero por la crisis global del capitalismo de libre mercado monopolizado, que impide el desarrollo de pequeñas reformas del capitalismo y que impuso el neoliberalismo, se va diluyendo para convertirse en un reformismo populista de izquierda con tendencia identitarias nacionalistas y de género sobre la base de la cultura woke y los segundos, generando una visión filosófica del marxismo cerrada y unívoca, sobre la base del mecanicismo y el determinismo histórico del proletariado y del socialismo y por los mismos motivos se han ido diluyendo ante la crisis global, convirtiéndose en su mayoría en el actual ninismo de base ideológica neotrotskista. 

El decolonialismo nace de esa crítica no marxista a la visión mayoritaria en occidente del marxismo leninismo y fruto de la degeneración revisionista del marxismo leninismo occidental, que tanto en su variante reformista de izquierda como en la del mecanicismo determinista, sufren de la visión eurocéntrica y supremacista de la cultura europea, heredada de las élites ilustradas colonizadoras que negaban y niegan, que culturalmente han existido y existan culturas como mínimo iguales o superiores por su antigüedad, que la colonialista e imperialista cultura occidental con base grecorromana y del monoteísmo judeocristiano y de aquí, el actual dominio ideológico del liberalismo individualista y relativista de la posmodernidad y del resurgir neonazi. Nota de Alonso Gallardo   

 

Fuentes: Rebelión

Introducción 

Dentro de la academia han aparecido teorías críticas que han intentado sustituir el análisis clasista y radical del marxismo militante o marxismo-leninismo, además de resignificar o reinventar el contenido teórico de la izquierda. 

En esta línea, sobresale el pensamiento decolonial que bien podría formar parte de lo que Rockhill[i] denominó “industria teórica global”, la cual domina el mercado de las ideas académicas y tiene como objetivo redefinir a la izquierda intelectual como algo alejado del comunismo. Sin embargo, el auge de esta alternativa al marxismo militante esta más relacionado con la moda y prestigio académico que con la eficacia de estos planteamientos en la lucha por la liberación de los pueblos. Es por ello que, pese a su gran popularidad, esta expresión teórica cuenta con limitaciones y cuestionamientos.   

Fundamentos del pensamiento decolonial

Aunque existen una plétora de autores y académicos que han adoptado la perspectiva de los estudios decoloniales, son Aníbal Quijano, Walter Mignolo yBoaventura de Sousa Santos los más influyentes[ii]. El pensamiento decolonial, ahora muy de moda entre la “izquierda” académica, se ha presentado a sí misma como una alternativa crítica y analítica al marxismo, incluso como una propuesta sucesora y superadora de los paradigmas emancipadores del siglo XX. El pensamiento decolonial ha tenido una fuerte influencia en sectores de la izquierda política, por medio de la popularización del “Buen Vivir” como nuevo paradigma civilizatorio.  

El pensamiento decolonial aparece como una crítica a la modernidad eurocéntrica y colonial. En términos teóricos, propone la “descolonización” de los conocimientos, concepciones y pensamientos por medio de una epistemología del sur que reivindica una ecología de saberes donde los conocimientos y epistemologías de los pueblos indígenas no sean invisibilizados[iii]. De esta forma, para los decoloniales existe una estrecha relación entre la emancipación y “la descolonización del imaginario y la desuniversalización de las formas coloniales del saber” que aparecen como “condiciones de toda transformación democrática radical de estas sociedades”. Por ello existe una relación condicionada entre la colonialidad del poder y la colonialidad del saber.

Para Edgardo Lander[iv] el marxismo “no escapa del eurocentrismo y colonialismo característicos de los saberes modernos hegemónicos”, por lo que, representa un pensamiento emancipador de raíz eurocéntrica, que ignoró y desvaloró las reivindicaciones de las luchas sociales fundadas en universos culturales no europeos. ”Por lo anterior, se requiere modificar la perspectiva en torno al sujeto de la historia propuesta por el marxismo-leninismo. La consecuencia es migrar del concepto de clase al de raza.

Además de que, según Lander, el marxismo profesa una especie de prometeismo que idealiza el progreso por medio de “una admiración sin límite, de las fuerzas productivas desarrolladas por la burguesía en la sociedad capitalista.”[v] Para estos autores, es posible equiparar al marxismo, sobre todo a la experiencia soviética, con una especie de modelo de desarrollo basado en el extractivismo equivalente al desarrollismo capitalista. Ejemplo de ellos es que Boaventura de Sousa Santos, en su texto, Descolonizar el saber, reinventar el poder, equipara al marxismo con el keynesianismo, siendo ambos paradigmas emancipatorios.  De esta forma el marxismo, según los decoloniales, derivado de su eurocentrismo y prometeismo, intenta trasladar la historia de Occidente a América Latina y está obsesionado con la idea de progreso, además de que no comprendió el problema colonial por lo que su paradigma emancipador no es aplicable para los pueblos colonizados.

Las limitaciones del pensamiento decolonial

Estudios recientes (y no tan recientes) demuestran que afirmar que todo el marxismo es un pensamiento eurocéntrico que no entendió el problema colonial y que profesa un culto al progreso son, por lo menos, insostenibles. La difusión de los estudios de Marx sobre el problema colonial, realizado por Álvaro García Linera, o los estudios de Theodor Shanin[vi] o Kevin Anderson[vii] sobre el abordaje marxiano del capitalismo periférico y el cuestionamiento de la esclavitud en Estados Unidos; o los recientes debates entre los ecólogos marxistas [viii] como Jason Moore, Bellamy Foster, Kohei Saito[ix], demuestran lo errado de suponer que el progreso y el prometeismo son fundamentos inherentes al marxismo.

Es cuestionable que el pensamiento decolonial no realice un análisis objetivo y minucioso de la influencia del marxismo leninismo en los movimientos y dirigentes anticoloniales del tercer mundo agrupados en la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL)[x]. Igualmente es caricaturesco que se afirme que el leninismo expresa una radicalización de la postura colonial eurocéntrica,[xi] sin siquiera realizar una evaluación de las implicaciones que tiene, en la lucha por la emancipación de los pueblos, la teoría leninista del imperialismo y las tesis sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación.

Mas allá de las opiniones sobre el marxismo, los límites del pensamiento decolonial son expuestos por Enrique de la Garza[xii], en su estudio, Crítica de la razón neocolonial. De la Garza, refiriéndose a la obra de Quijano, Mignolo y Santos, señala que:  a) no logran comprobar la existencia de una epistemología eurocéntrica, en todo caso omiten que existen varias epistemologías elaboradas por pensadores europeos, como el marxismo, positivismo y la hermenéutica; b) cuando abordan a los referentes del pensamiento situado hacen referencia a autores que están influenciados por el marxismo; c) desplazan la crítica del capitalismo a la modernidad y al colonialismo y con ello pasan del análisis de la clase al de raza, pero no demuestran la relación estructural entre colonialidad y raza; d) no tienen una teoría histórica del colonialismo; e) políticamente, el Buen Vivir no superan las propuestas realizadas por el socialismo utópico hace más de 150 años.

Es irónico que, pese a su furioso anti-eurocentrismo, el pensamiento decolonial, reedite desde América Latina, el pensamiento posmoderno europeo[xiii]. No es casual que el mismo Bonaventura de Sousa se reivindique como un “posmoderno de oposición.”  Su crítica a la idea de progreso es un traslado de la crítica posmoderna a los metarrelatos y grandes narrativas. También, al reivindicar los universos culturales no europeos, recupera la propuesta posmoderna de pasar de las luchas clasistas a la de identidades múltiples. Su crítica al racionalismo, heredado de la ilustración occidental, es una reformulación de la crítica al pensamiento científico de los posmodernos y al desdén por la posibilidad de conocer la realidad objetiva.

No es innecesario recordar que varios de los intelectuales que asumen como propio o simpatizan con el Buen Vivir, como Raquel Gutiérrez, Silvia Rivera Cusicanqui, Raul Zibiechi, negaron el Golpe de Estado en Bolivia en 2019, omitiendo o subestimando el papel injerencista del imperialismo, de la OEA, y los entonces gobiernos títeres de Washington en Brasil y Argentina, así como de las burguesías criollas de América Latina. Estos intelectuales, culparon a Evo Morales y García Linera del Golpe, incluso lo caracterizaron como un “levantamiento popular”[xiv].

Conclusión

Lo irónico del pensamiento decolonial es que, aunque se identifique como superadora del marxismo-leninismo, en realidad es premarxista, peculiarmente cercano a las elucubraciones idealistas e ingenuas de los jóvenes hegelianos, de las cuales Marx se encargó de exponer sus limitaciones en textos como La Sagrada Familia.

Mientras los ideólogos del pensamiento decolonial se esfuerzan en reformulaciones teoricistas desplazando el problema político de la clase a la raza y del imperialismo-capitalismo al colonialismo, los imperialistas y la burguesía aplauden airosos el desarme ideológico de la clase trabajadora.

Si realmente queremos avanzar en la emancipación de la clase trabajadora y los pueblos del mundo, tenemos que combatir el desarme teórico e indefensión política de las y los trabajadores promovidos por la industria teórica global. La tarea urgente es regresar a lo clásico, a lo que permanece con todo su peso en el devenir de la historia, porque ha entendido las fuerzas de la historia misma. Regresar a lo clásico significa, no caer presa de la industria teórica global y reivindicar creativamente la ciencia del marxismo leninismo como arma y teoría de la revolución y la emancipación de los pueblos, esa es la tarea.


[i] Gabriel Rockhill, The CIA & the Frankfurt school’s anti-communism, The Philosophical Salon, 2022, en https://thephilosophicalsalon.com/the-cia-the-frankfurt-schools-anti-communism/?fbclid=IwAR18N9wpf2Uqyj9wjDODzXd3YY9ygR8gwAsVQ1GDf-QeWzJE1B_a2qL6hh8

[ii] Enrique De la Garza, Poscolonialidad y buen vivir: crítica epistemológica y de factibilidad, Crítica de la razón neocolonial, Buenos Aires, CLACSO, 2021.

[iii] Boaventura de Sousa Santos, Introducción a la epistemología del Sur, 2010, en http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/INTRODUCCION_BSS.pdf

[iv] [iv]Edgardo Lander, Marxismo, eurocentrismo y colonialismo, La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas, Buenos Aire,CLACSO, 2006, p. 211.

[v] Ibid.

[vi] Theodor Shanin, El Marx tardío y la vía rusa. Marx y la periferia del capitalismo, Madrid, Revolución, 1990.

[vii] Anderson Kevin, El Lincoln de Spielberg, Karl Marx y la Segunda Revolución Americana, Sin Permiso, 2013, en https://www.sinpermiso.info/textos/el-lincoln-de-spielberg-karl-marx-y-la-segunda-revolucin-americana

[viii] Jason Moore, El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital, Madrid, Traficante de Sueños, 2020.

[ix] Kohei Saito, La naturaleza contra el capital. El ecosocialismo de Karl Marx, Chile, Bellaterra, 2022.

[x] Luis Suarez y Ulises Estrada, Rebelión Tricontinental. Las voces de los condenados de la tierra de Asia, África y América Latina, Ocean Sur, 2007

[xi] Lander, op. cit., p. 226.

[xii] Enrique De la Garza, Poscolonialidad y buen vivir: crítica epistemológica y de factibilidad, Crítica de la razón neocolonial, Buenos Aires, CLACSO, 2021

[xiii] Francisco Erice, op. cit.

[xiv] Raúl Zibiechi, Bolivia: un levantamiento popular aprovechado por la ultraderecha, Desinformémonos, 2019, en https://desinformemonos.org/bolivia-un-levantamiento-popular-aprovechado-por-la-ultraderecha/

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