Noviembre 2/2024
Queridos camaradas e invitados, en nombre del Secretariado Nacional y de la Comisión Internacional del PRCF, queremos daros las gracias por estar hoy aquí con nosotros. En particular, queremos dar la bienvenida y agradecer a los delegados internacionales, representantes de los partidos comunistas de todo el mundo y de las embajadas de los países socialistas, su presencia, que nos honra y nos obliga.
Historia de la labor internacionalista del PRCF (2004-2024)
A lo largo de los veinte años que conforman la trayectoria del PRCF, el trabajo internacionalista ha estado siempre en el centro de nuestro compromiso político como militantes francamente comunistas. El trabajo enormemente facilitado por el hecho de que trabajaron duro para crear una red internacional Internacionalista en los años 1991/2000. Margot internacional del PRCF se ha visto los fundadores del PRCF también del Comité Honecker de Solidaridad Honecker, Marcelino Camacho, Irma Thálmann, Leocadia Prestes (hija del brasileño Carlos), Egon Krenz, el último presidente de la RDA, y por supuesto Henri Alleg, fueron miembros del comité de honor de este CHSI, que se mantuvo firme durante la caída de la URSS y la RDA y que contaba con corresponsales checos, húngaros, bálticos, rusos y, por supuesto, cubanos.
El Comité Internacional desea rendir un homenaje especial al camarada Daniel Antonini, que hoy no puede estar con nosotros. Un camarada que, de 1966 a 1971, fue Intersecretario del movimiento JC y, por tanto, responsable del FMJD, del que Francia ostentaba la secretaria, y cuya extraordinaria labor, como primer dirigente internacional del PRCF, permitió sentar las bases de gran parte de todas las relaciones internacionales que hoy tenemos. Aspiramos a continuar y ampliar esta labor honrando los principios con los que él ha trabajado todos estos años para dar a conocer el Polo a la ICM y al mundo entero.
La situación internacional actual :
La amenaza de una Tercera Guerra Mundial, que podría implicar el uso de armas nucleares, es cada vez más fuerte. Apoyado por los medios de comunicación estatales y una prensa en gran medida alineada con los intereses del complejo militar-industrial, Emmanuel Macron se está posicionando como el líder de una trayectoria que bien podría resultar suicida para Francia, Europa y toda la humanidad. Esta carrera precipitada hacia la guerra imperialista avanza a un ritmo alarmante.
Por debajo de cierto umbral, que Macron parece decidido a sobrepasar para aclamación interesada del complejo militar-industrial, la disuasión nuclear francesa desempeña un segundo nivel, conflagracién). de actuar como papel protector, al menos en apariencia (no era protectora en un porque en caso de guerra nuclear mundial, nadie se salvaría de la Pero una vez traspasado ese umbral, el arma atómica francesa deja escudo y se transforma en un pararrayos que atraerá rayos hacia Francia si Crimea, Odesa o Ucrania arden en llamas, con soldados franceses en primera línea, luchando a miles de kilómetros de su patria para defender un régimen pronazi, el de Kiev, y al servicio de los intereses estadounidenses (la dominación mundial). Ya no se trata de un objetivo nacional, sino imperial: la creación de un Estado federal europeo belicista, con un ejército euroatlántico y sometido al imperialismo financiero alemán, en un contexto de guerra social en Francia contra las conquistas sociales de 1945. Son los trabajadores franceses quienes tendrán que pagar el precio de este sobrearmamento destructor, a través de salarios más bajos, la eliminación de la protección social, las pensiones de reparto, los subsidios de desempleo y los servicios públicos. Los anuncios conjuntos de la Comisión Europea, el Tribunal de Cuentas y Bruno Le Maire son una prueba flagrante de ello.
El imperialismo francés, debilitado y expulsado de numerosos países africanos en una nueva oleada de rebeliones nacional-populares (Malí, Burkina Faso, Níger, Senegal), parece reorientarse hacia el Eje Rumania-Moldavia-Europa del Sureste, Transcaucasia con Georgia y Armenia, y Asia Central, apoyando aún los intereses del bloque imperialista dirigido con puño de hierro por el Imperio estadounidense. Este redespliegue imperialista no beneficia a ningún pueblo y, repitámoslo, podría resultar suicida para la población francesa cuando, aunque sólo fuera por lo que nuestro pueblo debe a la URSS, vencedora de Hitler, deberíamos desarrollar la amistad con todos los pueblos, incluidos los pueblos ruso y bielorruso, a los que el general De Gaulle recordaba en 1944 que «desempeñaron el papel principal en nuestra liberación».
En Ucrania, la perspectiva de un posible colapso político y militar del régimen neonazi de Kiev ha galvanizado a los partidarios de la guerra dentro de la UE y la OTAN, encabezados por el gobierno de Macron, que no tiene mandato democrático del pueblo francés, que se opone abrumadoramente a enviar tropas francesas a Ucrania.
En Gaza, los aliados estadounidenses de Netanyahu arman sin descanso a las fuerzas militares israelies comprometidas en el genocidio del pueblo palestino, por no hablar del Libano, bombardeado y amenazado de invasión por el camnicero de Tel Aviv.
El riesgo de una guerra regional, luego mundial, si Israel ataca duramente a Iran y arrastra a Estados Unidos a un conflicto abierto, se convertiría entonces en el desencadenante directo de una guerra mundial exterminadora.
Tampoco hay que olvidar las provocaciones igualmente amenazadoras en Taiwán y en la península de Corea: Estados Unidos y sus vasallos europeos, anglosajones (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido) y asiáticos (Japón y Corea del Sur) acosan silenciosamente a China mientras amenazan abiertamente con destruir la República Popular de Corea. Si Trump vuelve al poder, el frente asiático bien podría adquirir una dimensión aún más peligrosa que la que se extiende desde la Finlandia militarizada por la OTAN hasta el martirizado Oriente Próximo. Con Harris, Ucrania explotará.
Por último, aunque parezcan más periféricos, el estrechamiento del cerco sobre Níger a través de la CEDEAO, a petición de Macron, y el recrudecimiento del bloqueo contra la Cuba socialista, orquestado por las administraciones Trump y Biden, demuest ran que la hegemonía euroatlántica busca eliminar todo lo que pueda interponerse en el camino de sus ambiciones ante un posible conflicto mundial contra Rusia y China. En Europa, esto ya se está manifestando en la represión silenciosa de todos los verdaderos patriotas que, conscientes del riesgo de destrucción total en caso de una guerra nuclear entre Oriente y Occidente, tendrían la lucidez de rechazar la sagrada unión contra Rusia o China.
En conclusión, la marcha hacia la guerra imperialista a escala continental (como punto de partida), la creciente fascistización de la Unión Europea y de sus Estados miembros, la disolución de los Estados nacionales en la maquinaria de un imperio euroatlántico que renueva las cruzadas antibolcheviques del pasado, y la ofensiva generalizada contra los derechos sociales conquistados por la clase obrera en el seno de esos mismos Estados nacionales liberados de Hitler, forman un mismo proceso. Quienes tratan de separar las luchas populares por la paz, la libertad, los derecho s sociales y la dignidad nacional se arriesgan a una derrota total, porque un frente dividido está condenado al fracaso.
Por ello, el PRCF ratifica y confirma su compromiso permanente con la plataforma antiimperialista mundial, con vistas a construir un amplio frente antiimperialista para detener la marcha hacia la guerra querida por los imperialistas a corto plazo y desesperada por su inevitable colapso a medio y largo plazo.
Asumir nuestras responsabilidades políticas en la escena internacional
Ante los colosales desafíos que se nos plantean, el PRCF, aunque modesto en tamaño, tiene sin embargo una gran responsabilidad ideológica y política en la escena internacional. Al tiempo que nos negamos a idealizar a Putin y su régimen anticomunista, es necesario rechazar el «ni-nismo», la postura cobarde que equipara a la UE-OTAN, principal adversario de los pueblos -en particular del nuestro-, con las fuerzas que se le resisten, consiguiendo a veces retrasar o contrarrestar su hegemonía. Una victoria militar rusa sería una gran derrota para la OTAN. También escrucial no demonizar, en nombre de un purismo ideológico equivocado, a Estados como la República Popular China o la República Popular Democrática de Corea, que están en el punto de mira del imperialismo estadounidense. Este último no tiene nada que hacer con sus portaaviones nucleares en Extremo Oriente, frente a Gaza, cerca de Cuba o en el estrecho de Taiwán. Es deber de los militantes francamente comunistas apoyar a los Estados socialistas que resisten al imperialismo y siguen llevando, cada uno a su manera, la esperanza del horizonte comunista que reivindicamos.
También debemos apoyar activamente al pueblo cubano, sometido a un cruel bloqueo impuesto por Estados Unidos, y apoyar, incluso en nuestra propia defensa, al Partido Comunista Cubano y a la dirección del Estado socialista, que no han dejado de plantar cara a la contrarrevolución mundial desde la caída de la URSS y de la RDA. Y a pesar de los intentos del gobierno francés, mediante medidas represivas, de silenciar a quienes defienden al pueblo palestino, debemos decir las cosas como son: el Estado de Israel es un régimen de apartheid, colonialismo cínico, limpieza étnica apenas disimulada, terrorismo de Estado y reiteradas violaciones de las resoluciones de la ONU. En resumen, un Estado canalla en la escena internacional. Del mismo modo, nos solidarizaremos con el pueblo canaco en su lucha por su derecho a la autodeterminación frente a un régimen macronista incendiario que sólo sabe responder con una represión digna de otra época.
Por una nueva internacional comunista
Más constructivamente, es esencial trabajar fraternalmente para reconstituir un verdadero movimiento comunista internacional, con el objetivo final de crear una Internacional Comunista y Obrera. Esta iniciativa, basada en un marxismo-leninismo renovado y en una reintegración en el movimiento proletario internacional, es la única manera de superar los recientes fracasos sufridos por ciertos partidos comunistas en diversas partes del mundo. También es necesario contribuir al renacimiento de un sindicalismo de clase masivo e internacional, representado en particular por la FSM, y reforzar el Frente Antiimperialista Mundial. Este núcleo rojo internacionalista podrá reavivar el ideal de una nueva generación del socialismo y del comunismo, reunificar el movimiento obrero, relanzar la batalla de la llustración y ofrecer a los pueblos en lucha, como los del África francófona en plena rebelión legítima (Malí, Burkina Faso, Níger, etc.), perspectivas de unificación, de ofensiva y de reconstrucción. Si no lo hacemos, nos enfrentaremos a un caos generalizado a escala mundial, como en Gaza y Haití.
Contra el salto federal europeo
A escala europea, hay que dejar de complacer a las instituciones supranacionales, empezando por el «parlamento» europeo, que son obstáculos para una verdadera emancipación de los pueblos. Hay que acabar con la gigantesca y grotesca mentira de la izquierda europeista, que lleva 40 años prometiendo (jy sigue haciéndolo hoy, a pesar del avance del imperialismo europeo!) «reformar la UE desde dentro para orientarla hacia el progreso social». Ya que estamos ¿por qué no imaginar una reorientación del BCE a favor de la ecología o de la OTAN por la paz, como ya preconizaba a finales de los años 80 el revisionista Enrico Berlinguer, jefe del eurocomunismo? Ya hemos visto a lo que condujo aquello.
Añadamos que la Europa supranacional y atlantista es ahora la plataforma continental de un doble proceso reaccionario que implica tanto la criminalización del comunismo histórico como la banalización y rehabilitación, aún más rampante, del fascismo, ¡como demuestra la odiosa resolución adoptada por el Parlamento Europeo en septiembre de 2019 que se atreve a remitir al Tercer Reich nazi y a su principal vencedor militar y político, la Unión Soviética!
Por el contrario, es crucial librar una lucha ideológica internacional contra la UE y la OTAN, para vincular la defensa de la paz a las luchas antifascistas, a la reconstrucción de las soberanías nacionales (que sería peligroso dejar en manos de los fascistas que las manipulan para promover el racismo, como es el caso del mussolinista Meloni en Italia o Marine le Pen en Francia), y a las luchas por mejores salarios, protección social, servicios públicos, empleo productivo (industrial y agrícola) y vivienda social. La sencilla consigna unificadora «¡Dinero para los salarios, no para la guerra, no para los accionistas! «, que el PRCF y el JRCF fueron los primeros en lanzar en Francia y que ahora está encontrando eco entre los sindicalistas combativos, debería difundirse a escala europea, en un momento en que el salto federal es inminente… y cuando la UE, apoyada por Le Maire y el Tribunal de Cuentas, se prepara para imponer, no sólo en Francia, una purga antisocial masiva, similar a la que Grecia experimentó bajo la Troika o Gran Bretaña bajo Thatcher.
En resumen, estamos ante la amenaza de un gran salto imperialista, antinacional, antisocial, belicista y antidemocrático, y sería un grave error que nuestro pueblo aceptara esta etapa federalista, que llevaría a la desaparición progresiva o rápida de la República Francesa y de las conquistas populares y democráticas de las luchas pasadas que aún encarna, participando dócilmente en el escrutinio europeo. En nuestra opinión, el verdadero radicalismo popular, patriótico e internacionalista consiste, por el contrario, en deslegitimar estas instituciones euroimperiales, guerreras, fascistas y supranacionales en ciernes.
Conclusión
Camaradas, los riesgos son grandes y las tareas numerosas, pero si el pesimismo de la razón puede parecer inevitable, no puede impedirnos ser optimistas sobre la acción militante que llevaremos a cabo en todas partes para abrir la perspectiva de una alternativa francamente progresista a escala internacional, que conduzca a la nueva posibilidad de una nueva generación de horizontes socialistas-comunistas. Los militantes francamente comunistas del PRCF, que pretenden prolongar las luchas pasadas de Robespierre, de la Comuna de París y del gran Partido Comunista Francés de Maurice Thorez y Jacques Duclos, ¡seguirán actuando al lado de todos los antiimperialistas y de todos los antifascistas para defender la paz mundial y relegar al capitalismo-imperialismo moribundo al museo de los horrores!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva el frente antiimperialista mundial!
¡Viva la nueva internacional comunista!
Gracias camaradas.
Boris Differ
Secretario encargado de Relaciones intemacionales del PRCF
Fuente: unidadylucha.es