Como es su costumbre, los medios de comunicación le han dado la vuelta a la historia de los suministros del gas ruso que llegaba a Europa antes de las sanciones: es Putin quien ha cerrado el grifo, titula Euronews (*). Posiblemente también haya sido él quien voló el Nord Stream.
Ahora la realidad vuelve a poner las cosas en su sitio: Zelensky no va a renovar el contrato que permite el tránsito de gas ruso a través de Ucrania. El contrato vence el 31 de diciembre. Las exportaciones de gas ruso a Europa a través del territorio ucraniano terminarán entonces, aparentemente.
A pesar de la guerra, el año pasado el gasoducto transportó más de 14.000 millones de metros cúbicos de gas ruso, un volumen inferior a los 40.000 millones inicialmente previstos, que resulta crucial para algunos países europeos, como Austria, Hungría y Eslovaquia.
La decisión ucraniana “perjudicará gravemente los intereses” de quienes desean seguir comprando gas ruso, ha dicho Dmitry Peskov, portavoz de la presidencia rusa, que predice un aumento significativo de los precios. Los europeos “simplemente tendrán que pagar mucho más”, lo que podría perjudicar la competitividad de su industria en los mercados internacionales.
Rusia ha buscado alternativas fuera de Europa. Negocia con Turquía la creación de un centro de distribución que permitiría a Moscú mantener sus exportaciones a Europa sin pasar por Ucrania. Esa estrategia es parte de una reorientación más amplia de las exportaciones rusas, particularmente hacia China, en respuesta a las sanciones occidentales.
Por su parte, Ucrania planea sustituir el gas ruso por gas azerbaiyano. El presidente Ilham Aliyev ha revelado que la Unión Europea y Kiev le habían pedido que facilitara las negociaciones con Moscú, con la esperanza de encontrar una solución aceptable para todas las partes. Sin embargo, esta opción plantea desafíos logísticos, ya que Ucrania no tiene una frontera común con Azerbaiyán.
La Unión Europea pretende liberarse del gas ruso para 2027, pero, como suele ocurrir, los sueños no concuerdan con la realidad: las exportaciones de gas ruso hacia Europa crecieron un 26 por cien en el primer semestre de este año respecto al anterior.
Macron se llena la boca de improperios contra Moscú, pero Francia acaba de superar a Hungría en el volumen de compras de gas ruso. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, al que los europeos acusan de ser un submarino de Putin en Europa, denuncia la hipocresía: todos hacen lo mismo que ellos, y señala con el dedo especialmente a Polonia.
Hay países, como Austria y Eslovaquia, que siguen dependiendo en gran medida del gas que transita por Ucrania. El fin anunciado del tránsito les plantea, por lo tanto, un desafío considerable, que se extiende al conjunto de Europa.
En general, la Unión Europea está aumentando su volumen de negocios con Rusia. Los planes de Bruselas no se ajustan a la realidad. Rusia también se ha convertido en el principal exportador de hierro y acero a la Unión Europea. Su principal cliente es Italia, mientras que España reanudó las importaciones de metales rusos, entre ellos aluminio y titanio, tras suspenderlas el año pasado.
También han crecido las exportaciones europeas a Rusia. Entre quienes aumentaron su presencia este año en su mercado están Portugal, Alemania, Italia y Polonia, un país que juega con dos barajas.
Rusia bate sus máximos registros exportadores de trigo
Desde el comienzo de la Guerra de Ucrania siempre se habló del trigo como un problema ucraniano, cuando en realidad era ruso. Desde 2018 Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, por delante de Canadá, de Estados Unidos y de… Ucrania. El trigo ruso es la cuarta parte del mercado mundial.
Al comienzo de la guerra, Ucrania sembró de minas el Mar Negro para impedir los movimientos de la flota rusa y acabaron bloqueados ellos mismos. El precio del trigo se disparó más de un 70 por cien.
Luego el precio ha acabado explotando al subir casi un 30 por cien en pocas semanas, por varias razones. En primer lugar, las sanciones a Rusia han alejado a las grandes comercializadoras internacionales, dejando solo a las pequeñas empresas.
Actualmente sólo quedan cuatro empresas que comparten las tres cuartas partes de las exportaciones rusas de trigo desde puertos situados en el Mar Negro, frente al 45 por cien hace seis años.
En segundo lugar, el frío ha reducido la cosecha. Entre junio y julio se produjeron tres millones de toneladas menos de trigo, según el Consejo Internacional de Cereales (ICC).
La ola de frío que azotó esta primavera el suroeste de Rusia afectó especialmente al cinturón de las tierras negras”, los “chernozim”, conocidos por sus suelos fértiles en los que los rusos cultivan masivamente trigo, maíz y semillas oleaginosas. Un cinturón que se extiende hasta Ucrania.
En Voronezh, a 500 kilómetros al sur de Moscú, se declaró el estado de emergencia, así como en las regiones vecinas Tambov y Lipetsk. Resultaron dañadas unas 265.000 hectáreas de cultivos.
Antes de la guerra los intoxicadores decían que Rusia alimentaba al mundo y que utilizaba el hambre como instrumento de presión diplomática. En 2020 la explosión del puerto de Beirut, que destruyó un silo de almacenamiento, fue aprovechado para deslizar toda clase de rumores: Rusia suministraba a Líbano la mayor parte del trigo y gracias a ello extendía su influencia por el Mediterráneo.
Después del estallido de la guerra en 2022, los intoxicadores siguieron dándole la vuelta al mundo real: Rusia utilizaba el trigo para impedir que los países del norte de África y Oriente Medio se sumaran a las sanciones imperialistas.
Pero una cosa es predicar y otra dar trigo: a pesar de las sanciones, el año pasado Rusia batió sus máximos registros exportadores de trigo.
(*) https://es.euronews.com/2022/09/02/rusia-cierra-el-grifo-del-gas-a-europa-interrumpe-el-suministro-de-forma-indefinida