viernes, 2 de agosto de 2024

EPA 2º trimestre 2024 y notas de coyuntura

Están bien estos trabajos que presenta la CGT porque te sitúan en la realidad que vives y que debes transformar y ante ella, vemos con claridad que el problema actual de la clase obrera con respecto a salarios, precariedad, exceso de jornada o las horas extras no está en la legislación que siempre se puede mejorar, está en la falta de sindicato en los centros de trabajo y sectores, muchos sin centros de trabajo, que ante la inexistencia de un sindicato de clase el patrón incumple la legalidad. Lo mismo con la negociación colectiva que le niega la participación directa en asambleas a la propia clase obrera interesada, cumpliendo los sindicatos, normalmente los mayoritarios, como mucho una consulta pero donde los minoritarios en la negociación de los convenios ni intervienen, pero no porque no tengan la representación suficiente, sino porque en general se niegan a participar en procesos dirigidos por los mayoritarios y así llevamos más de cuarenta años sin avanzar un metro, pero retrocediendo en salarios y derechos. No queda otra que rectificar y acabar de entender, que mientras los revolucionarios no entren en la pelea de la lucha de clases en el seno de la clase obrera para lograr la mayoría, nunca cambiaremos esta realidad que criticamos y los principios son dos: Poner la unidad de la clase obrera en primer término y que nada la puede romper y quien la rompa, manteniendo siempre la unidad, criticarlo directamente en los centros de trabajo y sectores y segunda; que si hacemos sindicalismo de clase no es para honrarnos a nosotros mismos sino, que es para generar conciencia de clase y organización obrera en los centros de trabajo y sectores y por eso, todo debe hacerse con la participación directa de los interesados como los únicos que pueden decidir en asambleas de centro de trabajo y sector las victorias y derrotas, aprendiendo de las correlaciones de fuerzas y de la lucha de clases, elevando así la lucha sindical a nivel de lucha política de clases en la disputa por el poder del gobierno y del estado para ponerlo al servicio de la clase obrera y del pueblo. Nota de Alonso Gallardo   

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Gabinete socioeconómico de CGT

  • Las cifras de ocupación y desempleo mantienen la senda positiva de los últimos trimestres, pero en un contexto en el que los salarios reales han caído y la precariedad sigue siendo un grave problema.
  • El 7% de los trabajadores asalariados trabajan más de 40 horas semanales, alcanzando una media de 49 horas trabajadas.
  • Las horas extraordinarias realizadas semanalmente aumentan un 16,1% y equivalen a 173.383 puestos de trabajo a jornada completa.

Evolución del empleo y la precariedad

La actualización de la Encuesta de Población Activa (EPA) para el segundo trimestre de 2024 muestra una evolución de la ocupación y el paro en línea con los trimestres anteriores. Respecto al mismo trimestre de 2023, la ocupación ha crecido en 426.300 personas, y el paro se ha reducido en 52.900. Así, el primer trimestre de 2024 termina con 21.684.700 personas ocupadas, y con 2.755.300 personas en paro, lo que implica una tasa de paro del 11,27%, un 1% menos que el trimestre anterior. Estas cifras reflejan el fuerte crecimiento del empleo de este año, aunque en términos desestacionalizados el crecimiento del empleo este trimestre ha sido más débil, pues la ocupación ha crecido un 0,37% respecto al trimestre anterior y el paro ha aumentado un 1,15%.

Sin embargo, como Sindicato no podemos quedarnos en la superficialidad de los datos en crudo. Como venimos señalando desde hace tiempo, la creación de empleo de los últimos años se ha producido de forma paralela a una caída de los salarios reales causada por la inflación, que ha supuesto una importante pérdida de poder adquisitivo para la clase trabajadora. Si analizamos, por ejemplo, la variación de los salarios pactada por convenio y le descontamos la inflación, desde 2019 hasta 2023 éstos han caído de media un -4,4%.

 

Respecto al tipo de empleo creado, en relación con el mismo trimestre del año anterior, el empleo a tiempo parcial ha crecido al mismo ritmo que el empleo a tiempo completo, por lo que su peso relativo se mantiene estable. Aún así, la tasa de parcialidad se encuentra en el 13,57%, y aunque su importancia respecto al total de la ocupación ha descendido desde los momentos más duros de la crisis económica, se mantiene en niveles elevados y superiores a sus valores precrisis. El 46% del empleo a tiempo parcial en el Estado español es involuntario, debido a no haber encontrado trabajo a jornada completa. Asimismo, hasta un 19,4% es empujado por la necesidad de tareas de cuidados u obligaciones familiares, siendo la mayor parte de las trabajadoras en esta situación mujeres. Debido a las pocas horas trabajadas y a las peores condiciones de este tipo de empleos, las personas trabajadoras a jornada parcial tienen salarios muy bajos, y unas tasas de pobreza muy superiores a los trabajadores a tiempo completo. En 2023, según Eurostat, el 20,5% de las personas trabajadoras a jornada parcial estaban en riesgo de pobreza.[1] Esto, sumado a la enorme inestabilidad horaria que permite el empleo parcial, obliga a considerar esta modalidad de jornada como una de las principales formas que toma el empleo precario en España.

Por otro lado, el empleo temporal se mantiene en niveles mínimos, afectando a un 13,6% de las personas ocupadas, frente al 14,8% del mismo trimestre del año anterior. Desde CGT insistimos en que esta reducción de los contratos temporales no puede llevarnos a la complacencia, ni implica directamente que la inestabilidad e incertidumbre asociadas a la temporalidad se hayan reducido en la misma medida. Los y las capitalistas siguen encontrando líneas de fuga para mantener su flexibilidad, como el abuso del periodo de prueba para contratar temporalmente, mientras que las bajas indemnizaciones por despido en muchos casos no resultan disuasorias. Además, el contrato fijo-discontinuo, flexibilizado y ampliado junto a la limitación del contrato parcial, sigue ganando peso, sumando 96.000 personas hasta las 790.300. Esta forma contractual es precarizante, pues no garantiza los ingresos ni el trabajo continuado a las personas trabajadoras.

Si sumamos a las personas con empleo temporal, a las fijas-discontinuas, y a aquellas con contrato indefinido o no asalariadas con jornadas parciales, estas alcanzan el 26,2% de la población ocupada. La clase trabajadora del Estado español no solo sustenta con su trabajo los beneficios de los empresarios, sino que importantes sectores de la misma se mantienen en condiciones de inestabilidad, precariedad y pobreza, incapaces de acceder a un empleo con un salario suficiente.

 

Tiempo de trabajo

Por otra parte, con la reducción de la jornada laboral en boca de todas en las últimas semanas, desde CGT queremos llamar la atención sobre los datos relativos al tiempo de trabajo que proporciona la EPA. En el segundo trimestre de 2024, entre los trabajadores y trabajadoras asalariadas, el 7% (1.296.969 personas) trabajaron más de 40 horas a la semana[2]. Entre ellos, la jornada media fue de 49 horas y 23 minutos. Las jornadas interminables y abusivas siguen siendo un problema sangrante en el Estado español, invisibilizado normalmente en los análisis sobre el empleo.

En el mismo periodo, se hicieron 6.935.300 horas extraordinarias a la semana, equivalentes a 173.383 puestos de trabajo a jornada completa, de las cuales el 43% no fueron pagadas.  Esto supone un aumento del 16,1% de las horas extraordinarias totales respecto al mismo trimestre del año anterior. Aunque el número de horas extraordinarias disminuyó con la crisis, y aunque también haya aumentado en el último periodo el número total de horas trabajadas en la economía española, la realización de horas extra, en gran parte impagadas, se mantiene en niveles muy preocupantes. A la luz de estas cifras, CGT rechaza rotundamente la posibilidad de aumentar hasta las 150 el límite a la realización de horas extraordinarias. Todo lo contrario, considera que las horas extraordinarias deben ser prohibidas, por ser un mecanismo más de flexibilidad a favor del capital.

[1] Eurostat, In-work at-risk-of-poverty rate by working time – EU-SILC survey (ilc_iw07), disponible en: https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/ILC_IW07/default/table?lang=en

[2] Incluyendo también las horas totales trabajadas por los trabajadores y trabajadoras asalariadas con dos empleos.

En contraste, en el segundo trimestre de 2024, hubo 1.651.100 personas subocupadas, trabajando menos horas de las que querrían y podrían trabajar. Esta insuficiencia de empleo se suma a la elevada cifra de personas desempleadas, así como a aquellas que, careciendo de empleo, ya no aparecen en las estadísticas de paro por haber dejado de buscarlo (desempleados desanimados, que alcanzan las 113.900 personas). En total, estos tres grupos (subocupados, parados y desempleados desanimados) suman 4.520.300 personas, un 18,4% de la población activa.[1]

Aunque parezca que todos estos fenómenos no tienen que ver entre sí, en realidad están estrechamente conectados. Tanto el trabajo excesivo, por encima de las 40 horas semanales de jornada máxima, acompañado por la realización de horas extras y el pluriempleo; como la falta de trabajo suficiente, desde el desempleo al subempleo, son provocados por la dificultad de acceso de la clase trabajadora a un trabajo digno, con unas condiciones y un salario suficiente. Mientras que esta dificultad impide encontrar trabajo a una parte de la clase trabajadora, obliga a otra parte a trabajar jornadas interminables y realizar horas extras. La causa de todo esto, en última instancia, es la irracionalidad de un sistema económico dirigido por los capitalistas y orientado exclusivamente al aumento de sus beneficios.

Conclusiones

En CGT creemos que sobran los motivos para luchar por la reducción de jornada sin reducción de salario. Es una medida que beneficia a todas las personas trabajadoras: para aquellas que trabajan a jornada completa, supone tener más tiempo para descansar, para estar con sus seres queridos, para dedicar a sus pasiones o incluso para seguir luchando por un mundo más justo y libre. Para aquellas que trabajan a jornada parcial, con un sueldo insuficiente, y querrían trabajar más horas, la reducción de jornada aumentará su salario, al aumentar el salario por hora. Y para aquellas desempleadas, aunque este efecto no será igual en todos los sectores, la medida puede empujar a las empresas a contratar más personas, reduciendo por tanto el desempleo.

Precisamente por ser una medida necesaria para nuestra clase y por la que vale la pena luchar, la reducción de jornada que propone el gobierno y los sindicatos mayoritarios es completamente insuficiente, y más si se acompaña de contramedidas como el aumento de las horas extras. Desde CGT, creemos que debemos aspirar a mucho más, luchando por alcanzar las 30 horas de jornada.  Sabemos que este objetivo suena lejano, y tenemos claro que ni el gobierno ni los sindicatos mayoritarios van a pactarlo en una mesa de negociación: sólo es posible lograrlo a través del conflicto, de la organización y la lucha de los trabajadores y trabajadoras. Y es que la presión y la lucha organizada es la única forma de arrancar a la patronal avances reales, que, si no logran el objetivo declarado de la jornada de 30 horas, al menos vayan mucho más lejos que la medida que pretende pactar el gobierno.

 

[1] Para hacer este cálculo contemplamos dentro de la población activa a los desempleados desanimados, que en los cálculos oficiales forman parte de la población inactiva.