Los análisis los marxistas no los hacemos para que suenen bien por la música sino para llegar al fondo más posible de la verdad de lo que está pasando, por eso el análisis buenista aquí expresado no ayuda nada. En primer lugar el fascismo crece porque la crisis global del sistema capitalista de libre mercado llega a su fin y la oligarquía va abriendo el camino al fascismo para cuando llegue ese momento, que puede ser un triunfo real de la izquierda. Segundo quien está provocando la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina no es el fascismo de Le Pen es el neonazismo de los liberales de Macron y tercero, el neoliberalismo en todas sus facetas forma parte del enemigo principal y no puede quedar batalla sin dar contra el ni acuerdo que lo contemple con la socialdemocracia y por eso, bien por el frente y por su victoria relativa, pero el enemigo a batir es a quienes potencian la confrontación y la guerra imperialista de EEUU contra Rusia y Palestina no contra los rusos que defienden su soberanía, por lo tanto, cierto que al fascismo se le corto el vuelo de momento, pero el neonazismo neoliberal y genocida que quiere meter a Francia y a Europa a una guerra mundial y que es el enemigo principal del pueblo francés, europeo y mundial que representa Macron y EEUU no ha sido derrotado, sigue en pie y lo último que hará es permitir un gobierno que esté contra la guerra en Ucrania y Europa y por eso, mientras el análisis no se corresponda con la situación de la lucha de clases a nivel geopolítico, la izquierda nunca acertará ni con el programa ni con las alianzas. Nota de Alonso Gallardo
Por | 19/07/2024 | Europa
Las elecciones en Francia muestran cambios en la izquierda que van a ir a más
La derrota de la extrema derecha francesa, Agrupación Nacional (Rassemblement national, RN)[1] ha sido una inyección de ánimo para muchas personas en toda Europa. De manera parecida a julio del año pasado, cuando la derecha y la extrema derecha española ya daban por sentada la victoria, la movilización electoral les arruinó el sueño. Sin embargo, la movilización electoral ha sido mayor en Francia porque ha sido precedida por años de luchas contra las medidas de Emanuel Macron. En cierto modo, esta victoria es un primer paso para reconstruir y reformular la izquierda en Francia, que puede inspirar al resto, para que pueda afrontar una nueva etapa.
La primera característica de las elecciones francesas es el aumento de la participación, que empieza a romper la dinámica abstencionista que, hasta ahora, domina a amplias capas de la clase trabajadora. En las anteriores, la participación apenas superó el 46% mientras que en esta ocasión ha llegado hasta el 67%. La ciudad de Saint-Denis, con una fuerte composición de clase trabajadora y sectores populares, alcalde comunista y personas de más de 170 nacionalidades distintas,[2] ha pasado de un 33% de participación en 2022 a rozar el 60% en estas últimas[3].
Es una reacción a la amenaza que suponía la victoria de RN para los derechos sociales y democráticos, en especial para la población migrante. Su candidato, Jordan Bardella, defendió la eliminación del derecho de suelo (que otorga la nacionalidad a una persona que nazca en Francia), la limitación del acceso a la sanidad pública a los migrantes en situación irregular y a ciertos puestos de la administración a los ciudadanos con doble nacionalidad (3,5 millones)[4].
La reacción frente a la extrema derecha ha sido tan intensa que destacadas figuras del futbol, como Mbappé y Dembélé, llamaron a participar y celebraron la derrota del RN[5].
La unidad ha despertado la esperanza
Un primer determinante para estos resultados ha sido la unión en una sola candidatura de la izquierda, el Nuevo Frente Popular (NFP), con una papeleta única de la izquierda, ha puesto las cosas más fáciles y ha alentado la participación. Hemos visto grupos de militantes de diferentes organizaciones trabajar unitariamente, yendo puerta a puerta con los candidatos, repartiendo propaganda y creando grupos de WhatsApp para coordinar la tarea…[6]
Tras el desastre electoral de la izquierda en las europeas y la victoria de la extrema derecha, en cuestión de días y bajo una fuerte presión social, se formó el NFP, que aunó a la Francia Insumisa, el Partido Socialista, el Partido Comunista y los Verdes.
El segundo factor decisivo ha sido el “frente republicano”. El sistema electoral francés elige un diputado por circunscripción, 577 en total. Quien obtiene más del 50% en primera vuelta, ya tiene el escaño, el resto deben ir a una segunda. Tras la primera, había 311 circunscripciones con tres candidaturas o más. El NFP llamó a que a la retirada del candidato del partido que tuviese menos posibilidades para evitar así que los candidatos de RN fuesen los más votados.
Macron se unió al llamamiento a regañadientes, lamentando que el NFP incluya a la Francia Insumisa (LFI), a la que considera antirrepublicana y con la que no iba a gobernar[7]. Finalmente, se retiraron 130 candidatos de la izquierda, 82 de partido de Macron y 2 de la derecha conservadora, lo que posibilitó la derrota de la extrema derecha[8].
Sin ese Frente electoral, la extrema derecha habría ganado con un resultado cercano a la mayoría absoluta. Hasta Aznar se ha lamentado de que el frente republicano haya funcionado “demasiado bien”[9].
No es posible un acuerdo de gobierno con Macron
No obstante, aunque la izquierda es la fuerza con más representación en la Asamblea, con 180 escaños, no tiene mayoría absoluta. El partido de Macron, Ennsemble, tiene 159 escaños y ha quedado en segunda posición, muy lejos de sus resultados anteriores. Finalmente, los 142 asientos de RN la sitúan como tercera fuerza[10].
El líder de LFI, Jean Luc Mélenchon, ha exigido que el presidente encargue a la izquierda la formación de un nuevo gobierno, al ser el partido más votado, pero Macron ha mantenido a Attal como primer ministro, mientras valora qué hacer. La labor de demonizar a LFI hace tiempo que ya empezó y ahora se intensifica. Macron declaró hace unas semanas que, si gobernasen, tanto RN como LFI llevarían a una guerra civil. [11]
Y es en la cuestión del gobierno donde la existencia del frente republicano debería terminar. El presidente francés lleva años aplicando una política de contrarreformas contra los derechos de las trabajadoras y trabajadores (retraso de la edad de jubilación a los 64 años, recorte de las prestaciones por desempleo, recortes fiscales en beneficio de las rentas más altas y el capital, etcétera). Y su actuación ha tenido una fuerte contestación social[12].
La izquierda debe exigir la retirada de esas medidas y poner sobre la mesa su programa[13], dando respuesta a las aspiraciones sociales: salario mínimo a 1.600 euros mensuales e indexación de los salarios a la inflación, adelantar la jubilación a los 60 años, reducir la jornada laboral a 35 horas (32 para los empleos más penosos), construir 200.000 viviendas sociales al año, contratar a más personal en la sanidad y educación públicas, bloquear los precios de la alimentación y la energía, establecer la gratuidad real de la enseñanza (incluyendo comedor, transporte y material escolar), prohibir la importación de productos agrícolas que no cumplan los mismos estándares sociales y ambientales, recuperar los impuestos progresivos sobre el capital y el impuesto sobre las grandes fortunas, etcétera. Incluso plantea romper “con el apoyo culpable del Gobierno francés al gobierno supremacista de extrema derecha de (el primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu”[14].
Es muy posible que una parte de los dirigentes del NFP estén tentados de entrar en un gobierno de coalición con Macron, pero eso sólo es posible si la izquierda renuncia a una política de transformación social y asume los postulados de Macron. Sería abonar el terreno para hacer realidad las declaraciones de Marine Le Pen: “Nuestra victoria sólo se ha pospuesto”[15].
Fortalecer el Nuevo Frente Popular
La alegría que ha supuesto derrotar a la extrema derecha hay que convertirla en medidas que lleven a conquistar la mayoría absoluta electoral y construir un movimiento político y social de masas capaz de aplicar un programa de transformación social.
El NFP tiene ahora una mucho mejor posición para defender sus propuestas, dejando a Macron la tarea de rechazarlas. Si no logra romper a la NFP, Macron es probable que intente formar un gobierno técnico hasta que pueda convocar elecciones dentro de un año. Ni siquiera se puede descartar que acabe buscando el entendimiento con Le Pen. Para él la principal amenaza viene de la izquierda y lo ha demostrado convocando estas elecciones, con el riesgo de que ganase el RN.
En consecuencia, el reto de la izquierda es mantenerse unida y dar respuesta los problemas sociales y ecológicos. Hay que implicar a cientos de miles, millones de personas, en un proceso de transformación social que permita que toda la ciudadanía tenga unas condiciones de vida digna y que sea sostenible ecológicamente. Y la base social decisiva para esa transformación la va a brindar la clase trabajadora, con toda su diversidad.
Y para eso debe servir el Frente. Hay que seguir promoviendo su construcción desde la base, construyendo un programa común, convirtiéndolo en un punto de encuentro de la militancia de los partidos de la izquierda transformadora y de personas que aún no militan, en cada barrio y localidad, con libertad de crítica y métodos democráticos. Ningún partido debe renunciar a sus puntos de vista, pero sí aceptar que actuar unidos, en lo que acordemos, nos hace más fuertes.
Hay que evitar el error de los años 30, cuando el Frente Popular de entonces tomaba las decisiones por arriba y su política estaba determinada por uno de los principales partidos de la burguesía, el Partido Radical, integrante del Frente, que impidió, o sirvió de excusa, para no aplicar medidas que cuestionaran el sistema y sus instituciones. Una de sus consecuencias fue la postura de neutralidad hipócrita con respecto a la Segunda República española y su lucha contra el alzamiento fascista, mientras los gobiernos alemán e italiano, de Hitler y Mussolini, apoyaban abiertamente y con tropas al ejército franquista.
El problema de aceptar los límites del capitalismo, como se hizo en los años 30, es que nos incapacita para resolver los problemas sociales y alimenta el crecimiento de la extrema derecha.
Francia no es un caso aislado
La derrota del Partido Conservador británico ha sido otro motivo de alegría, aunque estamos ante una forma de actuar diametralmente opuesta a la de unir a la izquierda. La dirección del Partido laborista (PL) ha expulsado a centeneres de militantes de su ala izquierda,[16] para asegurar que el partido no fuese una amenaza para el sistema. Incluso Jeremy Corbyn, el predecesor de Keir Starmer, se ha presentado como independiente en su circunscripción y ha ganado el escaño, un síntoma de que los cambios que se avecinan para la izquierda británica. Con estos métodos, no sorprende que el PL haya obtenido mayoría absoluta con el peor resultado en votos de su historia[17]. El mérito principal de la derrota de los tories ha sido de ellos mismos, llevando al Reino Unido a un desastre con cada vez más contestación social, y demostrando que la derecha carece de una alternativa favorable para los intereses de la mayoría.
Así pues, mientras lo sucedido en Francia muestra el futuro de una izquierda que está empezando a transformarse, el Reino Unido muestra el pasado, con unas dinámicas burocráticas y autoritarias que están condenadas a fracasar y tendrán que ser superadas. Las viejas políticas que los Blair o Felipe González están condenadas al fracaso, una vez más.
En realidad, el alza de la extrema derecha es una expresión más de un sistema capitalista cada vez más enfrentado con los derechos y libertades conquistadas en estas décadas pasadas. La propia derecha tradicional asume los valores de su ala extrema (no le son ajenos, pues por ejemplo Vox es una escisión del PP). La actitud del sistema judicial español, controlado por la derecha, constituye un aviso de hasta dónde están dispuestos a llegar.
A su vez, la gran patronal presiona para recortar los derechos conquistados y no es casualidad que en Grecia se haya aprobado la semana laboral de 48 horas y 6 días[18] o que las medidas para detener el cambio climático se han adaptado plenamente a sus intereses. Basta mirar lo que hace Milei en Argentina, a quién tanto admira Isabel Díaz Ayuso, para ver qué pretenden hacer.
Lo alentador es que Francia nos muestra que miles y miles de personas han empezado a buscar una alternativa, de nuevo. También en los países nórdicos se ha roto la dinámica general de ascenso de la extrema derecha, en Finlandia, Suecia y Noruega, y ha crecido el apoyo a la izquierda alternativa. Es relevante el caso de Finlandia, donde la Alianza de la Izquierda (AI) conquistó el 17% de los votos en las europeas, por encima del 7,6 del ultraderechista Partido de los Finlandeses. La candidata AI, Li Andersson, señala que la gente que tuvo esperanzas en la extrema derecha ha comprobado que carecen de alternativa, y también la necesidad de cambios en la política y métodos de las organizaciones de izquierda, que les permitan volver a conectar con su base social[19].
La izquierda debe transformarse
En el caso español, y tras varios batacazos, la realidad nos empuja a tomar otro camino. Sumar ha fracasado como movimiento unitario de la izquierda transformadora al intentar construir la unidad de arriba abajo, con una participación meramente consultiva y decorativa. Igualmente, supeditar la organización y el movimiento al grupo institucional, ha sido como la receta para debilitar tanto la organización como, con el tiempo, al grupo institucional.
Hay que preservar el grupo parlamentario de Sumar, pero eso exige replantear su funcionamiento dando juego por igual a todas las partes y, sobre todo, vincularlo a otra forma de construir un frente unitario de la izquierda transformadora, de abajo a arriba. El partido denominado Movimiento Sumar tiene que ser un partido más de los que integren ese frente unitario. Y la dirección de Podemos también debería reflexionar sobre cuál es su cuota de responsabilidad en las dinámicas perniciosas de estos últimos años, y participar en un proceso unitario.
Las distintas organizaciones de la izquierda transformadora deben dejar de tratarse como enemigos a destruir, como competidores por los votos, y aprender a convivir con esa diversidad. Las direcciones deben dar ejemplo y garantizar las condiciones para construir un movimiento político y social unitario y democrático, de abajo a arriba, basado en puntos programáticos acordados. Las elecciones sólo son una pieza más del engranaje. La unidad se debe construir en la lucha cotidiana por los derechos. Sólo así, con paciencia, ideas, libertad de crítica, métodos democráticos, respeto mutuo y buena voluntad, se pueden crear los vínculos por la base entre la militancia de las distintas organizaciones, las personas no afiliadas y los movimientos sociales.
Las Alianzas Obreras de los años 30 buscaron ese mismo objetivo e hicieron posible la Revolución de octubre del 34. Hoy tenemos medios y conocimientos sin precedentes para construir una verdadera red social de millones de personas para enfrentar con éxito a la transformación de la sociedad, en base a liderazgos colectivos y a la autonomía de la actividad de las bases.
El gobierno de coalición
Si algo ha beneficiado a la izquierda francesa, después de la unidad, un programa común y una táctica electoral eficiente, ha sido estar en la oposición. Sin embargo, aquí somos parte de un gobierno de coalición que está en una situación cada vez más difícil. A pesar de la división de la derecha, si nada cambia, vamos acercándonos paso a paso a una derrota electoral. Y eso es la consecuencia de un ejecutivo que no es capaz de afrontar los problemas sociales y vive del rechazo a la derecha.
El presidente del Consejo Económico y Social señalaba el problema de fondo del Gobierno: a pesar del crecimiento económico, la pobreza sigue aumentando, alimentada por el crecimiento de los precios de los alimentos y la vivienda[20]. Eso es lo primero que hay detrás de la alta abstención en los barrios de la clase trabajadora.
La izquierda debe poner el énfasis en las medidas que podrían acabar con esta situación: la reducción de la jornada laboral a 32 horas/4 días semanales (sin disminución salarial), la instauración de una Renta Básica universal que erradicara la pobreza, una ley de vivienda que sirviera para afrontar el problema real, fortalecer la sanidad y la educación públicas, la transformación de la banca y las energéticas en servicios públicos… Una medida unitaria para movilizarnos es la derogación de la ley Mordaza y una amnistía para las personas encarceladas por luchas o delitos de opinión.
Izquierda Unida, como parte de la izquierda transformadora, tiene el potencial de su hilo conductor con la lucha de la clase trabajadora y sus raíces por todo el Estado. Y tendría mucho eco, si empieza por dar ejemplo con las ideas, la propuesta programática y los métodos organizativos.
La XIII Asamblea federal aprobó abrir tres debates: la elaboración de una Carta de Derechos Sociales Democráticos y Ecológicos, actualizar el contenido de nuestra propuesta socialista y los métodos de organización.
La nueva dirección federal de IU tiene un gran reto por delante. Las declaraciones de su coordinador general, Antonio Maíllo, y presencia en los medios, como hace tiempo que no sucedía, dan ánimo a muchos militantes. Pero ya se sabe, a Dios rogando y con el mazo dando… desde las asambleas de IU debemos ser capaces de combinar dos tareas: fortalecer IU y construir unidad, como dos partes de la misma lucha. También, empezar a poner en práctica nuevos métodos de participación que nos permitan crecer en militancia y construir la unida en nuestro entorno. Y poner nuestro grano de arena en esa transformación de la izquierda que, en realidad, ya ha empezado.
[1] Para entender bien qué es la Agrupación Nacional: “El partido se presentó el 5 de octubre de 1972 en París bajo el nombre de Front National pour l’Unité Française («Frente Nacional por la Unidad Francesa»).29 Tras la disolución de Ordre Nouveau en 1973, los miembros de esta organización pasaron a controlar el Frente Nacional. En los años 70, el FN contaba con varios antiguos fascistas en su dirección. Le Pen designó secretario nacional del partido a Victor Barthélemy, antiguo miembro de la dirección del Partido Popular Francés (PPF), una organización pronazi liderada por Jacques Doriot, para trabajar luego como asesor de Benito Mussolini. Otro antiguo miembro del PPF y Waffen-SS que terminó en la dirección del FN fue André Dufraisse. https://es.wikipedia.org/wiki/Agrupaci%C3%B3n_Nacional_(Francia)
[2] https://www.eldiario.es/desalambre/barrio-protegido-le-pen-avivar-discurso-xenofobo-les-escucho-duele_1_11487459.html
[3] https://www.resultats-elections.interieur.gouv.fr/legislatives2024/ensemble_geographique/11/93/S.html
[4] https://www.eldiario.es/internacional/tenso-debate-francia-primera-vuelta-legislativas-propuestas-migrantes-extrema-derecha_1_11477958.html
[5] https://www.eldiario.es/rastreador/gente-movilizado-frenar-extrema-derecha-futbolistas-franceses-celebran-resultado-elecciones_132_11507035.html
[6] https://www.eldiario.es/internacional/jovenes-rebanan-puerta-puerta-voto-frente-popular-frances_1_11484636.html
[7] https://www.eldiario.es/internacional/macron-pide-union-amplia-democratica-republicana-frente-extrema-derecha-segunda-vuelta_1_11489897.html
[8] https://www.infolibre.es/internacional/union-izquierda-gana-pronostico-frena-ultraderecha-sondeos_1_1835889.html
[9] https://www.eldiario.es/politica/ultima-hora-actualidad-politica-directo_6_11506986_1108815.html
[10] https://www.eldiario.es/internacional/sorpresa-francia-union-izquierda-gana-elecciones-frena-extrema-derecha-proyecciones_1_11506055.html
[11] https://www.eldiario.es/internacional/macron-dice-si-gobierna-ultraderecha-izquierda-habra-riesgo-guerra-civil-francia_1_11475069.html
[12] https://ctxt.es/es/20230301/Politica/42441/francia-le-pen-macron-pensiones-protestas-reformas-alimentos-precios-enric-bonet.htm
[13] https://www.eldiario.es/internacional/frente-popular-recuento-elecciones-francia-viene-propuestas_1_11506575.html
[14] https://www.europapress.es/internacional/noticia-nuevo-frente-popular-frances-presenta-programa-electoral-centrado-medidas-economicas-caracter-social-20240614172901.html
[15] https://www.ft.com/content/bea26bdc-0167-4311-b9aa-b11e88f89baa
[16] https://labouroutlook.org/2023/02/03/a-purge-or-a-walkout-a-look-at-the-stats-behind-labours-disciplinary-figures/
[17] Jeremy Corbyn obtuvo 12.877.918 votos en 2017 y 10.269.051 en 2019, frente a 9.634.399 de Starmer en 2024.
[18] https://www.eldiario.es/internacional/grecia-arranca-semana-laboral-seis-dias_1_11496019.html
[19] https://vientosur.info/finlandia-la-alianza-de-la-izquierda-ha-derrotado-a-la-extrema-derecha/
[20] https://www.infolibre.es/economia/alerta-aumento-pobreza-problema-vivienda-afecta-primavera-economica_1_1827948.html
Jordi Escuer, integrante de la Coordinadora de IU Madrid y coordinador de IU Latina (Madrid)
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