domingo, 30 de junio de 2024

La “guerra” de Putin para remodelar el Zeitgeist estadounidense


 Alastair Crooke*   junio 25/2024

Sólo comprendiendo y tomando en serio las advertencias nucleares rusas podremos excluir el riesgo que entren en juego armas nucleares.


El G7 y la posterior “Conferencia de Bürgenstock” suiza pueden entenderse –en retrospectiva– como preparativos para una guerra prolongada en Ucrania. Los tres anuncios centrales que surgieron del G7 dejan claro la decisión del occidente colectivo: el pacto de seguridad de 10 años para Ucrania; el «préstamo de Ucrania» de 50.000 millones de dólares; y la incautación de intereses sobre los fondos congelados rusos. La guerra está a punto de intensificarse.

Estas posturas tienen como objetivo preparar al público occidental ante los próximos acontecimientos. Y en caso de dudas, la abrasadora beligerancia hacia Rusia que surgió de los líderes de las elecciones europeas era bastante clara: buscaban transmitir una impresión transparente de que Europa se preparaba para la guerra.

¿Qué nos espera entonces? Según el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby: “La posición de Washington sobre Kiev es “absolutamente clara”:

«Primero, tienen que ganar esta guerra».

“Primero deben ganar la guerra. Entonces, número uno: estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos que puedan hacerlo. Luego, cuando la guerra termine… Washington ayudará a construir la base industrial militar de Ucrania”.

Si eso no estaba claro, la intención de Estados Unidos de prolongar y llevar la guerra a lo más profundo de Rusia fue subrayada por el Asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan: “ La autorización para el uso ucraniano de armas estadounidenses para ataques transfronterizos se extiende a cualquier lugar [desde el cual] las fuerzas rusas  estén preparadas para cruzar la frontera” . Afirmó también que Ucrania puede utilizar los F-16 para atacar a Rusia y utilizar los sistemas de defensa aérea suministrados por Estados Unidos «para derribar aviones rusos -incluso si se encuentran en el espacio aéreo ruso- cuando están a punto de disparar contra el espacio aéreo ucraniano».

¿Los pilotos ucranianos tienen libertad para juzgar «la intención» de los aviones de combate rusos? Es de esperar que los parámetros de esta «autorización» se amplíen rápidamente, abarcando las bases aéreas desde las que despegan los cazabombarderos rusos.

Entendiendo que la guerra está a punto de transformarse de manera radical –y extremadamente peligrosa– el Presidente Putin (en su discurso ante la Junta del Ministerio de Asuntos Exteriores) detalló cómo el mundo había llegado a esta coyuntura crucial –una coyuntura que podría extenderse a los intercambios nucleares.

La gravedad de la situación exigía hacer una oferta de ‘última oportunidad’ a Occidente, que según enfatizó Putin era “no un alto el fuego temporal para que Kiev prepare una nueva ofensivatampoco se trataba de congelar el conflicto”; sino más bien, Putin propuso “la finalización definitiva de la guerra” .

«Si, como antes, Kiev y las capitales occidentales la rechazan, al final será asunto suyo», dijo Putin.

Para que quede claro, es casi seguro que Putin nunca esperó que las propuestas fueran recibidas más con desprecio y burla por parte de Occidente. Como de hecho fueron recibidas. Putin tampoco confía –ni por un momento– que Occidente cumpliera un acuerdo, si se llegara a algún arreglo en este sentido.

Si es así, ¿Por qué el presidente Putin hizo esta propuesta el fin de semana pasado?, ¿Por qué hizo esa propuesta pacífica si no se puede confiar en Occidente ? ¿Por qué la hizo si la reacción occidental era predecible?

Bueno, tal vez necesitemos buscar en el interior de una  muñeca Matryoshka, en lugar de fijarnos en la carcasa exterior: la «conclusión final» de lo que dijo Putin probablemente se conocerá a través de algún mediador de la paz.

En su discurso en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Putin descarta mecanismos como los «altos el fuego» o las «congelaciones». Está buscando algo permanente: un acuerdo que tenga «pies sólidos»; uno que tenga durabilidad.

Tal solución –como ya ha insinuado Putin– requiere que surja una nueva arquitectura de seguridad mundial; y si eso sucediera, entonces una solución completa para Ucrania fluiría fácilmente, como parte implícita de un nuevo orden mundial.

Es decir, en el “microcosmos” de una solución para Ucrania  está implícito el acuerdo del “macrocosmos” entre Estados Unidos y las potencias del ‘Heartland’, Rusia y China, (estableciendo las fronteras según sus respectivos intereses de seguridad).

Esto claramente es imposible ahora, con una élite estadounidense estancada en la era de la Guerra Fría de los años 1970 y 1980. El fin de esa guerra – con una aparente victoria de Estados Unidos– sentó las bases de la Doctrina Wolfowitz de 1992, que subrayó la supremacía estadounidense a toda costa en un mundo post-soviético, junto con “ eliminar a los rivales, dondequiera que surjan”.

“Junto con esto, la Doctrina Wolfowitz estipulaba que Estados Unidos… [inauguraría] un sistema de seguridad colectiva liderado por Estados Unidos y la creación de una zona democrática de paz”. Rusia, por otro lado, fue tratada de manera diferente: el país desapareció del radar. Se volvió insignificante como competidor geopolítico a los ojos de Occidente, ya que sus gestos y ofertas pacíficas fueron rechazados y se perdieron las garantías dadas respecto a la expansión de la OTAN”.

“Moscú no pudo hacer nada para impedir tal política. El Estado sucesor de la poderosa Unión Soviética no era su igual y, por tanto, no se le consideraba lo suficientemente importante como para participar en la toma de decisiones globales. Sin embargo, a pesar de su reducido tamaño y esfera de influencia, Rusia ha persistido en ser considerada un actor clave en los asuntos internacionales”.

Hoy Rusia es un actor global preeminente tanto en la esfera económica como en la política. Sin embargo, para los estratos gobernantes de Estados Unidos, la igualdad de estatus entre Moscú y Washington está fuera de discusión, es imposible. La mentalidad de la Guerra Fría todavía infunde a “la Circunvalación”(Washington) la confianza injustificada que el conflicto en Ucrania podría de alguna manera terminar en el colapso y el desmembramiento de Rusia.

En su discurso, Putin, por el contrario, anticipó el colapso del sistema de seguridad euroatlántico y el surgimiento de una nueva arquitectura global. «El mundo nunca volverá a ser el mismo», afirmó Putin.

Implícitamente, insinúa que un cambio tan radical sería la única manera de poner fin a la guerra de Ucrania. Un acuerdo que surja del marco más amplio de consenso sobre la división de intereses entre Rimland y Heartland (en lenguaje al estilo Mackinder) reflejaría los intereses de seguridad de cada parte – y no se lograría a expensas de la seguridad de los demás.

Y para ser claros: si este análisis es correcto, es posible que Rusia no tenga tanta prisa por concluir los asuntos en Ucrania. La perspectiva de una negociación «global» entre Rusia, China y Estados Unidos todavía está lejana.

La cuestión aquí es que la psique colectiva occidental no se ha transformado lo suficiente. Tratar a Moscú con consideración sigue siendo imposible para Washington.

La narrativa estadounidense es la de NO negociar con Moscú ahora, pero tal vez sea posible en algún momento a principios del nuevo año, después de las elecciones estadounidenses.

Bueno, Putin podría sorprender de nuevo, no aprovechándose de esa perspectiva, sino rechazándola; porque posiblemente ha evaluado que los estadounidenses todavía no están listos para unas negociaciones que pongan un «fin completo» de la guerra. Especialmente porque la última narrativa estadounidense coincide con las conversaciones sobre una nueva ofensiva de los Ucranianos que se perfila para 2025.

Por supuesto, es probable que muchas cosas cambien en los próximos años. Los documentos que esbozan un supuesto nuevo orden de seguridad ya fueron redactados por Rusia en 2021 y debidamente ignorados en Occidente. Rusia tal vez pueda darse el lujo de esperar a que pasen los acontecimientos militares en Ucrania, Israel y la esfera financiera.

En cualquier caso, todos los hechos están siguiendo la  tendencia que esperaba Putin. Todos están interconectados y tienen el potencial de sufrir una importante metamorfosis.

Dicho claramente: Putin está esperando la configuración del Zeitgeist estadounidense. Se mostró muy confiado tanto en el Foro de San Petersburgo como la semana pasada en el encuentro del Ministerio de Asuntos Exteriores.

El telón de fondo de la preocupación del G7 por Ucrania parece estar más relacionado con las elecciones estadounidenses: esto implica que la prioridad en la reunión en Italia fue la óptica electoral, más que el deseo de iniciar una guerra caliente en toda regla. Pero esta óptica puede  resultar fatal.

Los voceros rusos durante estas recientes reuniones –en particular Sergei Lavrov– insinuaron que ya se había dictado la orden de guerra contra Rusia. Europa pareciera, aunque improbable, estar preparándose para la guerra, y se habla mucho sobre el servicio militar obligatorio.

¿Todo esto desaparecerá con el paso de un caluroso verano de elecciones? Tal vez.

Es probable que la próxima fase implique una escalada occidental, con provocaciones dentro de Rusia. Estos últimos reaccionarán fuertemente ante cualquier cruce de líneas rojas (reales) por parte de la OTAN, o cualquier provocación de bandera falsa (anunciada por expertos  y bloggers militares rusos).

Y aquí reside el mayor peligro: en el contexto de la escalada, el desprecio estadounidense por Rusia plantea el mayor peligro. Occidente ahora dice que considera la noción de un supuesto intercambio nuclear como un «farol» de Putin. El Financial Times nos dice que las advertencias nucleares de Rusia se están «agotando» .

Si esto es cierto, los funcionarios occidentales pueden estar errados. Sólo comprendiendo y tomando en serio las advertencias nucleares rusas podremos excluir el riesgo de que entren en juego armas nucleares, a medida que ascendemos en la escala de respuesta de ojo por ojo.

Aunque dicen que creen que son un farol, las cifras estadounidenses exageran el riesgo de un intercambio nuclear. Si creen que es un farol, parece que se basan en la presunción que Rusia no tiene otras opciones.

Esto sería un grave error: hay varios pasos que Rusia puede tomar antes de llegar a la etapa de armas nucleares tácticas: contraataque comercial y financiero; suministro simétrico de armamento avanzado a los adversarios de occidente (correspondiente a los suministros estadounidenses a Ucrania); cortar el ramal de distribución eléctrica procedente de Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía; ataques a cruces fronterizos; y siguiendo el ejemplo de los hutíes (que han derribado varios sofisticados y costosos drones estadounidenses),  inutilizando la infraestructura de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) de Estados Unidos.

*Analista geopolítico británico