La colaboración entre los estadistas que trazan el destino de Eurasia, Vladimir Putin y Xi Jaoping, destaca la calidad de ambos como estadistas de calidad. Eso presenta un profundo contraste con los deshonestos dirigentes políticos que caracterizan el Occidente colectivo.
Ambos, Xi y Putin, tienen rasgos comunes: son patriotas cultos e inteligentes que sirven bien a sus respectivos países hacia la prosperidad económica bien distribuida entre la población y una potencia militar que garantiza su seguridad, un rasgo necesario porque los atlantistas envidian y desean menguar a su favor esa prosperidad. China ya es la mayor economía del mundo y Rusia la mayor economía de Europa, un crecimiento que no solo ha sido posible a pesar de las sanciones, sino facilitado por ellas.
Las sanciones contra Rusia y la voladura del gasoducto North Stream han contraído la economía de Alemania y Rusia ha ocupado su lugar como tercera economía del mundo. Si China era el principal mercado de Europa y viceversa, las restricciones a las exportaciones a China, que en obediencia a Washington la Unión Europea ha impuesto, han disminuido ese importante intercambio comercial.
El vasallaje total de la Unión Europea a los intereses de Washington hace que cada vez más la UE y la OTAN parezcan una misma cosa. Por ello es probable que desaparezcan juntas. La única esperanza para salvaguardar la cultura y la prosperidad necesarias para mantener el modelo de seguridad social europeo es desobedecer a Washington y fusionarse con Eurasia.
Esa evidente diferencia cualitativa del liderazgo occidental habla con elocuencia del futuro del mundo atlantista y del ocaso de la hegemonía atlántica.
Putin, en una reveladora entrevista con el distinguido periodista Tucker Carlson, que duró dos horas sin usar notas o apuntador alguno, expuso de modo brillante la percepción rusa del acoso atlantista y las mentiras que sin cesar emiten los incoherentes dirigentes políticos de los países de la OTAN.
Putin es un estadista de verdad con una vasta cultura y mucha agudeza intelectual, como lo demuestra en sus frecuentes conferencias en el Club Vadai, un centro ruso de diálogo y discusión. Solo AMLO en México es capaz de hacer una exposición coherente de tan larga duración.
Xi Jaoping es también un estadista de alto nivel intelectual de cuya mente salió el proyecto para un desarrollo económico y social internacional más efectivo y equitativo que conocemos, la Iniciativa hacia la Nueva Ruta de la Seda. Esa iniciativa consiste en franjas de desarrollo conjunto de infraestructura industrial y comercial. Un concepto de crecimiento económico ajeno a los prejuicios ideológicos del marxismo vs. liberalismo o injerencias políticas antagónicas que el éxito económico del modelo comunista chino ha demostrado que son obsoletos como propuestas políticas.
La conciencia de lo innecesario del debate marxismo vs. liberalismo está relacionada íntimamente con el éxito de la propuesta política del grupo de países conocido como BRICS.
Xi no solo mira hacia el crecimiento internacional de China, está claro que piensa que la expansión económica mundial de China debe estar sustentada por un sólido desarrollo interno consistente en lo tecnológico y en una buena repartición del ingreso que convierta a China en el mayor mercado del mundo, además de ser su mayor fábrica, un equilibrio indispensable para la soberanía económica de Eurasia. En esa orientación va encaminada su inauguración el miércoles pasado (20 de marzo) de un simposio donde se presentaron ponencias para el desarrollo del potencial enorme de la región central de China.
El miércoles pasado Xi presidió ese simposio sobre una mayor dinamización de la región central, adecuada en la nueva era económica mundial y al papel de China en ella. Xi pidió esfuerzos sólidos para dinamizar aún más la región central desde un punto de partida más alto. En su discurso destacó el papel fundamental de la región central como importante base de producción de cereales, base de energía y materias primas, base industrial de alta tecnología y de fabricación de los modernos equipos del país, como centro integral de transporte y logística según los puntos que resalta Xinhua.
La región central de China incluye seis provincias: Shanxi, Anhui, Jiangxi, Henan, Hubei y Hunan, La región representa una décima parte de la superficie terrestre dela inmensa China, más de una cuarta parte de la población total del país y un quinto de su PIB.
La región desempeña un papel fundamental en la búsqueda de la modernización de China. En 2023 el PIB combinado de la región central alcanzó los 26,99 millardos de yuanes (3,75 millardos de dólares), con una tasa de crecimiento del 4,9 por ciento, ligeramente inferior a la tasa de crecimiento conjunto del PIB del país que fue del 5,2 por ciento.
En el simposio, Xi dijo que desde que se celebró el simposio anterior sobre la revitalización de la región central, hace cinco años, el desarrollo de la región ha alcanzado un nivel superior. Señaló también que el creciente dinamismo de la región central aún enfrenta dificultades que requieren nueva investigación práctica para resolverlos.
Es estudiando problemas reales para encontrar soluciones nuevas como progresa el modelo chino de gobierno que va adaptando sus políticas a las necesidades reales en lugar de perseverar en enunciados políticos de índole ideológica que hace mucho que no evolucionan aunque fracasen en la práctica una y otra vez, como es la práctica política del Occidente aún en aquellos países que se proclaman socialistas, cuyas políticas no evolucionan. Aunque los procesos electorales cambien los gobiernos no se cambian las políticas de acuerdo con las circunstancias.
Las ciencias políticas, como aconseja el hecho de que la política sea una ciencia, son unas ciencias justo porque las soluciones evolucionan según las circunstancias. Son una fuente de soluciones que varían según los casos y religiones de índole dogmática cuya doctrina garantiza salvación eterna.
En particular el presidente chino pidió más esfuerzos para impulsar la innovación industrial que empujan los descubrimientos e innovaciones científicas y tecnológicas y al incorporarlas lo importante es cultivar la calidad.
También pidió planes con visión de futuro para las nuevas industrias y un ritmo más rápido en la modernización del sistema industrial requerido por la manufactura avanzada.
Las declaraciones del máximo líder chino en su gira de inspección en Hunan subrayaron la gran importancia de la región central y resaltaron su gran potencial, ya que las torpezas de los dirigentes políticos que representan los distintos grupos oligárquicos que gobiernan el Occidente colectivo han logrado desviar hacia China las ventajas que daban a la industria europea el bajo costo de la energía rusa, debido a la continuidad territorial entre la península de Europa con los vastos recursos de Rusia en Asia. Esa ventaja es vital para estrechar la espontánea colaboración entre Xi y Putin, dos estadistas de alta talla intelectual.
Putin viaja en mayo a China. En mayo es cuando hay riesgo de que la inusual masa de armamento y tropas que la OTAN acumula en la frontera de Rusia, con el pretexto de maniobras, puedan utilizarse para una sorpresiva invasión de Rusia en primavera.
El objeto de esa invasión sería, en caso de que tuviera éxito, repartir los recursos e Rusia entre las oligarquías decadentes representadas por el atlantismo.
El momento (primavera) para esa invasión de Rusia será poco propicio aunque el invierno ruso aún esté lejos. Porque con la mera presencia de Putin en China se muda el eje estratégico mundial del Atlántico hacia el Pacífico,
Una gravitación que existió por milenos porque de un lado pesaba China de su papel milenario como mayor economía mundial. Y ahora, por el otro lado, pesará Rusia por el papel recuperado de mayor potencia militar.
Si, como sospecho, la OTAN prepara una invasión de Rusia con el pretexto de unas maniobras defensivas en una escala sin precedentes, tal parece ser el objetivo de los dirigentes de la Unión Europea proclamando desde ahora que una guerra con Rusia es inevitable, para poder luego presentar una agresión sorpresiva a Rusia, como un ataque preventivo. Ya no sorprende a nadie la torpeza y cinismo de los dirigentes atlantistas, que cuentan con la estupidez e ignorancia de las masas norteamericanas mantenidas en ignorancia por la baja calidad de sus estudios de secundaria, que son aquellos en los que se imparte la cultura general.
La visita de Putin a China en el mes de mayo es un gesto de cortesía hacia el Presidente Xi, porque es su primer viaje internacional después de su reciente reelección.
Es también un gesto de anticipación a cualquier aventurismo por el lado de los buscapleitos internacionales habituales, tales como Biden, Blinken, Vonder Leyen, Borrell, Stoltenberg y compañía, cuyo grado de estulticia se revela cada vez que abren la boca. Stoltenberg y Borrell acaban de regresar del Cáucaso, donde fueron a sembrar discordia contra Rusia y no me sorprendería que esos viajes estuviesen vinculados al atentado terrorista durante un concierto cerca de Moscú que acribilló a más de un centenar de personas inocentes.
Las crecientes provocaciones a Rusia tratan de hacer realidad su pronóstico de que la guerra de la OTAN con Rusia sea inevitable, pero quienes desean eso son gente nutrida en la teoría de Mackinder sobre la preponderancia del Heartland eurasiática en las relaciones internacionales y es justo por esa teoría que la visita de Putin a Xi-Jaoping debiera aconsejar máxima prudencia.
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