martes, 5 de julio de 2022

XXI Congreso del PCE ¿es leninismo contra reformismo la cuestión fundamental del debate?



Alonso Gallardo militante comunista              julio del 2022

El 8, 9 y 10 de julio celebra el PCE su XXI congreso, en el que presentan un documento alternativo que tiene de referencia a Alberto Cubero dirigente comunista aragonés, en medio de una debacle continuada del partido. Enmarañados durante años con las tesis reformistas, entran en un debate sobre leninismo sin autocrítica por medio del XX Congreso del PCUS, base teórica del abandono del leninismo y de asunción de la tesis eurocomunistas del PCE desde los años sesenta y no por miedo al anticomunismo de las masas y menos siendo el único que se movía bajo la dictadura por su prestigio y experiencia histórica. Lo cual indica a los revolucionarios como parte alternativa al reformismo, del largo camino de debate teórico y trabajo de masas para un mínimo acuerdo sobre cuales y como son, los principios teóricos y prácticas que Lenin aportó al marxismo del siglo XXI. En principio la música presentada como ponencia suena bien pero existe un vacío sobre el carácter de clase del estado, la organización territorial, las identidades nacionales y el estado unitario.

Los camaradas del PCE debieran empezar, encajando el legítimo debate congresual en el contexto internacional y nacional para ajustar las formas del mismo, a las prioridades de la realidad política y social que quieren transformar, ya que no actuamos por egos ni narcisismo; recordándoles, que el grueso de los economistas marxistas dicen, que estamos en una situación de colapso económico global y total del sistema capitalista de libre mercado e igualmente en lo ecológico, que ha llevado al imperialismo yanqui-occidental a una escalada de intervenciones militares y acoso económico, a las potencias emergentes, países socialistas o sencillamente que defienden su soberanía buscando un mundo multilateral de iguales, bajo el derecho internacional. Si esto es así, la lucha ideológica y política del debate sobre la línea política correcta del partido, debe estar basada en la unidad para resistir y superar las actuales condiciones de la clase trabajadora y el pueblo y quien no la respete ni defienda, los sectores conscientes de la clase obrera los negará por aventurerismo izquierdista al dividir a las fuerzas populares con una confrontación sectaria.

Se entra en el debate sobre la base de estos cuatro escritos (1) y la primera pregunta que surge es ¿Enrique Santiago es el principal problema del PCE? La pregunta sin personalizar el debate sería ¿es el reformismo en el seno de la clase obrera el principal problema para el avance de las fuerzas revolucionarias? Reflexionemoslo en sus conexiones con la realidad social, porque aquí es donde nos jugamos avanzar o continuar en la misma marginalidad que la de estos últimos cuarenta años. La crisis económica global del sistema capitalista dio un estallido en el 2008 con la crisis de las hipotecas suprime, reventando el pacto social de estado de bienestar que duró treinta años, al dejar las conquistas sociales logradas en manos de las políticas extractivas neoliberales de libre mercado monopolizado, para quien pueda pagarlo en sanidad, enseñanza, vivienda, dependencia, transporte, comunicaciones, servicios sociales o la justicia, al tiempo que niegan algo tan sencillo pero fundamental para una dictadura, como es el derecho a una información veraz.

Que implica esto para la clase obrera, la izquierda y al oportunista siempre pendiente de acuerdos con la socialdemocracia neoliberal. Pues que con la ruptura del pacto social de estado de bienestar por la oligarquía neoliberal globalista de la mano del PSOE de Zapatero en el 2008, toda cesión del poder dominante será fruto de la lucha de clases, de la correlación de fuerzas y la lucha social por la necesidad imperiosa de acumulación por el capital. Podrán comprar a dirigentes individuales con protagonismo mediático o prebendas, como con Errejón para romper Podemos o Llamazares para que no integrase a IU en Unidas Podemos, pero al conjunto del movimiento reformista y sindicatos de la clase obrera, difícil que los puedan comprar con un nuevo pacto social, porque solo se puede dar sobre la base de recortes y privatizaciones y como demostró la lucha de los pensionistas, solo con la unidad del movimiento y los sindicatos confluyendo en la movilización, se logran conquistas y mejor cuando hay una fuerza política, aunque sea reformista, que la pueda legislar.

El reformismo como pensamiento político no es el principal problema hoy para la clase obrera y el pueblo, porque el capital no lo puede comprar para sus políticas neoliberales, porque entre otras cosas surgieron en lucha contra ella, siendo hoy la parte dominante del movimiento democrático progresista y de izquierda. La reflexión marxista debiera versar sobre ¿que planteamientos puedo situar en el debate de la propuesta táctica y el programa, que influya en el movimiento reformista para que avance en posiciones revolucionarias alternativas al sistema capitalista? Esta o como se observa en parte del debate del XXI Congreso del PCE, la de confrontar con el reformismo como el principal enemigo en el seno del pueblo, dividiendo al partido y debilitando a una clase obrera en la actual lucha de resistencia, sin estructuras políticas y sindicales de referencia y más, cuando el PCE este debate ya lo supero con el apoyo y la participación al Frente Popular en 1931.

Si el reformismo progresista de izquierda es el sector dominante entre la clase obrera y el pueblo, es por los errores de los sectores marxistas leninistas en los últimos cuarenta años (la situación del PCE y de otros comunistas minoritarios es la muestra de ello) y por los aciertos del reformismo de izquierda en sus primeros años, presentando una imagen de alternativa popular de izquierda para el conjunto del pueblo español, que duró hasta las catalanas del 2017, que por divisiones internas sobre identidades nacionales introducidas por trotskistas y nacionalistas, facilitaron su ruptura en el momento político más álgido o como ahora en Andalucía, por los mismos actores y los mismos problema de identidades, favorecido por los medios de comunicación burgueses, que la expanden como plan de liquidación de Podemos como alternativa nacional de gobierno, por los neoliberales del PSOE, la oligarquía financiera y el poder mediático que lo usa como ariete ante las masas.

Dentro del debate domina entre amplio sectores progresistas, lo negativo de la participación en el gobierno o sobre lo positivo y las limitaciones como socio minoritario, también por no situar líneas rojas en la acción de gobierno. Quienes critican la participación lo hacen sin alternativa, solo son subjetividades personales fuera de la realidad política y social, porque ni Podemos, ni Izquierda Unida ni el PCE son partidos estructurados entre las masas, solo pueden jugar en las guerras de posiciones que son la base del juego reformista, muy lejos de las de movimiento y de esto, es de lo que nos habla el marxismo leninismo del siglo XXI y Gramsci es un ejemplo de ello, cuando dice cómo debemos intervenir en el seno de la clase obrera, para lograr la hegemonía cultural y política en un proceso de acumulación de fuerzas y aquí, no hay posibilidad de equívocos ni de atajos.

Los comunista, ni sumando los organizados en otros partidos e independientes, somos suficientes para dar una respuesta correcta al pueblo desde las instituciones, porque nos falta la influencia política y práctica colectiva, en el seno de la clase obrera allí donde trabaja (la fábrica o sector) vive (el barrio o pueblo) y estudia (el instituto o la universidad). Anguita lo tenía claro cuando priorizaba ante un partido agónico por haber abandonado la línea política de masas y volcado sus cuadros a la tarea institucional, la necesidad de llevar propuestas y traer respuestas al partido con el trabajo en las organizaciones obreras, priorizando el trabajo de masas en el sindicato, asociación vecinal y estudiantil, si queríamos recuperar un partido fuerte y con vida.

Unidas Podemos, Frente Amplio o SUMAR, pueden ser alternativas tácticas válidas para la clase obrera y el pueblo, siempre que las sepamos situar en su realidad social, política y capacidades propias, a falta de un partido de la clase obrera con capacidad de actuación política e inserción de masas. Y esta posición no debe negar que en el propio proceso del movimiento en lucha, genere otras capacidades y otras formas políticas que igual que Lenin, llamen a todo el poder de decisión a los soviets incluido el del partido y esto otra vez sin negar, la necesidad de que el partido siga funcionando y llevando sus propuestas a las masas, igual que en el sindicalismo el poder se le da, para lo bueno y lo malo a la asamblea de trabajadores, sin negar la continuidad de nuestra lucha sindical política y cultural. En momentos determinados para acumular fuerzas, es normal que el instrumento político de gestión del poder popular, en su capacidad de gobierno de las decisiones, la cedamos a otras estructuras, donde intervendremos según nuestra capacidad de organización e influencia, pero siempre de forma planificada y evaluada.

Por eso no tiene sentido entrar en la polémica, de si Yolanda Díaz lo está haciendo bien o mal por no contar con los partidos y menos, cuando las direcciones de los que componen Unida Podemos en su funcionamiento democrático, solo representan a los cuadros en las instituciones, al no tener organicidad democrática alguna; sus estructuras son socialdemócratas y funcionan por delegación y no por participación. hay una fuerte visión izquierdista infantil con base ideológica anarcoliberal, que domina los movimientos sociales y partidos izquierdistas con presencia en este debate, surge en la actitud ante la reforma laboral o de las pensiones, negando su base de izquierda por llegar a acuerdos limitados y peor explicados. Este movimiento que representa Unidas Podemos o de sus mutaciones futuras, es lo único existente hoy en día en España y única garantía, de que la cosa no vayan para atrás en los derechos e intereses de la clase trabajadora, al no existir otro instrumento válido con capacidad institucional ni de generar una respuesta organizada de lucha.

Ningún partido ni sindicato obrero de los muchos existentes, podrá ocupar este espacio a medio plazo, después de cuarenta años de sectarismos identitarios y dogmatismos, así que dependemos de lo que en este movimiento disperso y desorganizado decidan sus dirigentes. El único aval que puede blindar la reforma laboral o pensiones y seguir legislando a favor de la clase obrera, es que esta fuerza se mantenga con capacidad de gobierno en el futuro, porque por mucho que critique el infantilismo de izquierda anarcoliberal (principal problema de la izquierda) en esta situación de dictadura democrática del capital, la única garantía de blindar los derechos está en participar del gobierno, porque fuera de él, las fuerzas políticas que componen Unidas Podemos desaparecen. El reformista nace y vive de las instituciones para dar batallas de posiciones y de esta situación, solo se puede salir si las fuerzas revolucionarias se unen y dirigen la lucha desde donde trabaja, vive y estudia la clase trabajadora y el cuanto peor mejor, desde la perspectiva de clase es reaccionario.

Esto no quita que se expongan con argumentos y sin insultos ni confrontaciones de líneas, lo que está haciendo mal o posiblemente mal Unidas Podemos en el gobierno con el PSOE, cuando por ejemplo en estos momentos por las decisiones gubernamentales, tendrían que estar dadas las condiciones del relato para la ruptura del gobierno. Pedro Sánchez a dado un vuelco total, ya sea por presiones o por voluntad ideológica neoliberal, al aliarse con EEUU y anular cualquier atisbo de soberanía militar de España, apoyando a la OTAN en el acoso y derribo de Rusia para apoderarse de sus riquezas y recursos. Apoyar las sanciones y bloqueo de Rusia, llevándolas hasta el extremo de entregar el Sáhara Occidental a Marruecos, negando resoluciones y el derecho internacional por subordinarse a EEUU para mantener su hegemonía mundial, conllevando la ruptura y veremos sino también la confrontación militar de España con Argelia, Mauritania, Mali y el Polisario de la mano de los franceses, enfangados en guerras con estos pueblos por su colonialismo histórico.

Decisiones estratégicas, que están disparando el IPC en consumo por encarecimiento del gas por las represalias de Argelia, al romper el gobierno español con el acuerdo internacional de la ONU de referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui, con consecuencias graves como la reciente masacre en Melilla de migrantes por la policía marroquí con apoyo español, y por la subordinación a la estrategia de guerra mundial del globalismo unilateral de EEUU. Todo esto como marco general de la tormenta de verano que nos viene, con el rescate económico de España por la triada CE, FMI y BCE, por la subida de intereses de la deuda y del precio del dinero. Decir, que por parte del PSOE está preparado el relato de ruptura del gobierno, aceptando el rescate financiero propuesto por la CE con recortes, privatizaciones y participación subordinada a la OTAN y EEUU, en la lucha del imperialismo yanqui por mantener su hegemonía unipolar mediante la III Guerra Mundial.

(1)

"cuando el PCE está en los gobiernos, hay que ser más pedagógicos que propagandistas".

El XXI Congreso del PCE se celebrará los días 8, 9 y 10 de julio próximo 

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