jueves, 28 de agosto de 2025

Francia: “Bloquemos todo”, el movimiento que amenaza con detener la banca, las grandes empresas y el transporte

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  • Este movimiento, sin una dirección clara y que va un paso más allá del de los chalecos amarillos, denuncia el plan de recortes del gobierno Bayrou y reclama de detener el estado francés con huelgas, boicots y desobediencia civil



El 10 de septiembre en el estado francés habrá una jornada que aspira a paralizarlo todo. Con el lema de "Bloquemos todo", ha surgido un movimiento este verano en las redes sociales que ha convocado un paro en masa e indefinido para protestar contra las medidas de austeridad anunciadas por el primer ministro francés,  François Bayrou. Una protesta que recuerda a las de los chalecos amarillos que bloquearon el estado durante meses, incluida Catalunya Nord.

Contra los recortes y la pérdida de derechos


El plan del gobierno prevé recortar cuarenta y cuatro mil millones de euros con la supresión de dos días festivos y fuertes recortes en servicios públicos y prestaciones sociales. Los convocantes consideran que estas medidas agravan aún más las desigualdades sociales y atacan a los derechos laborales y ciudadanos. Por eso, hacen un llamamiento a una movilización que vaya más allá de una huelga en el sentido clásico. El movimiento propone, entre más acciones, boicotear a las grandes cadenas de distribución (Carrefour, Auchan, Amazon…), retirar dinero de los grandes bancos (BNP Paribas, Société Générale) y evitar el consumo de carburantes y servicios de plataformas digitales, como Uber y Deliveroo.

También están previstas ocupaciones de ayuntamientos, jefaturas y edificios públicos y que se bloqueen en carreteras y nodos de transporte. Los canales de coordinación del movimiento –sobre todo en Telegram– acumulan a miles de miembros, y ya se han anunciado acciones previas en París, Brest y más ciudades. La prensa francesa advierte que podría haber afectaciones graves en el transporte público, en escuelas y en servicios esenciales.

En esta línea, los movimientos estudiantes han decidido añadirse a la convocatoria, lo que hace prever que el mismo 10 de septiembre ya será un día de fuertes movilizaciones. El movimiento apareció el 14 de julio y ha circulado por TikTok, Instagram y Facebook, con lemas como: "No más escuelas, no más metro, no más compras, no más repartos. Un apagón ciudadano", sin saber que hay realmente detrás.

Apoyo político y expectación social

Aunque la convocatoria no proviene de los sindicatos tradicionales, que mantienen una actitud expectante, temerosos de que el movimiento pueda desbordarse o perder el control, sí ha recibido el apoyo de sectores de la izquierda, como el dirigente Jean-Luc Mélenchon y la Francia Insumisa , y también de la diputada ecologista Sandrine Rousseau .

De hecho, el llamamiento también se ha transmitido en más ámbitos, como el de los chalecos amarillos, que siempre han sido difíciles de clasificar políticamente. Una de las figuras más destacadas del movimiento, Jérôme Rodrigues , ha estado muy activo sobre este asunto en sus redes sociales.

Los promotores han elegido el 10 de septiembre porque coincide con la reanudación del curso político y el inicio de los debates parlamentarios sobre el presupuesto. Quieren convertirlo en un punto de inflexión social, en el que la población haga sentir el rechazo frontal a la austeridad y ponga en cuestión la legitimidad del gobierno. Los mensajes difundidos por el movimiento son claros: se trata de conseguir paralizar el sistema y ejercer presión para forzar un cambio de rumbo. Además, han organizado fondos solidarios para apoyar económico a aquellos que pierdan ingresos a causa de la huelga.

Las autoridades francesas admiten preocupación por la magnitud de la convocatoria y los servicios de inteligencia están atentos a ella. El gobierno de Bayrou ha pedido calma y "responsabilidad colectiva", pero de momento no ha presentado alternativas al plan de recortes. Todo indica que el 10 de septiembre el estado francés vivirá una nueva prueba de fuerza entre la calle y el gobierno, con un movimiento que, como ocurrió con los chalecos amarillos , podría reconfigurar la agenda política.