martes, 17 de septiembre de 2024

Dignidad obrera

DIGNIDAD OBRERA

A la luz del análisis de la realidad que venimos situando en los anteriores Editoriales y coincidiendo con el inicio de este nuevo curso político, entendemos absolutamente prioritario situar una referencia que se constituya en faro inequívoco de la más amplia convocatoria de masas en contra del conjunto de las políticas que, en este momento histórico absolutamente determinante y crucial para el futuro de la Humanidad, define y/o desarrolla el capitalismo.

La dignidad obrera, como propósito y objetivo sobre el que desarrollar toda la actuación política de los sectores más avanzados del movimiento obrero y popular en el próximo periodo, es el lema que está en la base de este llamamiento; de esta verdadera emergencia en defensa de la Vida.

Una convocatoria que, para dejar de ser una mera palabra, un significante vacío más de los muchos que utilizan los partidos del sistema al estilo de términos como libertad, democracia, justicia…, requiere, tanto de una comprensión certera de su significado, con un nítido contenido socialista , como de un compromiso colectivo a su favor para que, asumida por las masas, se convierta en una fuerza material efectiva.

Una realidad con capacidad de proyectar, al desarrollo actual de la lucha de clases, el acumulado de experiencias de lucha, resistencias y victorias protagonizadas por la clase obrera y el conjunto de sectores oprimidos por la sociedad dividida en clases y patriarcal.

IDENTIDAD COLECTIVA

Frente a la ofensiva del capital contra todo aquello que nos articula colectivamente, es imprescindible recuperar la identificación, participación y posición de como clase para iniciar la contraofensiva en defensa exclusiva de los intereses y necesidades de la clase trabajadora y los sectores populares. Identidad que hoy se diluye, por un lado, entre los más variados reclamos de las múltiples diversidades que buscan dividirnos por encima de la clase, y la razón de estado que, en última instancia, es la que acaba determinándolo todo cuando se acepta que este mundo, pese a toda su decadencia orgánica y violencia estructural, es el único posible.

Un horizonte imprescindible para alterar la actual correlación desfavorable de fuerzas en la que actuamos en el Estado español y en el conjunto de países occidentales las organizaciones revolucionarias. Una acción decidida contra la individualización y la insolidaridad que, recogiendo experiencias pasadas de nuestra clase y aprendiendo de ellas, fortalece su presente con la práctica y el conocimiento de dos siglos de organización y lucha de la clase obrera, pero que también lo hace con todos y cada uno de los espacios y episodios de resistencia obrera y popular que en la actualidad se libran en el mundo.

LAS TRES TAREAS MÁS URGENTES AQUÍ Y AHORA

Hoy la lucha pasa indefectiblemente por:

  1. La necesidad de una acción colectiva en marcos de organización y participación de masas en los que, desde el protagonismo de su intervención, éstas recuperen la dignidad colectiva de constituirse en sujetos políticos efectivos y no en meros objetos instrumentalizados desde el poder de la burguesía, en cualquiera de sus formas o partidos políticos.

  2. Volver a ser –clase/comunidad- contra el algoritmo alienante que nos individualiza. Una tarea que, salvo excepciones muy puntuales que han resistido al continuado proceso de desmantelamiento del movimiento obrero y popular iniciado en la Transición, requiere del compromiso y el esfuerzo por levantar desde la base nuevos espacios de participación de masas. Estructuras desde las que progresivamente ir haciendo avanzar el nivel de conciencia de las masas y tejiendo las necesarias alianzas sociales que articulen el Frente Obrero y Popular por el Socialismo en el Estado español.

  3. La caracterización de la realidad como resultado de la crisis general del Capitalismo. La sobreexplotación fundamentada en una creciente desvalorización de la fuerza de trabajo, junto al expolio de los recursos naturales y la guerra, son la expresión más clara de un capitalismo agonizante incapaz de sobreponerse a su colapso estructural. Interpretar la realidad como una crisis más que, más pronto que tarde, hallará la vía para su superación es un error mayúsculo de claras consecuencias estratégicas que, si bien deslinda en el campo revolucionario, no es obstáculo para la intervención sociopolítica unitaria en el movimiento obrero y popular.

  4. Mantener un diagnóstico actualizado de la cambiante realidad, considerando todos los aspectos y variables que inciden en ella para no verse superados por los acontecimientos.

En este sentido y, como desarrollo práctico de estas tres tareas, es imprescindible situar la acción de la militancia comunista en la articulación de espacios de masas desde los que enfrentar la intervención sociopolítica contra consecuencias sociales de la crisis, las guerras de la OTAN y el fascismo.

Un llamamiento a tejer una amplia Alianza Social por la Paz y contra la guerra imperialista que, teniendo como centro de su desarrollo a la clase trabajadora y más allá de dar respuesta puntual a la políticas del Capital y sus gestores, sea la semilla del Bloque Histórico de la Revolución Socialista en el Estado español.

Un largo camino que no iniciamos ahora, que ya lleva mucho recorrido en el ADN del hilo rojo de la lucha revolucionaria de los pueblos y del que, en momentos de profunda confusión ideológica, corresponde al Partido Comunista ser su salvaguarda para continuar desarrollándolo y ajustándolo a las necesidades actuales de la lucha de clases.

LUCHAR PARA VENCER.

En la certera comprensión del alcance global del materialismo histórico como una constante confrontación de intereses que se expresa en la lucha de clases y en el desarrollo dialéctico de la realidad, se fundamenta la convicción teórica de la superación del Capitalismo. Como dijera Lenin, “la dialéctica revolucionaria es el gran hallazgo del marxismo”.

Pero es en el conjunto de luchas que hoy se libran en los cinco continentes, cada una de ellas con un mayor o menor grado de desarrollo: luchas obreras, de liberación nacional y por la defensa de la soberanía de los pueblos, internacionalistas, contra el racismo y el colonialismo, antipatriarcales y antifascistas, donde se demuestra cada día lo acertado de esta afirmación y que, le pese a quien le pese, la Historia no ha llegado a su fin porque la lucha de clases nunca ha cesado.

Luchas de masas con el denominador común de su carácter antiimperialista y con el faro indiscutible de la acción del Pueblo y la Resistencia palestina, son la fuerza telúrica destinada a destruir el capitalismo.

Palestina, es la bandera de la DIGNIDAD de los pueblos y ejemplo de una irreductible ÉTICA de resistencia colectiva comprometida con la VICTORIA.

No Pasarán, Detrás del Volga no hay nada, Patria o Muerte… como en España, la URSS, Argelia, Korea, Cuba, Vietnam, Sahara Occidental, Líbano, Yemen o Siria, es el mismo grito de RESISTENCIA, de SER o NO SER de los pueblos contra el imperialismo, de luchar para vencer en el que en el momento de la aceleración de las contradicciones no cabe la tibieza, ni las equidistancias.

CON LA RESISTENCIA SIEMPRE

PALESTINA VENCERÁ