En los procesos políticos existen hechos irrebatibles, objetivos y que son visibles en la realidad. Contra las posturas posmodernas donde todo es interpretación y no hay verdad, los hechos son lo que compone el devenir de la realidad. En este artículo planteamos algunos hechos fácticos, que están configurando la actual coyuntura, ordenados en cinco tesis que ponemos en discusión.
- La incertidumbre económica ha destruido la imagen del gobierno. El gobierno ha perdido su capital más importante: la estabilidad económica. Abandonaron el slogan «estamos saliendo adelante», pasando a la idea de que «no se pueden hacer obras por la subvención de los hidrocarburos» (Arce). La experiencia que ha vivido la gente desde el año pasado con la escasez de dólares, la falta de diésel y el incremento de los precios de la canasta familiar ha tenido efectos irreversibles en la percepción que la gente tiene del gobierno. Se ha perdido la confianza en el gobierno. La capacidad del gobierno de imponer sus propias matrices de interpretación de las cosas ha colapsado por la magnitud de la incertidumbre económica que vive la gente cotidianamente. Los significantes que se asocian ahora al gobierno son: incapacidad, corrupción, crisis económica, cobardía, traición.
- La capacidad hegemónica del gobierno se ha extinguido. En su significado básico, hegemonía es convencimiento y coerción, lo que permite articular a la sociedad en torno a discursos y la orientación que plantea el grupo dirigente. En un contexto donde el gobierno aparentaba cierta legitimidad y fuerza (en los primeros años de su gestión), podía intervenir y manosear impunemente los congresos de las organizaciones sociales, imponiendo a sus dirigentes (lo que sucedió con la CSUTCB, los Interculturales y las Bartolinas). Ese contexto ya no existe. Por eso pueden surgir posturas contundentes de rechazo y resistencia a ese modus operandi del gobierno. En el intento más reciente de apropiarse de una organización social vía golpe sindical y compra de dirigentes, el gobierno no pudo tomar el control de la Federación de Campesinos de La Paz Tupac Katari, lo que muestra que su capacidad de dirigir ha menguado, ya que los significantes negativos en torno al gobierno convencen más a las bases de las organizaciones que el discurso oficial.
- El malestar contra el gobierno se acumula imparablemente. Ni el llamado a referéndum ni las reuniones con empresarios han calmado la bronca que está emergiendo contra el gobierno. Actualmente está en marcha una articulación de varios sectores, que al no ver acciones concretas del gobierno para mejorar la situación económica van ensayando demandas cada vez más osadas. Desde el sector gremial, campesino (con las federaciones más combativas del Norte Potosí, las 20 provincias de La Paz, ni que decir del Chapare), artesanos, magisterio, transportistas, entre otros, van planteando la demanda de adelanto de elecciones. Se trata del inicio de un proceso de articulación de los sectores en conflicto, que se van uniendo en torno a la demanda: «Que renuncie Arce». Poco a poco el gobierno de Arce comienza a representar al anti-pueblo.
- La obsesión por proscribir a Evo debilitó al gobierno e hizo crecer más a Evo. Las más grandes metidas de pata del gobierno tienen que ver con su intento de proscribir a Evo. Arce perdió el control del Parlamento desde que se pelea con Evo; eso le orilló a apoyarse en los magistrados autoprorrogados, iniciando el proceso de desinstitucionalización del Estado y la pérdida de legitimidad del gobierno (gobernar vía sentencias constitucionales no es muy democrático que digamos). Al convertir a la cacería de Evo como el objetivo central del gobierno, dejó en un segundo plano la gestión, haciendo que, paradójicamente, sea Evo el que defina la agenda política de estos dos últimos años. El ataque frontal contra Evo y el hecho de culparle de todos los males del gobierno, solo posicionaron más a Evo en el escenario político. Hasta ahora el gobierno no logra proscribir oficialmente a Evo, pero lo que sí ha logrado es hacer de Evo el principal opositor del gobierno, lo que en el actual contexto se puede convertir en el mayor capital político que Evo pueda tener. Si la gente rechaza al gobierno y lo que representa, se crea lo que Laclau (2011) llama un significante vacío, que, por irónico que resulte para Arce y sus acólitos, puede ser llenado con lo que simboliza lo que el gobierno más odia; esto es, Evo mismo. Por eso no es casual que una idea que se va diseminando en la gente sea «con Evo el país estaba mejor», por lo menos en los sectores populares del país.
- El fracaso de Arce hace crecer el antimasismo. La disputa entre Arce y Evo no deja de ser una disputa interna al MAS, por tanto el fracaso de la gestión económica del gobierno es también el fracaso del modelo económico propuesto por el MAS, lo que hace más complejo el panorama político, ya que muchos sectores, sobre todo los llamados «indecisos», están buscando alternativas opuestas al MAS con mucha mayor convicción que en el pasado. Si el MAS logró ganar las elecciones el 2020 fue porque la gente había acumulado mucho descontento contra Añez y la derecha. Ahora estamos en un proceso similar, donde el descontento es contra Arce y también contra el MAS en pleno. Pero este proceso tiene una peculiaridad; el descontento no está siendo canalizado solo por la derecha (de hecho tienen muchas dificultades en lograr eso) o por algún outsider. El descontento está segmentado; mucho del descontento de los sectores populares contra el gobierno está siendo canalizado por Evo, lo que hace que el antimasismo no logre expandirse o por lo menos evita que la transferencia de legitimidad pase directamente a la derecha antimasista.
Estas son algunas tesis de la actual coyuntura, que muchos intuyen, porque son cosas que están a flor de piel, imposibles de no ver. Pero como siempre, los últimos en enterarse será la gente del gobierno, ya que la creencia de que ellos son las víctimas de una confabulación en su contra les impide ver lo que objetivamente pasa y ser críticos ante lo que están haciendo.
A estas alturas se puede afirmar que la gestión del país le quedó muy grande al grupo de Arce. Si bien el último intento de reencaminar las cosas de parte del gobierno fue el llamado a referéndum, éste sigue persiguiendo los propósitos que llevaron al fracaso a Arce. Nos referimos al hecho de poner en segundo plano las necesidades de la gente, mientras pone como prioridad a la búsqueda de la anulación de Evo del espectro político, y por ende, la repostulación de Arce.
Lo que debe meditar la gente del gobierno, que todavía piensa en el proceso de cambio, es que ese camino solo perjudica al bloque indígena, campesino, obrero y popular, ya que, anulando a Evo, sabiendo que Arce ya no tiene ninguna posibilidad de salir bien parado en las elecciones (a estas alturas ya sería un logro que termine bien su mandato), deja sin un liderazgo unificador al MAS y, por tanto, deja el camino abierto para que la derecha tome el Estado. Está todavía en las manos del gobierno el evitar este suicidio. Ojalá haya todavía algún patriota dentro del gobierno o las instituciones como el Órgano Electoral que evite ese desenlace trágico. Dada la situación actual, lo más patriota es apoyar que Evo sea candidato.
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