El sionismo es un peligro mundial
La razón por la que ejecuta con descaro el genocidio contra el pueblo palestino sin que Estados Unidos le ponga el bozal y sin que haya sanciones de la comunidad internacional, es porque la violencia extrema y el sionismo forman parte del plan de guerra global contra Rusia y contra China.
Israel es un bastión imprescindible del aparato industrial y militar de los Estados Unidos, una base de operaciones desde la que amenaza, agrede y desestabiliza a los países de Oriente Próximo según le convenga.
La crueldad del gobierno de Netanyahu está convirtiendo a Israel en el país más odiado del mundo, compartiendo mala imagen con sus protectores, mientras crece el valor simbólico de la resistencia palestina frente a la “nakba”, contra el desastre.
El genocidio en curso apareja altísimos costos al ente sionista, porque el mundo estará muy despistado, pero no se traga como “heroica autodefensa” la masacre de decenas de miles de niños y de civiles inocentes.
Palestina nunca ha sido una tierra sin pueblo, pero viene siendo invadida con la enorme violencia recetada por el fundador del sionismo Theodor Herlz hace ciento treinta años con el objetivo de acabar con el pueblo palestino: “Tanto el proceso de expropiación como el de eliminación de los pobres se deben llevar a cabo con discreción y cautela».
Así que la limpieza étnica que ejecuta Netanyahu y sus hordas, está planificada, la terrible novedad es que mandaron al carajo la discreción y la cautela. Usan la violencia extrema y tecnología de punta para ocupar el territorio ajeno, con impunidad.
El descaro, el empecinamiento de los genocidas, tiene que ver con el apoyo gringo y europeo que le garantiza impunidad a pesar de estar parado ante los ojos del mundo sobre los cuerpos de cuarenta mil civiles palestinos incluidos 18 mil niños.
El sionismo sigue a rajatabla los estatutos del Likud, el partido de Netanyahu: “El derecho del pueblo judío a la tierra de Israel es eterno e incuestionable» y «entre el Mar y el Jordán solo habrá soberanía israelí».
Por eso y en contraposición, la gente solidaria con Palestina gritamos por el mundo “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”.
La solidaridad mundial con el pueblo palestino expresa el esfuerzo por un futuro de la humanidad en paz, es internacionalismo, anti imperialismo, repudio al nazi-sionismo y a sus fundadores y protectores.
El catecismo sionista en Colombia
También en Nuestra América el fascismo sionista tiene sus antecedentes, valedores y usufructuarios.
Es el caso de la violencia brutal desplegada durante décadas por los grupos paramilitares colombianos contra el campesinado, los indígenas y la población afro, siguiendo el libreto diseñado por el sionismo, la CIA y el Pentágono. Buscaba despoblar territorios para beneficio de las multinacionales (incluida la del narcotráfico) y para el empresariado ganadero, palmeros y bananeros. En algunas regiones lo consiguieron porque han despojado al campesinado un territorio equivalente a siete veces Asturias.
Los escuadrones de la muerte colombianos y elementos del ejército nacional fueron adiestrados en el uso de métodos de terror contra la población civil entre 1987 y 1988 por instructores del ejército Israelí, encabezados por el coronel y mercenario Jair Klein junto con Tzadaka Abraham y Teddy Melnik.
Todos seguían instrucciones de los Estados Unidos, al punto que Jair Klein afirmó: «Todo lo que Estados Unidos no puede hacer, porque le es prohibido intervenir en asuntos de gobiernos extranjeros, lo hace, por supuesto que sí, pero por medio de otros. Obré con licencia y permiso en Colombia”.
Klein vive en Haffa, cerca de Tel Aviv. Fue contratado por el Cartel de Medellín con la mediación de Yitzhat Shoshani representante en Colombia de la industria militar sionista y representante de Hal Cal, empresa contratista del Ministerio de Defensa Israelí.
La población que fue sometida al control narco-paramilitar y a su propaganda, es la base electoral de la extrema derecha colombiana que monopolizó la política y la prensa, coparon los poderes públicos, despojaron tierras campesinas, cometieron el genocidio contra los opositores de la izquierda, Unión Patriótica, Partido Comunista, Frente Popular, movimiento A luchar y la Central Unitaria de Trabajadores CUT, violando las normas del Derecho Internacional Humanitario como denuncian hace décadas las organizaciones sociales colombianas y -desde el 2004- la Delegación Asturiana de Derechos Humanos y Paz, que cada año recorre regiones inmersas en el conflicto armado interno que ya suma más de setecientas mil víctimas mortales y cerca de diez millones de personas desplazadas.
Las élites colombianas y algunas multinacionales son beneficiarias directas del catecismo sionista que incluye prácticas sistemáticas documentadas, como la decapitación pública de personas, la evisceración de mujeres embarazadas, el desmembramiento con motosierra, el sicariato, el uso de carros bomba accionados por control remoto y el uso de bombas en aeronaves civiles -como la que derrumbó el vuelo 203 de Avianca en noviembre de 1989-, el desplazamiento forzado mediante el terror, el uso perverso de la justicia penal para miles de apresamientos ilegales y la desaparición forzada de unas ciento diez mil personas, muchas de ellas opositoras del neoliberalismo impuesto con la guerra.
Todo un catálogo del horror desplegado por décadas bajo los bombardeos del Plan Colombia financiado por los Estados Unidos y por la Unión Europea con la excusa de combatir el narcotráfico y a las insurgencias.
Más de 6.400 ejecuciones extrajudiciales cometidas por el ejército nacional cuyas víctimas fueron disfrazadas con ropas de camuflaje después de ser asesinadas a mansalva y presentadas en los medios masivos de propaganda del terror como “guerrilleros dados de baja en combate”, constituyen un crimen de lesa humanidad cometido por el responsable de mandar las tropas, el expresidente y ficha del cartel ALVARO URIBE VÉLEZ, siguiendo la misma cartilla desplegada hoy por los instructores sionistas en Palestina, que pretenden justificar el asesinato en masa de personas civiles y mostrarlas como “éxitos” contra el terror.
Además, desde 1982 más de diez mil soldados del ejército colombiano han sido enviados a la península del Sinaí que tiene significado religioso para los que afirman que en sus alturas Dios entregó las tablas con los mandamientos fundantes de la nación israelí, pero sobre todo con alto valor estratégico por su cercanía al canal de Suez, foco de nuevas tensiones en estos días por el despliegue sionista en Palestina.
Petro rompe el triángulo del terror
La derecha gobernante en Colombia -hasta hace dos años- siempre ha tenido las mejores relaciones militares y de negocios con la entidad sionista.
Entre el 2002 y el 2006, durante el primer gobierno del ultraderechista ALVARO URIBE VÉLEZ, la fuerza pública colombiana fue una de las que más creció en el mundo llegando a quinientos mil efectivos, la mayoría en un ejército envenenado por la doctrina del enemigo interno.
Al tiempo, Estados Unidos montó en costas, llanuras y selvas colombianas siete bases militares y centenares de radares con el fin de vigilar y amedrentar gobiernos díscolos en lo que considera su “patio trasero”.
Colombia duplicó en esa época la compra de armamento y de material militar al ente sionista israelí formándose un triángulo del terror: Estados Unidos – Israel – Colombia.
Decenas de miles de fusiles Galil y decenas de aviones KFIR entraron a formar parte del arsenal que usaron para asesinar campesinos y guerrilleros y para amenazar con invadir a Venezuela e intervenir en países soberanos que en Nuestra América estaban fuera de la égida imperial, como Cuba, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Ecuador…
Y así Colombia pasó a ser el matón del barrio. Según los países hermanos vecinos “el Caín de América”.
Años más tarde, en el 2020, IVÁN DUQUE, delfín de Uribe, firmó el Tratado de Libre Comercio entre Colombia e Israel.
Dos años antes JUAN MANUEL SANTOS había marcado el cambio de rumbo frente a la guerra eterna que le valió el Nobel al negociar y firmar el Acuerdo de Paz con las FARC y reconoció a Palestina como Estado.
La “relación especial” entre los gobiernos de Colombia e Israel se acabó el pasado primero de mayo cuando el gobierno de GUSTAVO PETRO y FRANCIA MÁRQUEZ en su saludo a la valiente clase obrera, anunció que rompía relaciones diplomáticas y comerciales con el ente sionista, como respuesta al ataque perpetrado durante el reparto de comida y de ayuda humanitaria en Gaza.
“El mundo debe bloquear a Netanyahu” dijo Petro. La cancillería colombiana comunicó las razones: el gobierno de Israel «no ha respetado los principios de distinción, proporcionalidad ni precaución que sustentan el derecho internacional humanitario».
Además, el gobierno progresista de Colombia acusó en la Cumbre de la CELAC a la Unión Europea, a los gobiernos de Francia, Alemania, Estados Unidos y al Reino Unido por facilitar armas para el genocidio y por permitir que se tiren bombas sobre Palestina y “sobre la humanidad toda”, y procedió a ordenar la suspensión de la compra de armas por Colombia a Israel y a parar las exportaciones de carbón colombiano al sionismo.
Petro rompió de hecho hace tres meses el triángulo del terror montado por el imperio y el sionismo en la cintura de América.
En la práctica el gobierno colombiano ya aplica sanciones económicas y diplomáticas contra el sionismo.
El fascismo sionista en Venezuela
El sionismo como punta de lanza del fascismo está penetrando en América Latina a través de políticos de ultraderecha como Javier Milei en Argentina y tiene en la jefa de la oposición venezolana MARIA CORINA MACHADO una agente en la primera línea.
MARIA CORINA está muy ligada a los intereses de Estados Unidos, que como es público y notorio solo defiende en Venezuela la democracia y la libertad. (No vaya alguien a pensar que va por petróleo, hierro, aluminio, manganeso, oro, diamantes, torio, tierras raras, níquel, plomo, titanio o zinc).
La muy “patriota” Corina que tan buena prensa tiene en España, aplaude el bloqueo y las sanciones económicas de Estados Unidos contra el pueblo de Venezuela.
Es la jefa de Edmundo González Urrutia, candidato opositor en las recientes elecciones y es -Corina- una de las principales fichas del fascismo sionista en el país hermano.
Corina Machado ha validado el genocidio contra Palestina, aplaudió el bombardeo israelí contra la embajada de Irán en Damasco-Siria y viene pidiendo -sin sonrojo y por escrito- desde hace seis años al gobierno criminal de Netanyahu que intervenga militarmente en Venezuela, país amenazado, bloqueado por el imperio y sometido a intentos de golpes de Estado y cuya Asamblea Nacional aborda -en estos días- el debate de un proyecto de ley contra el fascismo, el neofascismo y expresiones similares.
Lo que está en juego en Venezuela es mucho más que unas elecciones y los valores de la democracia y de la libertad, mismos que el sionismo y el imperio nunca han respetado.
En realidad necesitan con urgencia reconstruir el triángulo injerencista que les rompió Petro, y afianzarse en un país rico y geoestratégico.
¿ Y la civilizada Europa, qué?
Mientras tanto las élites europeas actúan de manera irresponsable, servil, como potencia subordinada al interés imperial y callan timoratas o cómplices del nazi-sionismo y se dejan arrastrar hacia la debacle montándose en la guerra mundial que alista la OTAN.
La Comisión Europea quedó conformada por personajes que aplauden una guerra contra Rusia y China a la que no irán ni ellos, ni sus hijos ni sus nietos.
Varios países de Europa alistan para sus pueblos una pandemia peor: la del hambre, la muerte de su juventud convencida de que no volverá el servicio militar obligatorio.
Varios gobiernos nacionales ya anuncian y preparan medidas de ajuste fiscal severo, con la consiguiente reducción de gastos en salud, educación, vivienda y pensiones, para destinar gigantescas sumas del dinero público a comprarle armamento al complejo industrial, militar y financiero de los Estados Unidos.
Quieren imponer una economía de guerra que matará a millones de europeos y se llevará por delante el Estado de Bienestar y el Estado de Derecho levantados con tanto esfuerzo por los abuelos, si la población europea no lo impide movilizándose unida, por Palestina y por su propio futuro, por la humanidad, porque el imperio decadente y su engendro sionista pueden convertir a Europa en una enorme Palestina.
Doblan las campanas.
Palestina somos todos y hay muchos triángulos por romper.
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