sábado, 24 de febrero de 2024

Sobre la reconstitución del PCE y la nueva ruptura de la UJCE


Alonso Gallardo militante comunista … febrero del 2024

Recientemente Unión Proletaria, publicó este artículo El rescate del antisovietismo vulgar, a 2023, y la UJCE como aportación para el entendimiento de la militancia comunistas en la reconstitución del Partido Comunista en España, en la que creo que sitúa con acierto el combate de Lenin contra el trotskismo izquierdista y el oportunismo de derecha, pero discrepo que la comparación con el actual izquierdismo sectario y el oportunismo de derechas, sea de utilidad para la lucha y la reconstitución del PCE, más allá del estudio de cómo Lenin resolvía los problemas del movimiento comunista en los inicios del imperialismo en el siglo XIX, con el actual momento de colapso y de crisis sistémica global en el siglo XXI. Discrepancias también con la forma de la lucha de líneas en el PCE.

En primer lugar, el contexto económico y político actual es muy diferente al del momento en que Lenin vivía, en el cual, se iban surtiendo los elementos económicos y políticos que dieron pié a la caracterización del imperialismo como fase superior del capitalismo y los principios básicos de la construcción del partido bolchevique, en combate con el izquierdismo sectario y el oportunismo de derechas con el actual, de crisis terminal y global por colapso y sobreproducción del libre mercado monopolizado del capitalismo financiarizado, enfrentado en una guerra terminal con las potencias emergentes de carácter socialista como China, Vietnam, Cuba, Nicaragua, Venezuela o Bielorrusia y países con soberanía que desarrollan un capitalismo de estado como Irán, India, Indonesia, Brasil, Sudáfrica o Rusia, que compiten en un mercado globalizado con el imperialismo yanqui-occidental, donde a las fuerzas populares debemos conceptuarlas por su posición ante el enemigo principal del pueblo, situado correctamente en el imperialismo yanqui y sus aliados occidentales.

Lo poco que toca de análisis económico y político actual es en el primer capítulo "De Podemos a no podemos" y sin decir nada, de una etapa que indica por donde va la estrategia neoliberal nazi de la oligarquía imperialista yanqui-occidental. En lo económico, de un extractivismo brutal de todos los derechos del estado de bienestar social, sacándolos al libre mercado monopolizado para el que pueda pagarlo y reduciendo todo tipo de prestaciones de derecho como pensiones, subsidios o del cobro de las gestiones que obliga el estado: cuentas bancarias, seguros o permisos entre otras cosas, así como financiar bancos, empresas y monopolios privados con el dinero público. La nueva etapa se inicia en el 2008 con el gobierno de Zapatero del PSOE con la crisis de las subprime en EE.UU, continúa con los recortes y privatizaciones del 2011 con el mismo PSOE, que legisla lo fundamental reformando la constitución para garantizar el pago de la deuda y los recortes económicos y sociales, que después ejecutaría el gobierno corrupto de Rajoy del PP. Esta etapa, situá el rompimiento del pacto social construido durante la transición a cambio del estado de bienestar, en la actual situación geopolítica de ruptura de los acuerdos internacionales y resoluciones de la ONU por EEUU para mantener su hegemonía, y una mayor represión para garantizar la política económica recaudadora extractivista, para financiar las guerras internacionales de la oligarquía neoliberal nazi española.

Como bien dice el artículo, ante este mundo que se agota por colapso y crisis global del capitalismo de libre mercado, los comunistas seguimos encerrados en sí mismo con un fracaso de más de treinta años. Pero la movilización surgió a pesar de algunos desde las masas en forma de un movimentismo ajeno a los sindicatos de clase y partidos históricos de la izquierda, con una movilización en inicio, que confrontó con los límites democráticos del capital, la corrupción de la política y los recortes de los derechos sociales del estado de bienestar, a la cual, un marxismo leninismo sectario y cerrado en un infantilismo izquierdista y una izquierda socialdemócrata y neoliberal de IU, nucleada entorno a los neoliberales del PSOE que conformaban el régimen del 78, despreciaron pero no la anularon y entorno a consignas que sintetizaban los deseos de las amplias masas, destruyeron el bipartidismo neoliberal de derechas y de izquierdas del PP, PSOE-IU y nacionalistas, removiendo todo el tablero político construido durante la transición. Un movimiento que nació de la movilización espontanea de masas y que si no llega a conformarse a niveles políticos, el proceso de inserción orgánica del centrismo y la izquierda neoliberal en España, es fácil que hubiera tenido el mismo recorrido corto que el de los socialistas francesas y el eurocomunismo italiano.

Nunca llegaremos a unas conclusiones correctas en cuanto al programa, alianzas y táctica para desarrollarlo, sino hacemos una valoración correcta del momento en que vivimos y como llegamos hasta aquí, y una de las premisas claves está en conceptuar correctamente los éxitos del reformismo de izquierda, del fracaso de los marxistas leninistas y del marxismo occidental en general. Se critica sin fundamento político ninguno a Laclau y a Moufle, por renegar y criticar la versión occidental de un marxismo leninismo institucionalizado, trasmitido por el revisionismo soviético tras la muerte de Stalin en 1953, con el apoyo económico y mediático de las oligarquías imperialistas al grueso del movimiento comunista internacional bajo su influencia, de una concepción dogmática donde todo estaba definido por Lenin; mecanicista porque el movimiento de la lucha de clases en la sociedad no existía y metafísica, por representar el partido los intereses de la clase obrera, del pueblo y el estado.

Estos conceptos revisionistas del marxismo leninismo son los que llevó al oportunismo de derecha eurocomunista, a definir que al socialismo se puede llegar bajo el sistema democrático capitalista, mediante el desarrollo de la producción y la superación de las desigualdades mediante un mejor reparto, sin ver que la lucha de clases bajo el desarrollismo de los años cincuenta hasta los ochenta, se daba tras los pactos sociales entre la izquierda obrera y la patronal fordista, hoy rotos en la actual coyuntura por la crisis global del capitalismo de libre mercado. Esta parálisis de años, provocó el nacimiento de un reformismo que acertó en lo fundamental por su populismo de izquierda, con una estrategia activa convocando a la confluencia y la unidad de todo el pueblo. Desprecian a la clase obrera como sujeto revolucionario sumando identidades, pero acertaron en el momento adecuado a luchar por la unidad popular y en contra de todo pronóstico, derrumbaron al régimen del 78 y al bipartidismo PSOE-PP- nacionalistas de derechas que lo sostenía, incluso hasta la forma de hacer política, llevando la crisis interna al PSOE y a la forma de configurar alternativas de elección de los dirigentes burgueses, aquí con el inestimable apoyo de Zapatero que impuso en el PSOE la elección directa del candidato a la secretaría general del partido, permitiendo en confrontación con el aparato del PSOE y la oligarquía financiera española e internacional la victoria de Pedro Sánchez. Detalle de diferencias entre el nuevo reformismo y el neoliberal de Felipe González y Gaspar Llamazares.

Tampoco aporta nada positivo el precedente que narra de la escisión de la UJCE en el capítulo "La afirmación revolucionaria a finales del año diez del siglo XXI" y siguiente "El reciente giro de la UJCE" para entender como esclarecedora para los marxistas leninistas la escisión, cuando ellos mismos dan a entender que durante todo ese tiempo dentro de la UJCE, no solo tenían otro referente de estudio y trabajo, que puede ser correcto, sino que utilizando el cuerpo y el sustento de la UJCE como juventudes del PCE, la instrumentalizaron para crear otra opción ideológica y política ajena al PCE. Ideológica, porque nada presagia que la opción política del Movimiento Socialista asuma, que la lección fundamental del motivo de la derrota del nacionalismo vasco fue su independentismo, que provocó la división de la clase obrera española en la comunidad vasca y en otras, lo cual puede indicar, que sin una seria autocrítica, su nacionalismo prevalezca mañana sobre su sentido de clase y que en nombre del proletariado, siga introduciendo en su seno la división y la escisión identitaria nacionalista y sobre todo, cuando esa identidad fue formada como izquierda nacionalista a finales de los años setenta, por el pacto del PCE y CCOO con la oligarquía española, considerados como traición a la clase obrera porque dio pie a la democracia burguesa monárquica. Un paso dado por el grueso de la militancia vasca del PCE y del marxismo leninismo, que se escinden sumándose al movimiento nacionalista vasco a través de Herri Batasuna y sus tendencias, continuando la lucha desde el nacionalismo independentista, así también en otros lugares.

La UJCE son las juventudes del PCE y hacer trabajo político dentro de ella para crear otro partido, es hacer un trabajo fraccional en línea con el entrismo trotskista, nada parecido al debate político e ideológico leninista para conseguir la mayoría, desde la aceptación del principio democrático del juego de mayorías y minorías del centralismo democrático. El juego político de Lenin dentro de la formación socialdemócrata, era de una continua lucha de líneas en busca de su espacio político y la mayoría hasta que la consiguió y desde ahí, marcó la línea mayoritaria de los bolcheviques, pero no tiene nada que ver la organización socialdemócrata rusa con el PCE, donde el respeto al centralismo democrático con la toma de decisiones por mayoría, es la base de la reconstitución del partido.