viernes, 30 de noviembre de 2018

¿Cuál es el problema de la CSI? ¿Los eternos dinosaurios o el identitarismo burgués?


Lo que se cuenta en el artículo sobre “dinosaurios” publicado en la revista de la CSI contracorriente (1)  celebrado por empresarios, banqueros, políticos de derechas neoliberales y globalistas, antidisturbios, miembros de la brigada político-social y la burocracia sindical amarilla, esconde su enjundia; desde aquí queremos contar la verdad, por lo menos desde la perspectiva del sindicalismo de clase.

En junio del 2016, los círculos hicimos una valoración pública del resultado del VII Congreso de la CSI (2) en los medios de comunicación alternativos del campo popular. En él, hablábamos de lo viejo que no quiere morir en referencia a los dinosaurios, con sus vicios sectarios y su sentido de propiedad sobre el sindicato que más tarde quedo reflejado como ejemplo de crítica constructiva (3) Pero también se  valoró el peligro que representa el radicalismo infantil como individualismo desideologizado de bases identitarias, el cual, tras dos años sin luchar contra las políticas de austeridad, la represión y  bloqueado al sindicato en el desarrollo de su estructura organizativa, se blindan en una Ejecutiva centrada en la violencia de género, como falsa alternativa feminista y el cobro por la mujer de los cuidados paliativos y del hogar, por encima del derecho al trabajo y a su emancipación social, parecido con la cooficialidad de la lengua asturiana y de Asturias como país, sin explicación de derechos ni deberes para con la clase obrera y el pueblo y similar con la renta básica universal, por encima del derecho y la obligación al trabajo para la ciudadanía como ser social, prioridades todas ajenas al debate de la CSI en Asambleas o Congresos y fuera de la transversalidad histórica del discurso de clase. Posiciones ajenas, pero muy activas en las movilizaciones junto a partidos burgueses y movimientos identitarios, algunos progresistas en el sentido de expresión de la feminista Nancy Fraser (4) subvencionados por gobiernos, instituciones, poderes económicos y planificado y dirigido por los medios de comunicación burgueses.

Para situarnos por encima de las prácticas oportunistas ajenas a toda ética de izquierdas, contaremos, que la renovación de cuadros en el VII Congreso de la CSI, pasó por la integración de las enmiendas y aportaciones que trataban la parálisis organizativa de la CSI que eran la mayoría, con la ponencia de la Ejecutiva saliente de balance de organización, tema acordado por unanimidad, incluido los dinosaurios que ahora saltan, que junto al informe del Secretario General y el de finanzas, formaban el cuerpo central para el VII congreso como propuesta de la ejecutiva saliente, al cual podían añadírseles para el debate, las  aportaciones individuales o colectivas de la afiliación sobre ecología, feminismo, solidaridad etc. Las cuales fueron expuestas, pero elevadas motu proprio por la Mesa Presidencial del VII Congreso, al mismo rango que las ponencias marco de la Ejecutiva saliente, siento todas votadas y elevadas al mismo nivel orgánico como resoluciones acordadas y fue así, porque lo que importaba era que nadie las leyera y mucho menos debatiera. Mientras el debate congresual versaba  en organización, organización y organización para luchar mejor contra la austeridad, la represión y las guerras imperialistas, como así lo centraba la parte ideológica y política del documento de balance organizativo aprobado.

Que pasado el ecuador de los dos años salten dinosaurios criticando entre bambalinas, no es casualidad, más bien una táctica para lograr la dimisión del Secretario general de la CSI, de ahí su minusvaloración política injusta continuada, con el objetivo de lograr un congreso extraordinario y dejar así su propia herencia patriarcal en el sindicato, para negar su necesidad mañana bajo la idea revisionista de  la pérdida de la clase obrera de su carácter de sujeto revolucionario. Esta es la explicación por la que algunos dinosaurios ahora discrepan y lo hacen, porque el Secretario General más una parte de la Ejecutiva y el grueso del Órgano de Dirección, no asumen la parálisis organizativa, la desmovilización social ni el explosivo elaborado en formato de protocolo interno contra la violencia de género, que el sector identitario neoliberal quiso imponer más allá o acá de su justeza, pero callando con nocturnidad y alevosía ante el Órgano de Dirección, que la intervención sociopolítica de la Ejecutiva del sindicato, fuera de la orfandad de la movilización de las secciones sindicales contra la represión, es exclusiva para con las políticas de los movimientos sociales identitarios ante la inexistencia de una clase obrera revolucionaria, políticas con las que hemos sido solidarios pero nunca eje central, porque nunca fueron discutidas en asambleas, congresos ni formado cuerpo ideológico de la CSI separado de la lucha de clases.

En cambio el acuerdo mayoritario, visto que ya no unánime del VII Congreso de la CSI, de volcarse en la organización de ejecutivas comarcales, sectores, secciones sindicales, equipos de trabajo, secretarias o áreas,  bajo un análisis sociopolítico y económico del estado de crisis global del sistema capitalista y de la guerra, para centrar mejor el combate contra el paro, la precariedad, el desempleo, la falta de libertades en los centros de trabajo y en la calle, todos ellos temas congresuales acordados, continúan paralizados cuando no bloqueados, por negar una discusión nada bizantina, eso de si son galgos o podencos las políticas identitarias burguesas de cuestión de género y país fuera de la lucha de clases.

Alonso gallardo del círculo comunista de unidos podemos y de la CSI      noviembre de 2018